Anjeles Iztueta Azkue/Consejera de Educación del Gobierno Vasco

La fiesta de la Escuela Publica Vasca, además de una oportunidad para el ocio, nos recuerda la necesidad de una mayor relación entre el profesorado, los padres y madres y el propio centro de cara a conseguir mejores resultados en la educación de nuestros hijos e hijas. La educación es más eficaz cuando hay colaboración entre la familia, el profesorado y los centros. El diálogo fluido entre todos los agentes implicados nos ayuda a ser eficaces, a ser más coherentes y, por tanto, nos ayuda a ser modelo y referencia para nuestros pequeños. Para una enseñanza óptima y de calidad que evite mensajes contradictorios se necesita una gran comunicación entre padres-madres y profesorado. El sistema educativo vasco necesita la profesionalidad, la motivación y entrega del profesorado, pero también necesita el apoyo de los padres y madres para una educación de calidad. Si no hay una interacción entre centro, profesorado y-familia es muy difícil obtener buenos resultados. Hay que hacerlo por amor, por eficacia y porque compartir ese mundo nos hace a todos más felices.

Estas últimas dos décadas hemos asistido a una profunda transformación de la vieja escuela para adaptarse al proceso de normalización lingüística que nuestro pueblo requería. La recuperación progresiva del euskera no habría sido posible sin el esfuerzo realizado por toda la comunidad educativa. Nunca agradeceremos lo suficiente al profesorado la dedicación, la energía que ha empleado para euskaldunizarse y todo lo que eso ha supuesto en la normalización y recuperación de nuestro idioma. Pero, en estos momentos, la escuela pública vasca ha de transformase en una escuela multilingüe, y para ello se precisa reforzar el euskera en el Modelo A, potenciar de forma generalizada el uso del euskera en la vida cotidiana y seguir avanzando en el aprendizaje del inglés.

Pero la escuela pública vasca también es una oferta de pluralidad y tolerancia como base para la cohesión social de nuestro pueblo. Nuestro sistema educativo, desde el respeto y conocimiento de la historia y la cultura de nuestro país, debe ser un espacio de sociabilidad, un espacio de diálogo intercultural. En este sentido, el sistema educativo vasco y la escuela pública en particular, tienen que hacer un esfuerzo para incorporar al currículum educativo la historia del País Vasco y la cultura vasca.

Pese a lo que se diga desde postulados interesados y alejados de la realidad que aquí se vive, los valores que se enseñan y guían el modelo educativo vasco son aquellos que pregonan la convivencia democrática, la actitud crítica, la coeducación, la igualdad, la justicia, la necesidad de una mayor participación social, el respeto al pluralismo, la libertad de conciencia, la solidaridad, la tolerancia y el respeto mutuo, la defensa de los derechos humanos, la resolución pacífica de los conflictos y la dignidad como esencia básica e imprescindible del ser humano.

En la escuela pública vasca también existen retos, aspectos en los que es necesario mejorar. El primero de ellos es entender que existe un sistema educativo vasco del que forman parte las ikastolas, los centros religiosos, la escuela pública vasca, y que para conseguir una enseñanza de calidad debe haber colaboración entre el sector público y el concertado. Debemos pasar del binomio escuela pública-escuela privada a un modelo de diálogo permanente e implicación de todas las escuelas subvencionadas con fondos públicos. Entender que el sistema educativo vasco es una red integrada e integradora de centros financiados con fondos públicos para que se produzca una plena integración de la oferta pública y concertada en la planificación y programación educativas.

Hay que lograr una escuela flexible, abierta, implicada e interactiva con su entorno más inmediato: barrio, pueblo Abrir los centros educativos a los estímulos y aportaciones del exterior, poner sus recursos a disposición del barrio, del pueblo, para compartir espacios, saberes, actividades.

La calidad de nuestra educación se juega cada día en la realidad concreta de cada centro, verdadero y auténtico protagonista del proyecto educativo. De sus dotaciones personales y materiales, de su organización, de su capacidad de innovación, de su relación con su entorno dependen sus resultados, su éxito, su fracaso. La mejor política educativa es la que crea las condiciones para un máximo funcionamiento autónomo de cada centro escolar, de modo que el éxito de su alumnado dependa cada vez menos de factores externos y alejados y sea consecuencia de la dedicación profesional de la comunidad educativa.

Entendemos que la estabilidad del profesorado es calidad de enseñanza, por eso hemos convocado una Oferta Pública de Empleo cuyos exámenes tendrán lugar este verano. Y por eso hemos adquirido el compromiso de convocar una nueva OPE antes de finalizar esta legislatura

Algunos de nuestros centros docentes presentan deficiencias: no tienen patios cubiertos o polideportivos, en muchos casos los edificios están viejos y necesitan obras de rehabilitación. Vamos a modificar la normativa para descentralizar y agilizar el desarrollo de las obras. La implicación familiar y social es calidad educativa. Hay que trascender la participación por delegación y plantearse e impulsar la participación en la acción, con proyectos concretos que impliquen a padres y madres.

Son muchos los retos, pero el futuro de nuestro país y de nuestras familias merece todo nuestro esfuerzo.

Fuente: Anjeles Iztueta