No solamente es comprensible, sino también lógica la cólera que hace saltar chispas desde los “gilets jaunes” o chalecos amarillos. Que la factura de la energía se doble de año en año, mientras no puedes llegar a fin de mes, tendría que hacer saltar los plomos a mucha gente. El contrato social solamente tiene legitimidad si la política es justa. Y si las medidas políticas no son justas, no hay justicia, ni política, ni mucho menos justicia social.
Es difícil identificar las reivindicaciones concretas de este movimiento. El caso es que después de 3 semanas de protestas, el Gobierno francés ha frenado –por ahora- la subida de impuestos a la energía que pretendía poner en marcha a partir del 1 de enero. Pero la gasolina hace rato que aviva el fuego, y lo que era una protesta de chalecos amarillos se ha extendido a médicos, profesorado, conductoras… ¡incluso al cuerpo de bomberos!
Intentemos analizar los 3 ejes que convergen en estas protestas: Bienestar, escala humana y territorialidad.
Bienestar: Desde la izquierda y quienes queremos garantizar el estado de bienestar, defendemos unos servicios públicos de calidad. Para ello, es imprescindible un sistema impositivo progresivo; que cada quien aporte fiscalmente según sus bienes, siempre con el objetivo de redistribuir de manera justa y solidaria. La reivindicación de bajar los impuestos –tan de moda en los partidos de derecha- no trae sino la degradación de los servicios públicos, y la “modernización” de la que tanto hablan, no significa más que privatización en beneficio de unas pocas grandes empresas. ¡Esto es lo que nos debiera llevar a llenar las calles!
Escala humana: En tiempos en los que el coche es dueño y señor, en los que la subida de precios de la vivienda no tiene techo, en los que tampoco tienen techo las cada vez más personas desahuciadas, en los que no hay trabajo ni comercio en los pueblos, y las grandes áreas comerciales nos hacen movernos –en coche- a las afueras… algo estamos haciendo mal. Las estrategias de gobierno no pueden estar enfocadas a deseos individualistas, siguiendo un modelo liberal, sino que deben impulsar unas políticas urbanísticas y de movilidad a escala humana. El concepto “kilometro cero” no solo es aplicable a los alimentos, sino también al empleo, a los servicios, y por supuesto, a la ciudadanía. Debemos recuperar las calles en todos los sentidos.
Territorialidad: Aquí nos centraremos en Iparralde, pues desde Hegoalde ya hay quienes quieren romper con el “estado de las autonomías” y copiar el modelo jacobinista francés. La Mancomunidad nació hace casi dos años. Un gran logro, sin ninguna duda. Pero no nos podemos quedar en ello, y ahora hay que trabajar para llenar de contenido al Elkargo. Aun estamos lejos de las libertades políticas, pero debemos desarrollar competencias para gestionar correctamente este tipo de casos. Así, dejaremos de vivir mirando a París, sintiendo que somos periferia, y tomaremos la centralidad, avanzaremos tomando nuestras propias decisiones y fortaleciendo la colaboración con los gobiernos de la CAV y Nafarroa. Porque parece que tenemos más cerca Andalucía que Hendaia, y parece que París es más cercano que Gasteiz o Iruña. La periferia es cuestión de punto de vista. Cambiemos el foco y pongámonos en el centro.
Y ya que hablamos de movilizar a la ciudadanía, no podemos obviar la fuerza de la ultraderecha para la movilización. El giro hacia la ultraderecha que cada vez es más evidente en Europa, también ha llegado a Francia y España. Y alguien podría decir que todas las ideas son respetables. Las ideas sí, pero las políticas basadas en la ideología fascista, no. Que no. Decimos alto y claro que las medidas y fuerzas contrarios a los derechos de las mujeres, las clases sociales humildes, las personas migrantes, LGTBI, las personas jubiladas, las soberanistas y la juventud, y contra la justicia social, los servicios públicos y el derecho a decidir no merecen respeto.
Que todo esto sirva para analizar cómo hacemos frente a las injusticias. La primera oportunidad la tenemos hoy mismo, 6 de diciembre, a las 12 del mediodía, partiendo de la Plaza Elíptica de Bilbo, para reivindicar la República Vasca defendida por personas libres y que garantizará derechos sociales, políticos y civiles, frente a un régimen monárquico que nos trata como súbditos y no nos permite ser libres.

Iria Epalza Markoartu
Secretaria de Comunicación de Eusko Alkartasuna

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