Durante estos días estás en Euskal Herria, dándonos a conocer la experiencia que viviste hace 50 años, al ser la primera mujer con dorsal que llegaba a la meta de la Maratón de Boston. Has venido invitada por la carrera Behobia-San Sebastián, y has sido homenajeada al comienzo de la carrera. La organización de esta cada vez más popular carrera quiere que para el 2025, el 50% de quienes participen en ella sean mujeres. Dentro de esa campaña tan necesaria como loable, te han homenajeado a ti, Kathrine Switzer.
Te he escuchado en varias entrevistas, y he escuchado lo que te ocurrió hace 50 años; cómo intentaron apartarte de la carrera por el mero hecho de ser mujer; cómo te insultaban y gritaban desde las aceras -también te aplaudían-; cómo decidiste seguir adelante, demostrando que las mujeres tenían el mismo derecho a participar en esa carrera, y cómo llegaste a la meta. Gracias a tu fuerza, hoy lo extraño sería no ver a mujeres correr maratones, o cualquier tipo de carrera.
Cuando oigo tus entrevistas, me emociono. Me emociono pensando en las mujeres que se oponían a que tú corrieras. Me emociono al pensar en lo que sufrirías, pero también me emociono imaginando ese instante en el que decides seguir adelante por tu derecho a participar en esa maratón, y por el derecho de todas las mujeres a participar en la vida pública.
Pero si te soy sincera, esta emoción tiene también un deje de enfado. Me enfado porque nuestra sociedad tiene muchas mujeres como tú, y porque esas mujeres quieren salir desfilando en las fiestas de sus pueblos en este caso, y porque, como a ti durante la carrera de Boston, a estas mujeres las insultan y las agreden, y les dicen que por el simple hecho de ser mujeres no pueden participar en las fiestas de sus pueblos. Y no creas Kathrine, que esto sucede en un pueblo que no conoces o hace 50 años. Estos vergonzosos hechos se dan todavía hoy, y desde hace más de 20 años en Irun, el pueblo donde te hicieron el homenaje, y en Hondarribia, su población vecina.
En Irun y en Hondarribia cada año hoy mujeres –y hombres- que deciden hacer el recorrido completo del Alarde, para que alguna vez sea normal poder desfilar en él; o dicho de otra manera, para la igualdad sea normal.
Con el mayor de mis respetos hacia ti, y hacia todas las mujeres del mundo que luchan por el derecho a la libre participación de las mujeres.
Lohitzune Txarola Gurrutxaga
Secretaria de Derechos Humanos de Eusko Alkartasuna