- ¿Cuál es su
análisis de los resultados de la reciente encuesta de Cíes?
- Que ofrece un resultado realista. Y que insiste
en una seña preocupante: la consolidación de una sociedad poralizada
en la que si no se aplican políticas de consenso y de convivencia en
lugar de las actuales políticas de confrontación cabe el riesgo
de que esa poralización acabe en enfrentamiento. La sociedad navarra
es distinta a esa que les interesa mostrar como única a UPN y a sus apoyos
mediáticos. UPN ya ha demostrado qué quiere y qué busca
y su falta de interés en tratar por igual a todos los ciudadanos navarros
tiene un evidente riesgo de ruptura social.
- ¿Y desde un punto
de vista político?
- Hay temas relevantes, como el claro rechazo
a la política de UPN en materia de euskera, entre otras razones porque
la sociedad contempla la recuperación de nuestra lengua original como
algo muy normal y necesario, sin otras consideraciones políticas o partidistas.
O la evidente demanda ciudadana de una política de vivienda distinta
a la desarrollada hasta ahora por UPN, distinta y ajena a los intereses particulares
de determinados grupos de presión.
- Juan Cruz Alli interpreta
que la sociedad navarra está cava vez más anclada en la autocomplacencia.
- Es evidente que algunas respuestas de la encuesta
trasladan una sensación de paralización en la sociedad, un conformismo
excesivo y autocomplaciente consigo misma. Eso demuestra que son necesarias
nuevas ideas, nuevas formas en el Gobierno para recuperar el impulso político
que necesita la Comunidad.
- ¿Por qué cree
que la valoración de instituciones clave como el Gobierno o el Parlamento
es negativa?
- Parece que las instituciones, todas ellas,
no salen muy bien paradas en cuanto a cotas de prestigio entre los ciudadanos.
Parece, en este sentido, evidente la necesidad de abordar reflexiones que nos
permitan poner medios nuevos para superar tanto esa paralización social
como recuperar la funcionalidad realmente democrática que debe corresponder
a las instituciones, porque de la adecuada interrelación entre ambas
partes deben surgir las decisiones idóneas para afrontar los retos de
construcción de futuro para las nuevas generaciones de navarros.
- En los últimos días
se ha denunciado desde diversas instancias parlamentarias la existencia de una
campaña política de desprestigo de esta institución. ¿Qué
opina?
- Es evidente que hay un intento de desprestigio
del Parlamento como institución, sobre todo porque su función
de control al Ejecutivo, esa base democrática de actividad política,
es incómoda para el poder. Y da lo mismo la excusa: si las obras de la
nueva sede se retrasan, la responsabilidad es del Parlamento; si el Gobierno
no funciona, está anquilosado y superado por los retos actuales, es culpa
del bloqueo de la oposición en el Parlamento; si el Parlamento hace un
viaje institucional en representación de Navarra, se despilfarra el gasto
público… Y si se ve quién y desde dónde fomenta esa campaña
de desprestigio, la maniobra política se hace aún más evidente.
- ¿Cree posible un
cambio político en el Gobierno de Navarra a medio plazo?
- Esa decisión la tomarán finalmente
los ciudadanos. Por lo que toca a los partidos, debería empezar por haber
más niveles de confianza entre los partidos políticos. Sobre todo
en caso del PSN, que ha sido el sostén del Gobierno de UPN y de sus políticas
durante varios años. Ese periodo de apoyo total ha permitido a UPN introducir
de forma profunda sus políticas conservadoras y le ha facilitado una
actuación política en la que Navarra aparece como su cortijo particular.
- ¿Por ejemplo?
- Ha descendido el apoyo económico a
las entidades locales, se ha hecho una política de vivienda ajena a las
necesidades de los ciudadanos y centrada prioritariamente en los intereses particulares
o se ha potenciado una política de bienestar social sustentada en el
puro clientelismo… En definitiva, UPN ha utilizado el apoyo del PSN para implantar
valores sociales al modo y manera en que UPN-PP entienden la sociedad y no a
lo que ha sido tradicionalmente la sociedad navarra, más abierta y equilibrada
social y territorialmente. Por no hablar de la contrarreforma lingüística,
que más allá de lo ridículo de muchas de sus actuaciones,
tiene un profundo calado político, ya que supone utilizar los recursos
generados por todos los ciudadanos para eliminar del panorama social una de
las dos lenguas propias de la Comunidad. Es un hecho sin comparación
posible en Europa al que confío en que los tribunales sepan poner fin.
- ¿Cómo valora
el pacto entre UPN y CDN para los Presupuestos de 2002?
- Lo más curioso es que se enumeran una
serie de cuestiones como básicas en ese consenso, pero luego no aparecen
recogidas en el proyecto de Presupuesto. Sería bueno que se aclarase,
en primer lugar, qué pacto se ha hecho y a qué aspectos afecta
realmente. Es un pacto del que uno, CDN, no debe estar contento y, en el caso
del Gobierno, es una jugada política que sólo se explica si se
entiende como la vía rápida para presionar al PSN y obligarle
a volver al redil, ya que en sí mismo no tiene ninguna funcionalidad
real, toda vez que no suma ni los votos necesarios para ser aprobado en el Legislativo.
- ¿Hay una unidad de
acción política en el Parlamento entre PSN, IU y EA-PNV?
- Hay un intento de poner en marcha un marco
de confianza desde el que avanzar hacia políticas de consenso y acuerdo.
Se trata de responder a lo que demanda buena parte de la sociedad navarra, que
reclama insistentemente una alternativa progresista a UPN que ofrezca cambios
importantes en los modelos de gestión económica y social y también
de convivencia y respeto mutuos. En el fondo político de esa estrategia
hay mucha similitud con los pasos que se están dando en Cataluña
entre el PSC, ERC e Iniciativa per Catalunya.
- ¿No pueden las diferencias
de fondo o de estrategia entre esos tres grupos, que muchas veces saltan a la
vista, entorpecer finalmente la andadura de ese camino?
- Son reales y existen, pero también
forman parte de la lógica política y ahí está el
ejemplo del pacto entre UPN y PSN sobre la composición del Consejo Audiovisual.
Pero, en mi opinión, es un ejercicio de responsabilidad necesario buscar
los puntos de encuentro que permitan ofrecer a los ciudadanos la posibilidad
de poner en marcha un cambio real en la forma de gobernar a favor del interés
común. Y es el PSN el que debe optar entre la continuidad del actual
modelo de UPN o por impulsar un cambio necesario.
- Usted ha reiterado que la
prórroga de los Presupuestos sería negativa. ¿Es posible
el acuerdo en el proceso parlamentario de las enmiendas?
- Siempre es bueno contar con nuevos Presupuestos.
Y, en ese contexto, el Gobierno de UPN tiene la responsabilidad de ofrecer al
Parlamento una previsión de gasto lo suficientemente mejorada como para
lograr los apoyos necesarios para ser aprobada. Si UPN y CDN están dispuestos
a apostar por la mejora, nuestras enmiendas han sido presentadas con esa intención,
la de ser aprobadas y mejorar el proyecto inicial.
- ¿Qué opinión
le merece la irrupción de Aralar en el panorama político de Nvarra?
- Está por ver el alcance real de ese
grupo. En primer lugar, tiene que hacer evidente la realidad de su despegue
de las estrategias que se sostienen sobre la violencia y también esas
ganas de esforzarse responsablemente por asentar una convivencia democrática
desde el respeto a los derechos humanos. Les toca demostrarlo: los demás
llevamos muchos años apostando por esos parámetros como camino
para construir país. Es necesario decir bien alto, ahora que la manipulación
mediática y política en favor de los intereses partidistas de
Aznar alcanza cotas que incluso falsean la historia más reciente, que
el nacionalismo vasco nunca ha aceptado la utilización de la violencia
como método político, una afirmación que difícilmente
pueden hacer otras formaciones políticas, tanto del ámbito de
la derecha como de la izquierda.
- ¿Y la pérdida
de apoyo social que las encuestas anuncian para Batasuna?
- En Navarra, el camino que siguen es el mismo
que ya se comprobó en la CAV en las elecciones del 13 de mayo. Y seguirá
ese camino en tanto que la reflexión interna de Batasuna no asuma como
realidad que la ciudadanía no acepta de ninguna manera la violencia como
método político. Si no lo hacen, si no hay una defensa clara de
los derechos humanos y de la legitimidad de todas las ideas, su pérdida
de espacio político y apoyo social irá cada vez a más.
Pero no parece que su reflexión vaya en esa línea.
- En lo que afecta a la coalición
EA-PNV, la encuesta prevé una tendencia al alza. ¿Cómo
lo valora?
- Cuando las encuestas sitúan a tu grupo
al alza, la valoración sólo puede ser positiva. Espero que en
el futuro se siga contemplando esa tendencia al alza.
- ¿Es una señal
de que ese modelo electoral podría tener continuidad en Navarra en las
elecciones de 2003?
- Creo que pueden cambiar muchas cosas de aquí
al 2003 y si, por ejemplo la situación de violencia fuera otra, la coyuntura
política y electoral también podría ser distinta. Cada
coyuntura requiere un análisis determinado, pero es cierto que en Navarra
hay una tendencia al alza de los planteamientos políticos de trabajo
de la coalición EA-PNV y ése es uno de los factores a tener en
cuenta.
- ¿Cree posible avanzar
hacia una oferta electoral del ámbito nacionalista con mayor unidad?
- No lo veo por ahora claro. Algunos sí
sabemos donde estamos, pero otros deben aclarar aún sus puntos de vista
determinadas cuestiones, qué son, qué hacer, cuántos son
y para qué quieren estar en una operación en ese sentido. Cuestiones
como los derechos humanos, el rechazo a la violencia o el respeto a las ideas
del adversario político deben ser fundamentales y, por ello, tienen que
estar muy claras para todos.
- ¿Qué opina
del intento del PP de retirar las subvenciones electorales a Batasuna?
- Puede cuestionarse desde el punto de vista
de la legitimidad legal, porque así se han pronunciado hasta ahora los
tribunales. Creo que, además de un intento de situarse por encima del
poder judicial, en esa campaña hay grandes dosis de demagogia y aprovechamiento
partidista. Personalmente, creo que obvia que Batasuna representa a los ciudadanos
que le votan, en el caso de Navarra a ciudadanos navarros, y mientras sea un
partido legal, no tiene encaje esa decisión, al menos desde el punto
de vista democrático.

“La actitud del PP muestra la talla política real de Aznar”

– ¿Qué se puede esperar de la Conferencia de Paz que ha puesto
en marcha Elkarri?
- Que sea un espacio de encuentro. Sería
suficiente para empezar. Y también es importante que se hayan implicado
personalidades de renombre y prestigio internacional como Saramago, Rigoberta
Menchú, Danielle Mitterrand, Federico Mayor Zaragoza o John Hume, quien
jugó un papel trascendental en el proceso de paz de Irlanda.
- Hay sectores del nacionalismo
vasco que defiende dejar de lado los postulados soberanistas mientras ETA mantenga
su actividad armada.
- Todas las opiniones son válidas y merecen
respeto, pero en este caso más que sector del nacionalismo, creo que
son personas concretas que han formado parte del nacionalismo vasco, pero que
ahora, sinceramente, no sé donde ubicarlos desde el punto de vista político.
Tras esa reflexión, que surge de los laboratorios políticos del
PP, hay una utilización manipuladora de la violencia para desligitimar
no a quien la practica o apoya, sino al nacionalismo vasco. Como existe ETA,
que asesina, chantajea y nos machaca como pueblo, tenemos que callarnos nuestras
opiniones políticas: es una utilización de la violencia en contra
de los intereses nacionales vascos. Más aún cuando hay un nacionalismo
español que sí está ejerciendo políticamente para
llevar a cabo sus postulados nacionalistas españoles. ¿Ellos sí
pueden y yo tengo que aparcar los míos? Parece inaceptable como regla
de un juego democrático.
- ¿Es realista pensar
en el fin de la violencia?
- Mantener la esperanza impide caer en el fracaso.
Hay que poner todos los medios democrático para exigir a ETA que abandone
la violencia. El Gobierno del PP tendrá que solucionar un problema de
orden público que machaca al pueblo vasco, pero afecta también
al conjunto de los ciudadanos del Estado. Y los partidos deberemos abordar con
honestidad al origen del conflicto y ofrecer soluciones al mismo.
- ¿Cuál sería
el primer paso en ese sentido?
- Primero, debemos encontrarnos y, a partir
de ahí, hablar mucho y con generosidad mutua. Es importante reconocer
la legitimidad de todas las ideas y asumir que estamos en un determinado marco
jurídico, pero también a la posibilidad de superarlo, y, a partir
de ahí, intentar llegar a acuerdos.
- ¿Cómo ve la
actual ETA?
- Dramática. Creo que, además
de reflexiones políticas, la violencia necesita reflexiones humanas y
personales. ¿Cómo uno puede decidir asesinar a alguien?… Me
resulta inconcebible como persona. ¿Qué pensarán las madres
de los asesinados o las madres de esos jóvenes de 20 años que
aprietan el gatillo y optan por asesinar a otra persona? Políticamente,
sobre todo ha que insistir en negar cualquier legitimidad a ETA. Quien decide
chantajear o asesinar o generar sufrimiento es alguien que no acepta las reglas
del juego democrático. ¿Alguien tenía dudas aún
de que esa actitud no corresponde a una ideología totalitaria? Creo que
tiene que llegar el final de la violencia. La ciudadanía no quiere eso
y si ETA quiere mantenerse como referente político debe asumirlo.
- Antes ha mencionado la posibilidad
de que la situación política pueda cambiar antes de 2003. ¿Hay
contactos en ese sentido con ETA?
- Desde EA, no. Y no me consta que los haya
desde el Gobierno de la CAV.
- Usted destaca que el punto
de partida es el encuentro entre las diferentes opciones políticas y
el diálogo, pero nada en la realidad política diaria indica que
se esté avanzando en esa línea.
- Pero no queda otro remedio si partimos de
la base de que el problema es político…
- Algo, por ejemplo, que el
PP dice no compartir.
- … El PP ha pensado que criminalizando al
nacionalismo vasco y utilizando la violencia en su beneficio partidista ha hecho
el análisis de que sube electoralmente. Yo creo que el PP tiene hecho
también el análisis político real y sabe que debería
estar haciendo justo lo contrario para buscar soluciones efectivas, pero esa
utilización de la violencia da muestra de la talla política real
de Aznar.
- ¿Qué opina
del debate político abierto en el PSE-EE?
- Creo que tiene que ver con la constatación
cada vez más evidente de que la estrategia del PP afecta en negativo
directamente al PSOE y ahí están los resultados electorales de
la CAV o los sondeos políticos en el conjunto del Estado. El PSOE es
el partido que está pagando el coste de esa estrategia de manipulación
social y política que impulsa el Gobierno del PP. Parece claro que la
base tradicional socialista no entiende nada de esa alianza ultraconservadora
y frentista con el PP.
- ¿Es posible aún
un desenlace similar al de Irlanda?
- Hay cuestiones de fondo importantes, como
lo que afecta a la decisión democrática de los ciudadanos. Lo
anormal desde el punto de vista democrático es no reconocer el derecho
de autodeterminación. Y salvando todas las distancias con Irlanda, creo
que aún falta bastante. Allí hubo valentía por parte de
todos por encima de sus diferencias, pero también un Sinn Fein que controlaba
al IRA y un compromiso real de no utilizar la violencia como elemento de rendimiento
electoral.

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Jatorria: Eusko Alkartasuna