Unai Ziarreta considera que la búsqueda de un «acuerdo entre diferentes» ya se ha experimentado sin éxito en 2004 con el nuevo Estatuto, después durante el proceso negociador y finalmente ahora con el intento hecho por el Gobierno de Lakua con el de Madrid. Por eso propone la vía del acuerdo entre afines -«quienes creemos en la Euskal Herria unificada e independiente»- como la única con futuro. La entrevista con Unai Ziarreta tiene lugar en las oficinas de su grupo en el Parlamento de Gasteiz, a dos semanas del pleno en el que se ha de votar el proyecto de Ley de Consulta del Gobierno de Lakua. A estas alturas, la única incógnita sin despejar es la posición que finalmente adoptará la izquierda abertzale, y el presidente de EA no disimula que lanza abiertamente sus mensajes hacia ese sector político y social de Euskal Herria. ¿Para qué sirve la consulta que plantea el Gobierno tripartito? Es importante para qué sirve el proyecto de ley. Si se aprueba el próximo 27, en este Parlamento se abre una puerta y una nueva manera de hacer las cosas que no se cierra en sí misma, que ni acaba el 27 de junio ni acaba el 25 de octubre con la consulta. Se abre la posibilidad de dar una serie de pasos que habrá que darlos entre todos. La opinión de Eusko Alkartasuna es que en dar esos pasos vamos a tener que colaborar aquellos que somos afines, que no somos iguales pero que creemos en una Euskal Herria reunificada e independiente. Esa es, para nosotros, la virtualidad de la aprobación del proyecto de ley. Dice que el camino no se acaba ni el 27 de junio ni el 25 de octubre. Se acabará entre esas dos fechas, porque si se aprueba el 27 de de junio el Gobierno lo va a recurrir y el Tribunal Constitucional lo va a suspender… Si se aprueba el 27 de junio en el Parlamento vasco ya damos un salto cualitativo importane. Se marca una vía, que además recoge el sentir mayoritario de la sociedad vasca e incluso de la izquierda abertzale. Porque responde a esquemas que la izquierda abertzale hizo suyos en la Declaración de Anoeta del 14 de noviembre 2004 y que a su vez ya habían sido planteadas anteriormente por Carlos Garaikoetxea. La sociedad vasca, muy mayoritariamente, comparte los dos carriles, las dos vías, los dos principios, el ético y el democrático, que se recogen en el proyecto y en las preguntas. ¿Por qué el tripartito ha intentado primero negociar con Rodríguez Zapatero y no ha negociado con los partidos vascos? Me hace gracia que lo de la negociación con los partidos vascos lo planteen ahora el PSE y la izquierda abertzale, cuando ellos han estado negociando en Loiola sin acordarse del resto de partido vascos. Este intento de acuerdo entre el gobierno tripartito y el de Madrid no es el primero. Antes ya hubo un intento serio en 2004. Entonces todos los partidos vascos tuvimos la ocasión de debatir sobre la necesidad de abordar un nuevo escenario -digámoslo así- en el Parlamento, en la comisión que se creo al efecto y en el inmenso debate social que se produjo en aquellos momentos. El proyecto se aprobó por la mayoría absoluta de la Cámara. Con ese debate y con ese acuerdo fuimos a Madrid y nos cerraron la puerta. Aquel fue un primer intento. Lo que ocurre es que el PSOE sólo entiende de mayo- rías, de los principios de la democracia, si está él dentro. Lo de llegar a un acuerdo entre los partidos vascos ya está hecho. Ahora estamos en una nueva vía. Y en el ínterin se produce la tregua y otras conversaciones. Nosotros actuamos con lealtad. No nos hemos quejado cuando la izquierda abertzale y el PSOE, y alguien más también, han estado hablando de cuestiones políticas. Esa vía también se ha roto. Fracasadas todas las vías anteriores, el Gobierno tripartito intenta un acuerdo con el de Madrid, que también se cierra en la entrevista del 20 de mayo entre Ibarretxe y Zapatero. Pero ahora presentan un proyecto de ley que es como las lentejas, si quieres las comes y si no las dejas… Es un proyecto de ley muy sencillo, de artículo único, que no necesita mucho debate. Cada uno se tiene que retratar. Es lo suficientemente amplio como para que pueda lograr las adhesiones de todos los grupos menos el PP. De hecho, nosotros ni esperamos ni queremos que el PP esté ahí. Desde una perspectiva abertzale e independentista, no tengo nada que hacer con el PP. Pero las preguntas y el proyecto de ley están hechos como para que genere adhesiones del PSE -que en el Congreso de los Diputados ya aprobó la primera pregunta- y, por supuesto, de toda la izquierda abertzale. Pero sigue siendo un esto es así y lo tomas o lo dejas… No, no es un trágala, es un primer paso. Hay que enfocarlo así. Es un primer paso, suficientemente amplio, que responde al sentir mayoritario de la sociedad vasca. No es un fin en sí mismo. Se abre una vía en la que vamos a tener que trabajar juntos. Fundamentalmente, y desde mi punto de vista, los afines. Porque ya está bien de hablar de acuerdos entre diferentes. Se pueden intentar, y de hecho los hemos intentado, en 2004, en el 2005-2006-2007 y en el 2008, pero el acuerdo entre diferentes n0 ha sido posible. Vayamos a explorar el acuerdo entre afines. Si el proyecto se aprueba el 27, ¿la gestión que se haga del mismo también será acordada entre quienes voten a favor? Si esto se aprueba en el Parlamento vasco, la opinión de EA es que tendrá que ser el Parlamento, los grupos que le hemos dado el apoyo, quienes vayamos gestionando los tiempos. Evidentemente, partiendo de un liderazgo, que en el día de hoy está en el Gobierno tripartito, que es el que ha suscitado las mayorías suficientes para estar el Ejecutivo. Pero eso no implica en que se vaya a hacer nada a espaldas del resto de grupos. Ni mucho menos. Pero ahí está la experiencia de 2005. Que el nuevo Estatuto se aprueba en el Parlamento por mayoría, pero luego es el lehendakari quien lleva su discurso al Congreso y al día siguiente decide, con su gobierno, disolver el Parlamento y convocar elecciones… Ya he comentado en más de una ocasión que, bajo mi perspectiva y la de EA, en 2005 no supimos escuchar a la sociedad y fue un error convocar aquellas elecciones anticipadas y, sin más ni más, hablar de gestión. Creo sinceramente, y es la apuesta de EA, que en estos momentos si se produce algún tipo de negativa, suspensión o resolución judicial o gubernativa en contra de esa consulta no tenemos que actuar de la misma manera. En todo caso, creo que es importante ir paso a paso. En una situación política tan cambiente, vamos a ver qué pasa de aquí al 27 de junio. Este es un camino lleno de obstáculos y cuando se llega a cada uno hay que analizarlo y plantear las medidas concretas. Pero hay un obstáculo que ya está anunciado. Si se aprueba en el Parlamento, el Gobierno español recurrirá al TC que suspenderá la consulta. Es decir, pase lo que pase, el 25 de octubre no habrá consulta… Y lo que no podemos hacer es lo que hicimos en el 2005. Segundo, en el momento en el que se aprueba por el Parlamento es una iniciativa suya y a él le corresponde diseñar y liderar cómo se actúa ante estos obstáculos. Eso es algo que a partir de ese momento ya no corresponde a ningún grupo político. En todo caso, como Eusko Alkartasuna abogamos por una respuesta social contundente como pueblo y por llevar adelante la iniciativa. Y lo que vamos a defender es que la consulta se celebre pase lo que pase. ¿Cómo? Suspendida, con ayuntamientos que no colaboran, con los jueces que no conforman las juntas electorales… Si se toma la decisión política de seguir adelante, dónde poner las urnas son minucias que se resuelven. Pero, en cualquier caso, el grupo mayoritario de los que apoyan la consulta, el PNV, con 22 parlamentarios, ya ha dicho que va a respetar la legalidad y que si el Constitucional lo prohíbe, no habrá urnas… Aquí hay muchas cosas que debatir. Esta semana hemos escuchado al ex vicepresidente español Alfonso Guerra proponer que si se lleva adelante la consulta se suspenda la autonomía. Eso es parte de la legalidad. Yo le preguntaría a ese partido que ha mencionado si en caso de que se suspenda la autonomía su planteamiento va a ser también el de acatar la legalidad. Admitir sin más la legalidad cuando se está anunciando ese recurso es admitir la derrota de antemano. Eusko Alakartasuna, repito, aboga por consultar a la ciudadanía en todo caso y pase lo que pase; aboga porque haya una respuesta contundente de la sociedad vasca liderada por el Parlamento y, en todo caso, lo que no comparte es repetir el error de 2005. Si este camino queda más o menos cegado y en menos de un año, además, habrá elecciones, ¿cuál es la estrategia que defiende EA para avanzar hacia la normalización? La colaboración entre las formaciones que creemos en una Euskal Herria reunificada e independiente dentro de Europa. Esa vía de colaboración es la única que nos puede abrir un futuro como pueblo. Habla de una Euskal Herria unificada, pero cualquier vía que parta del Parlamento de Gasteiz tiene limitaciones territoriales. Y, además, incluso dentro de Nafarroa Bai hay voces que denuncian un cierto intrusismo desde la CAV. ¿Cómo analiza esto EA? Nafarroa Bai es una coalición de cuatro partidos y hay posicionamientos públicos de algunos de ellos que a veces obedecen a sus propias estrategias internas. Creemos que Nafarroa Bai debe readecuar sus estructuras y que el peso real de los partidos mayoritarios en NaBai se debe traducir también a la hora de emitir opiniones. No puede pesar lo mismo lo que opine Aralar que lo que opine Batzarre, o lo que opine EA que lo que opine el PNV, por la diferente implantación que tenemos en Nafarroa. Puede suceder que en ocasiones algunos pronunciamientos de NaBai se hayan producido desde una perspectiva excesivamente limitada en lo territorial, pero nosotros abogamos porque NaBai haga sus planteamientos desde la perspectiva de Euskal Herria en su conjunto. ¿No es peligroso que incluso dentro de Nafarroa Bai se haya instalado ese discurso? Es peligroso y lo contemplamos con preocupación. Porque son cuestiones de principio. Nafarroa Bai no atiende a un pensamiento navarrista sino abertzale, y eso supone contemplar Euskal Herria en su conjunto. Antes hablaba de colaboración entre afines. Eso, traducido a siglas, ¿qué significa? Ese mapa político va desde el PNV hasta la izquierda abertzale en su conjunto. pase lo que pase «Si se suspende, como EA vamos a proponer una respuesta social contundente y que la consulta se celebre pase lo que pase» error en 2005 «La respuesta de 2005, cuando el Congreso dijo no y se convocaron elecciones y nos pusimos a hablar de gestión, fue un error que no se puede repetir» legalidad «Yo le preguntaría al PNV si en caso de que suspendan la autonomía, como propone Guerra, su planteamiento va a ser también acatar la legalidad» «Antes de decidir cómo presentarnos, pueden cambiar muchas cosas» En menos de un año habrá elecciones en la CAV. ¿Cómo ve EA el panorama? Tenemos un escenario complicado, con un PSE crecido que creo que se va a ir deshinchado. El PSE sabe de marketing y tiene el mismo discurso que el PP, el de que no hay más nación que la española, pero con una sonrisa. Además, tiene la poca vergüenza de hablar del cumplimiento del Estatuto de Gernika cuando lleva 30 años incumpliéndolo, y de decir que no tiene inconveniente en reunirse a hablar con Batasuna y con ETA de cosas importantes para este pueblo pero que no quiere hacerlo con los legítimos representantes institucionales de la CAV. Tenemos un PSOE que habla de transversalidad, pero cuando puede aplicarla, como en Nafarroa, pacta con sus afines, que son los nacionalistas españoles de UPN. Y al PP lo veo inmerso en una crisis de la que ellos tendrán que salir. Veo un escenario político que a la vez es ilusionante, de una tensión que va a ir en aumento. Y es muy complicado para hacer un pronóstico, porque quedan meses y los escenarios son muy cambiantes. Dependerá también de qué ocurra el día 27. Si Juan José Ibarretxe fuera de nuevo el candidato del PNV, ¿tendría EA problemas para ir en solitario y con otro candidato? EA ya hizo un planteamiento claro e incluso hicimos un congreso extraordinario y la línea estratégica ya está diseñada. Pero vuelvo a decir que el escenario es muy cambiante y cuando llegue el momento habrá que verlo. Puede que no se apruebe el proyecto en el Parlamento e Ibarretxe diga que se va o puede que diga que sigue; o que se apruebe, se suspenda, e Ibarretxe se vaya o se quede. El escenario es muy cambiante. Lo que parece claro es que será difícil que la izquierda abertzale siga en el Parlamento… Tendrá que pedir responsabilidades o hablar de esto con quien lo ha hecho siempre, con el PSOE, que es quien tiene la sartén por el mango en estas cuestiones. Iñaki IRIONDO

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Fuente: Unai Ziarreta