Todos hemos dicho alguna vez eso de que Euskal Herria es un país de emigrantes, que en todas las familias hay un tío en América. En todas las épocas de nuestra historia, más o menos reciente, los y las vascas nos hemos visto obligados a salir del país para buscarnos las alubias y huir de regímenes políticos, además de quienes lo han hecho buscando oportunidades que aquí no tendrían o, simplemente, aventuras durante la juventud. Hoy en día son muchos los jóvenes que se plantean salir al extranjero en busca de un trabajo que cumpla sus expectativas. Así que no es tan raro que haya jóvenes que hacen el camino que hicieron aitite o amama, o el famoso tío de América, muchos años antes.

¿Cómo queremos que traten a esos jóvenes que salen de Euskal Herria buscando un futuro? Pues seguro que queremos que lleguen a ciudades en las que el alcalde no se parezca ni a Javier Maroto ni a Josu Bergara.

Los alcaldes de Gasteiz y Sestao, que comparten ideología de derechas –uno del PP y el otro del PNV- y un marcado rechazo por la población inmigrante, juegan con fuego y hacen gala de una irresponsabilidad manifiesta cuando buscan rédito electoral mediante el trabajo con colectivos concretos. Bien es cierto que Maroto hace públicas sus ideas sobre los inmigrantes sin pudor y que a Bergara le han pillado explicando sin pelos en la lengua cómo trabaja. A los alcaldes, como a los concejales, nos pagan para que solucionemos problemas, no para crearlos, y las declaraciones de Maroto y Bergara lejos de solucionar nada encienden polémicas sociales que resulta difícil solucionar.

Se posicionan ante la sociedad como los adalides del cumplimiento de la ley pero nunca han presentado un plan para acabar con el fraude, más allá de medidas concretas contra colectivos inmigrantes.

Por supuesto que hay que atajar el fraude. Siempre y en todos los ámbitos, pero más que nunca en estos momentos de crisis y especialmente en el ámbito de las ayudas sociales, tan necesarias hoy en día para muchas familias.

Sin embargo, cuando EH Bildu ha planteado establecer medidas de control de fraude fiscal, ha sido imposible contar con el apoyo de PP y PNV. Y eso que las cifras cantan: Hace ya dos años, el Ministerio español de Hacienda cifraba el fraude fiscal en la CAV en más de 13.500 millones €, equivalente al 20% del PIB. Y más del 72% de es fraude correspondía a grandes empresas y grandes fortunas. ¿Ha oído alguien a PNV o PP arremeter contra los grandes empresarios o las grandes fortunas del país? No. Rotundamente, no.

Maroto y Bergara hablan de fraude pero nunca dan datos, se escudan en eso de que “lo sabe todo el mundo”. Pero a nosotros no nos dan miedo los datos. Aquí tenemos algunos: la “broma” de Epsilon e Hiriko le ha costado a la ciudadanía de esta parte del país 16 millones € y con la desaparición del Bilbao Basket del baloncesto de élite tiramos a la papelera 4,5 millones, pero el PNV defiende firmemente su actuación en estos dos casos. Como en los sobrecostes de las obras del TAV, el multimillonario coste de la desértica Supersur,… Y seguro que Josu Bergara no tendría ningún inconveniente en empadronar en Sestao a sus compañeros de partido de Loiu, Barrika, Lezama, Laukiz o Elantxobe (la lista es larga), a pesar de que están condenados con sentencia firme por “nimiedades” como infracción urbanística, estafa, fraude, recalificaciones ilegales, …

Más datos: Bárcenas, el ex tesorero del PP, llegó a tener en Suiza 47 millones y no sabemos cuánto repartió en “sobres”; Urdangarin defraudó 15 millones sólo en Baleares, y en cuanto a la trama Gurtel,… nos perdemos al contar. Pero no hemos oído a Maroto pedir responsabilidades rasgándose las vestiduras.

Si las instituciones tuvieran todo el dinero malgastado a la basura en todos estos casos, no habría muchos problemas en los servicios sociales.

No queremos decir que un fraude esté bien y otro mal: el fraude es fraude. Pero también es obligatorio decir que la Ley establece que las ayudas sociales tienen obligatoriamente que tener el objetivo de la reinserción laboral y social (muchas veces social mediante el trabajo) para no perpetuar el problema y no hemos oído a ninguno de los dos alcaldes explicar sus planes al respecto.

Lo que decimos es que no se puede hacer demagogia de un problema tan grande. Y que no se puede criminalizar a quien pasa por estado de necesidad y necesita acudir a los servicios públicos. Y no se puede añadir a esa criminalización el factor procedencia. A algunos les molesta el pobre, más si es extranjero.

Sabemos que hay mucha gente pasándolo mal y que las ayudas no llegan a cubrir, ni de lejos, todas las necesidades. Así, es imposible que no haya casos injustos. Todos tenemos ejemplos dentro de nuestras propias familias. Pero animamos a la gente a que pregunte, a que se informe, a que no dé por buena la información de gente que no merece nuestro crédito, porque se aprovechan de la situación de necesidad.

A veces pensamos que luchar contra los tópicos –contra eso que Maroto dice que sabe todo el mundo- es más difícil que luchar contra la leyenda de la niña de la curva: “cuando mi suegra fue a la asistenta social a ella le dijeron que no, pero a la sudamericana de detrás le dieron los papeles”, “sé de un africano que al día siguiente de llegar ya estaba cobrando”, “a los extranjeros de mi bloque el Ayuntamiento les paga todo”, “las ´moras´ abandonan los carritos del niño porque como les dan otro”…

Los concejales de EA estamos a vuestra disposición en ayuntamientos y alkartetxes. Acudid a nosotros y nosotras, resolveremos vuestras dudas, os ayudaremos en los trámites y si hay que denunciar el funcionamiento de algún servicio, también lo haremos.

Empezábamos diciendo que Euskal Herria ha sido un país de emigrantes pero también ha sido tradicionalmente un país de acogida. En los 60 Gasteiz acogió a miles de emigrantes españoles que llegaron para vivir una vida mejor y entre todos y todas construimos la ciudad tal y como la conocemos hoy. Y qué decir de Sestao, de toda la margen izquierda, poblada por personas trabajadoras que llegaron hasta Bizkaia para ganarse el pan en la industria.

Somos una sociedad acogedora y solidaria. Siempre nos hemos sentido orgullosos de decir que teníamos los mejores servicios sociales del Estado. Vamos a ver si no expulsamos a nadie de esos servicios empujados por los prejuicios de gente sin escrúpulos.

Antxon Belakortu, concejal de Bildu en Gasteiz y militante de EA.

Iratxe López de Aberasturi, concejal de Bildu en Gasteiz y militante de EA.

Ernesto Ramírez, concejal de Bildu en Sestao y militante de EA.