Rafa Larreina, cabeza de lista por Araba Entrevista a Rafa Larreina en el Diario de Noticias de Álava.

Las primeras encuestas electorales les otorgan en torno a 4
parlamentarios ¿es un buen resultado de partida?

EA siempre se caracteriza porque saca más de lo que le dan las encuestas.
La del CIS nos da más que la que se publicó antes de las municipales y
aquélla la superamos ampliamente. Si se sigue esa tónica, lo que está
marcando esta encuesta es una tendencia al alza de EA.

¿Son una base suficiente para que ese polo soberanista que proponen tenga
buenas perspectivas?

Ojalá. Que exista ese polo soberanista, desgraciadamente hoy por hoy
liderado por EA, en el Parlamento Vasco con fortaleza es importante para
el país, sobre todo en este momento de crisis económica. Al final hay dos
posibilidades: volver al pasado, a la política de entente entre PNV y PSOE
que caracterizó a la época Ardanza, de gestión de un Estatuto de Gernika
recortado, de un enfoque de gobierno autonomista; o seguir la senda que se
inició en 1998 de reforzar el soberanismo, de ir hacia un nuevo marco
jurídico-político que permita dar respuesta más eficaz a los problemas.

En ese objetivo de recuperar la vía de 1998, ¿en qué medida va a ser un
obstáculo la ausencia de la izquierda abertzale en la Cámara vasca?
Es un obstáculo real para la democracia. Detrás hay una débil mentalidad
democrática de los partidos estatales, un intento de manipular la realidad
política de este país y de que las cosas sigan igual.

“Este país hay que gobernarlo como una nación, no como una comunidad
autónoma”, decía en la presentación del programa electoral. ¿Ha pecado de
prudencia el tripartito al gestionar la Ley de Consulta?

Más que de prudencia, el tripartito se ha visto afectado por los cambios
que ha habido en alguno de sus integrantes. El PNV abandonó la apuesta del
tripartito y del lehendakari Ibarretxe y ése es el elemento fundamental.
Joan Puigcercós decía el domingo que el lehendakari tenía todo para
hacerlo, el apoyo de EA, el programa electoral, las urnas, los colegios
electorales, la Ertzaintza, pero le falló su partido. Respetamos las
decisiones de otros pero sí constatamos la realidad, ha habido un cambio
de estrategia. Creo que eso también está en el fondo de que haya 150.000
abertzales que han dejado de votar, pensamos que decepcionadas por ese
hablar y no hacer.

Recuperan la Ley de Soberanía, ¿por qué ahora?

La realidad es que hace cuatro años se aprobó un nuevo Estatuto en el
Parlamento Vasco, que quedó en el cajón después del portazo de Madrid, y
no hemos sido capaces de reaccionar. Sigue siendo necesario y ahora es
urgente. Por eso proponemos una Ley de Soberanía Vasca que nos dote de un
nuevo marco jurídico-político para dar respuesta a la situación de bloqueo
político y que dé respuesta a la crisis económica.

El otro gran eje del programa es su siempre reivindicada reforma de la Ley
de Territorios Históricos…

Ahí hablamos de una Ley Institucional que incluya la reforma de la LTH y
la Ley Municipal, para dar respuesta a otro problema endémico del Gobierno
Vasco que es el papel de los municipios. Tiene que quedar claro que quien
dirige todas las políticas de este país son las instituciones comunes y
que cada institución debe gastar en su competencia. También hay que
introducir racionalidad en el gasto público, ir a una reducción radical de
las empresas públicas. Hay que acabar con estos reinos de taifas, porque
al final se crean empresas para que haya más puestos a repartir entre los
amigos.

Con estos dos ejes, parece complicado un pacto postelectoral con el PNV ¿no?

Al final, el 2 de marzo habrá que sentarse y ver cuáles son las
posibilidades de formar gobierno. Nosotros tenemos una cosa muy clara: no
vamos a entrar en un gobierno para que las cosas sigan igual.

Sí que han dejado claro que no respaldarán a Patxi López.
Tendría que cambiar mucho. No decimos que no.

En cualquier caso, han mostrado su temor a un pacto PNV-PSE…

No tenemos miedo, EA ha demostrado que es un partido que sabe estar en el
gobierno y en la oposición. Nos preocupa como país. La solución no está en
el pasado. Y eso alimenta la estrategia del Estado, que las cosas no se
muevan, que vaya pasando el tiempo. Y al final esto, con el tiempo, será
una autonomía más del Estado, como puede ser Murcia, con todo el respeto.
¿Quiénes contribuyen a la estrategia de Rodríguez Zapatero? Por un lado,
están esos sectores del PNV que lo único que les preocupa es su statu quo
y, por otro, quienes siguen anclados en la estrategia de la violencia.

La crisis protagoniza la campaña. En esa profundización soberanista han
planteado medidas como la inversión en infraestructuras sociales e
incentivos para que las empresas no repartan dividendos. Explíquese.

Son dos propuestas muy realistas y muy efectivas. Estamos en una crisis
muy dura que va a ser más dura todavía. Y hay que reaccionar. Rodríguez
Zapatero no está dando ninguna medida concreta y Patxi López tampoco, no
dice nada. Si tiene recetas maravillosas, que se las dé a Solbes y a
Zapatero, pero no las tiene. Aquí tenemos que denunciar el gran fraude del
Gobierno socialista, que Rodríguez Zapatero a través de esas aportaciones
a los ayuntamientos está invirtiendo la tira de dinero en el País Vasco.
Lo que no nos dicen es de dónde sale ese dinero, que según parece va a
salir de los bolsillos de los contribuyentes vascos.

En Álava, tienen una pugna importante abierta en torno a Zaballa…

Hay dos discrepancias. La ausencia total de respeto a la normativa
medioambiental, la ley tiene que ser igual para todos. Y luego está el
modelo penitenciario: las macrocárceles no respetan a las personas ni el
espíritu de reinserción. Esto demuestra la necesidad de ir haciendo un
marco jurídico-político nuevo.

Al final hablamos en muchos casos de gestionar competencias reconocidas en
el Estatuto, ¿le convence la propuesta de Patxi López de reformar el
Estatuto desde el consenso?

Tenemos una base para cualquier reforma, que es el Estatuto que se aprobó
en el Parlamento hace cuatro años y el PSE no quiere saber nada, porque lo
que quiere es una mera descentralización. Ése es el problema de fondo. Un
ejemplo de esto, que afecta a Álava y que supone la pérdida de 3.000
puestos de trabajo en 2008-2009, es la no fusión de las cajas. Parte de la
actividad industrial de Aernnova se ha ido fuera, pero hay otra empresa
del sector aeronáutico que también está llevando fuera de Álava su
actividad porque no ha tenido el apoyo financiero necesario de Caja Vital.
Por esa concepción trasnochada del autogobierno, de cortos vuelos y
pueblerina en el mal sentido de la palabra del PSE y del PP, que sirve
para cubrir el vanitas vanitatis de tener una serie de puestos, pero no da
respuesta a los problemas de la ciudadanía. La Caja Vital podrá ser
viable, pero no está sirviendo a los intereses de los alaveses.

Fuente: Miren Ibáñez/Diario de Noticias de Álava