Entrevista a Carlos Garaikoetxea en EL DIARIO VASCO Carlos Garaikoetxea participará hoy en Gernika en la celebración del Aberri Eguna convocado por Eusko Alkartasuna. Aclara que está «retirado», pero el ex lehendakari reflexiona sobre el momento histórico que, a su juicio, brindan las elecciones del 17 de abril al nacionalismo vasco.

-¿Cómo ve el tablero político vasco desde la barrera?

-Con franqueza, a veces cuando oigo o leo ciertas cosas lamento estar en la barrera, como usted dice. Por ejemplo, recientemente Zapatero decía que se manipulaba escandalosamente el tema del terrorismo contra Peces-Barba. ¿Cuánto más ha sido manipulado contra el nacionalismo más pacífico y democrático! ¿O cuando uno lee los increíbles cálculos seudocientíficos sobre los costes económicos que reportaría a Euskadi la propuesta soberanista del Parlamento Vasco! Siento, mitad indignación, mitad vergüenza ajena, desde mi retiro.

-¿Qué piensa de la impugnación de la Abogacía del Estado y del Fiscal General del Estado de las candidaturas de Aukera Guztiak?

-Desde el punto de vista jurídico me parece una barbaridad porque ya hemos llegado a leer en los titulares que se le pide a Aukera Guztiak que demuestre que no es parte de ETA, es decir, se invierte un principio jurídico esencial exigiéndole que demuestre su inocencia. Descendiendo a los detalles, algunas de las pruebas o indicios que se aportan son sonrojantes para un Estado de Derecho y una democracia avanzada. Desde un punto de vista político, el impulso dado a la Abogacía y a la Fiscalía revela una intención evidente, que es disminuir la presencia de voto abertzale en el Parlamento Vasco de manera que, si se consuma este atropello, argumentarán que la mayoría nacionalista en la Cámara es más exigua.

-Gorka Knörr ha señalado que su exclusión de las candidaturas de EA evidencia la incapacidad de la actual dirección nacional de EA para gestionar la pluralidad interna de este partido. ¿Qué opina de este reproche?

-Nadie ha dado más confianza personal a Gorka Knörr que la que yo le di en su día. Pero la pregunta es: ¿A quién habría que retirar de las listas presentadas, personas también muy capaces, con cargos de alta responsabilidad en EA y con respaldo de la mayoría del Congreso y la Asamblea Nacional? Comprendo que los relevos puedan ser dolorosos, pero EA tiene siete parlamentarios, calculo que logrará nueve en las próximas elecciones, y ahí no caben todos los que podrían merecer un escaño.

-Pero la exclusión de los representantes del denominado sector guipuzcoano que encabeza Iñaki Galdos ha provocado de nuevo un gran malestar. ¿No hubiera sido más lógico que Galdos hubiera sido candidato como, por ejemplo, lo es Gemma Zabaleta en la lista del PSE?

-Estamos en lo mismo y además, a mí ya se sabe que los enfoques provincialistas nunca me han cautivado. Como el PSE espera ganar las elecciones, posiblemente se permite conceder un escaño a la oposición de la actual dirección.

-¿Usted apoya al 100% la labor de Begoña Errazti o cree que su gestión adolece, quizá, de una mayor flexibilidad interna?

-Aunque no estuviera al 100% de acuerdo con Begoña, no lo diría públicamente, pues la lealtad es bastante importante en un partido. Se lo diría a ella. En los partidos, que no tienen estructuras jerarquizadas como la General Motors, o el PP y el PSOE que hacen gestoras cuando alguien les incomoda, hay que tener flexibilidad y más paciencia que el Santo Job. Pero también hay que garantizar que se pueda trabajar con equipos coherentes y leales.

La vía lituana

-Sinceramente, me sorprendió mucho su reciente apelación a la vía de la resistencia civil pacífica, modelo lituano No sé qué es lo que realmente quiso decir ¿Lo podría explicar?

-Ya he aclarado alguna vez que yo recordé a Landberghis encerrado en el Parlamento lituano como una forma de resistencia pacífica desde las instituciones, en el supuesto de que fueran aplastadas propuestas legítimas aprobadas democráticamente en un parlamento representativo. Sería una forma de denunciar ante Europa y el mundo que aquí, contra lo que se difunde maliciosamente, el conflicto político no es una cuestión de terrorismo, sino de mayorías democráticas despreciadas, a las que el terrorismo les hace un flaco servicio.

-¿Pero de verdad cree que esta sociedad vasca de hoy, con el nivel de bienestar que tiene, está dispuesta a arriesgarlo con esa vía lituana? ¿Ve a esta sociedad apostando por la desobediencia civil?

-Precisamente por eso he hablado de plante civil y pacífico de un parlamento y otros representantes institucionales, que evidencian mayorías democráticas despreciadas, como un ejemplo que evite embarcar en esa historia a toda la población. Pero además, mi postura ha sido siempre la de defender la negociación y el esfuerzo de síntesis de la realidad política del país. Lo otro es la última ratio. Pero, ¿qué hacemos si una minoría sigue sistemáticamente imponiendo de facto sus puntos de vista frente a la mayoría, prevaliéndose de los votos de fuera de Euskadi en Madrid?

-El 17 de abril se celebran unas elecciones autonómicas que son consideradas trascendentales. ¿Por qué son tan importantes?

-Hombre, está claro que además de las propuestas programáticas propias de cualquier elección, aquí va a haber un refrendo a lo que ha decidido el Parlamento Vasco o a lo que decidió Madrid en las Cortes.

-El Partido Socialista y la izquierda abertzale coinciden en que el plan Ibarretxe, más que buscar una relación nueva con España, pretende consolidar la hegemonía del PNV.

-El plan Ibarretxe es el cumplimiento de un compromiso de coalición del PNV y EA, cuyo principal antecedente está en el ‘libro rojo’ que presentó EA hace más de cinco años con el título Hacia un nuevo marco político para Euskalherria. A veces tendríamos que exigir copyrights, porque también, por ejemplo, la reciente propuesta de Batasuna de dos mesas de negociación, una técnica con ETA y el Estado, y otra política, de los partidos vascos representativos, ya la habíamos formulado nosotros hace casi veinte años. Lo del plan para la hegemonía son tonterías de quienes también con gusto lograrían su propia hegemonía con sus propuestas, claro.

-¿Cree usted que Ajuria Enea puede ser una burbuja dorada en la que el lehendakari corre el riesgo de aislarse del exterior, de escuchar sólo palabras complacientes?

-Mi experiencia me obliga a defender en esto a Ibarretxe que incluso, de vez en cuando, tiene la atención de invitarme a comer para recabar mi humilde opinión. Y me consta que lo hace con otros que, como yo, no han sido aficionados al botafumeiro.

-Cuando le ve a Guevara participando en actos del PSE o a Arregi pidiendo el voto por el cambio, ¿qué siente?

-¿Qué voy a sentir! Prefiero no opinar sobre estas personas. Tenga en cuenta que Guevara fue el principal guardián de la ortodoxia foral-provincialista, el que tuvo la última palabra en la Asamblea Nacional del PNV que forzó la crisis de mi segundo gobierno y que Arregi fue de los que más me animó a mantener mis compromisos electorales en aquellas circunstancias y luego fue consejero y diputado del PNV hasta hace muy poco. ¿Qué vueltas da la vida!

-¿El plan debería negociarse para que se incorporara el PSE?

-El Gobierno Vasco ha estado invitando estos dos últimos años a negociar al PSE, no nos engañemos. La negativa del PSE a establecer un debate parlamentario fue tajante en todo momento porque sabía, al igual que el PP, que en las Cortes tenían la partida ganada sin esfuerzo alguno. En la próxima legislatura habrá que negociar, teniendo, como siempre, el respeto que mayorías y minorías se deben, y sin invertir los términos como hasta ahora hizo la minoría que, invocando el consenso, se arrogó un derecho de veto prevaliéndose de su fuerza en Madrid.

«Va a hacer falta una generación para cerrar las heridas de la violencia»

-¿Es pesimista sobre la vía catalana para pactar otro Estatut?

-A pesar del gran pragmatismo catalán, no va a ser fácil el punto de encuentro al hacer el nuevo estatuto, no ya entre ERC y PP, sino también entre ERC y PSOE, y no digo PSC, porque la última palabra ya sabemos quien la va a tener. Pero de momento yo prefiero desearles que lo logren y seguir con respeto sus intentos.

-Si fracasa esa vía, ¿puede frustrarse una oportunidad histórica para revisar el actual modelo de Estado?

-Hasta cierto punto sí, en la medida en que pudieran hacer aceptar por fin que en este Estado hay naciones y regiones, sin que este término implique desdoro alguno (porque las regiones también tienen su nación española) y que el federalismo simétrico niega la realidad plurinacional.

-A la larga, ¿cree que sería posible un entendimiento ‘a la catalana’ en el País Vasco entre el PSE, EA y la izquierda abertzale sin violencia?

-Para ello tendría que cambiar mucho el PSE, empezando por parecerse algo más al PSC.

-¿Ve luz al final del túnel de la violencia?

-Era más optimista hace unos meses, pero ETA ha arriesgado mal con sus atentados para acreditar fortaleza y Zapatero parece no atreverse a desmarcarse del Partido Popular. La marginación electoral de Batasuna puede traer más complicaciones. De todas formas creo que se atisba un final no muy lejano.

-¿Para cuándo el final?

-Quizá en la próxima legislatura.

-¿Costará cerrar las heridas?

-Va a hacer falta mucha generosidad de los que han sufrido y quizá una generación, pero viendo cómo fueron capaces de perdonar y reconciliarse los que sufrieron las atrocidades de la guerra civil y el franquismo, esperemos que no haga falta esa generación para que las miradas de odio desaparezcan en nuestras calles.

Alberto Surio / diariovasco.com
Fuente: Carlos Garaikoetxea