¿Estan verdaderamente en contra del terrorismo los Estados Unidos y España? La firmeza antiterrorista es una cosa, y otra bien distinta la histeria antiterrorista. En el orden internacional, el coste de la posible confusión de ambas cosas lo esta demostrando la política de George W. Bush en Oriente Próximo, al cerrar los ojos ante lo que sucede con tal de respaldar la prioridad de la lucha contra el terrorismo que esgrime Sharon Sharon esta destruyendo las infraestructuras sociales y económicas de Palestina), y no es seguro que entre nosotros escape José Maria Aznar al mismo error en su política vasca. La forma en que esta abordando el tema de la ilegalización de Batasuna es la mejor prueba de ello.

El PP de Oreja se cargo el Acuerdo de Ajuria-Enea que apostaba por un final dialogado que pudiera suponer no solo la desaparición definitiva de la violencia, sino también la plena integración al juego democrático de Batasuna.

Para Aznar-Oreja la unidad democrática no es un objetivo permanente. Unidad sí, pero solo si se apoyan sus propuestas. Se ha convertido la cuestión de ETA en el problema esencial del Estado, con todo lo que ello conlleva, especialmente la estrategia de difamación al nacionalismo democrático para poderse presentar como el capitán de los tercios de España (´señor capitán/ el de la torcida espada/ de la capa colgada y el buen caballo alazán´) que lucha contra el infiel.

El PP ni apuesta ni quiere que se mantenga la expectativa de un final dialogado de la violencia que suponga también una integración social y política de Batasuna. Se confía y se apuesta mas por la posibilidad de una rendición total. Rendición militar y también política. Es curioso que se desate esta tormenta justo en el momento en que la conferencia de paz de Elkarri entra en su fase decisiva. Frente a la defensa y difusión de los valores de tolerancia y humanismo y frente al consenso, fruto del dialogo, como método para la consolidación de la libertad y la democracia, algunos, casualidad, apuestan por la ilegitimidad ética y jurídica del Estado que potencia el terrorismo.

Forzar el consenso unitario desde la presión de la mayoría (PP en Madrid) es entonces atentar contra la libertad, restringir indebidabente su alcance, y hacerlo desde la minoría (PP en Euskadi), además de todo lo anterior, es un ejercicio manifiesto de intolerancia y fascismo. La paz perpetua es una paz fundada no en la sumisión forzosa, sino en la concordia razonablemente aceptada y practicada por todos.

Argitan. Revista de debate y pensamiento. Nº 2

Fuente: EA Sopelana