Entrevista a Unai Ziarreta en DEIA

«De lo anecdótico se ha hecho un titular», afirma el secretario general de EA, matizando sus declaraciones de esta semana a Radio Euskadi, donde afirmó que «se empieza hablando por teléfono y se termina cambiando el color del gobierno» a propósito de la conversación que mantuvieron Ibarretxe y Zapatero, lo que ha alertado sobre una creciente desconfianza entre los dos socios mayoritarios del Ejecutivo de Gasteiz.

«No es que no nos guste que Ibarretxe y Zapatero hablen. Que se llegue a acuerdos institucionales nos parece positivo y más si es en cuestiones claves para el autogobierno, como el Cupo o la Ertzaintza. Lo que critico es la forma en que se ha llegado a esos acuerdos».

Más que de acuerdos cerrados, el lehendakari habló de ´compromisos´ y de desbloqueo institucional…

En todo caso, es extraño que se alcancen consensos por vía telefónica cuando parece que lo normal es llegar a acuerdos institucionales sobre estas cuestiones en mesas de negociación, con luz y taquígrafos.

A simple vista, se percibe cierta crisis de confianza en el seno del tripartito.

No hay tal crisis. Entre partidos distintos siempre hay roces, pero se van solventando. Otra cosa es la política nacional de cada cual. No es que nosotros tengamos vocación de erigirnos en la conciencia nacional de nadie. Simplemente tenemos claro cuál es nuestro ideario político. Otros tienen el suyo y cada cual es responsable de lo que hace. Pero en la medida de nuestras posibilidades, presionaremos para que las decisiones que adopte este gobierno coincidan con lo que nosotros queremos para este país.

¿Eso es lo que hizo usted el otro día en la radio?

Lo que hice fue denunciar algo que no nos parece claro. Si de lo que hablaron Zapatero y el lehendakari es de lo que nos corresponde por derecho y porque la normativa así lo establece, esa negociación no tiene por qué ser a cambio de nada. Y, si es a cambio de algo, se nos tiene que decir a cambio de qué. Se le tiene que explicar a la sociedad.

¿Por qué piensa que ha habido una contrapartida inconfesable en este asunto?

Que ha habido algo a cambio es evidente. El propio Josu Jon Imaz reconocía que esa llamada permitió una votación favorable del PNV a una propuesta del PSOE en el Senado y el ministro Solbes ha confesado que su Gobierno está negociado con el PNV «eso y más cosas». Tenemos derecho a saber cuáles son esas cosas.

¿Tienen la impresión de que el lehendakari ha actuado más en nombre del PNV que como representante institucional?

Ibarretxe es el lehendakari de todos los vascos y, en todo caso, es un lehendakari sustentado por tres formaciones políticas. El problema suele venir cuando dirigentes del PNV o la ciudadanía en general empiezan a confundir el país con el partido. No me parece interesante ni conveniente que se confundan ambos planos.

«Se empieza hablando por teléfono y se termina cambiando el color del gobierno», advirtió usted en Radio Euskadi. ¿Qué le hace pensar que ésa es la intención del lehendakari?

El oscurantismo que ha habido. No tengo ningún dato objetivo. Pero el temor existe porque ha habido precedentes. En el pasado, EA fue expulsado del Gobierno vasco por defender el derecho de autodeterminación y se posibilitó la entrada del PSE-EE, con lo que ello supuso de parón en el autogobierno…

Pero el PNV y el propio Ibarretxe insisten en que su apuesta estratégica para los próximos años es mantener el tripartito.

Ese es otro asunto sobre el que en EA aún no hemos debatido. Pero conviene recordar que somos un partido político independiente, con su propio ideario y sus propias señas de identidad.

También lo eran en el 2001 y fueron juntos…

En el año 2001 había un riesgo evidente, o al menos la sociedad así lo percibía, de que Jaime Mayor Oreja pudiera ser lehendakari. Ahora la situación es otra. Desde el 14-M se percibe cierta normalidad democrática. A partir de ahí, entendemos que pudiera ser posible que para las futuras elecciones autonómicas nos presentemos como una opción política diferenciada. Pero insisto en que aún no hemos decidido nada.

Así que no está descartada la posibilidad de que vuelvan a ir coaligados…

No digo que se haya descartado ni que no se haya descartado. Aún no lo hemos debatido. Pero yo personalmente creo que lo normal y lo lógico es que nos presentemos en solitario. Ya va siendo hora de darle a la ciudadanía la oportunidad de elegir al menos entre dos opciones que representen distintos ideales o sensibilidades dentro del nacionalismo. Lo que no quita para que, si es necesario, sigamos estando dispuestos a sacrificar nos, como hemos hecho en el pasado, aún sabiendo que las coaliciones siempre favorecen al grande frente al pequeño.

¿Consideran que ir en coalición con el PNV les ha perjudicado, a pesar de estar en el Gobierno?

Sí, porque al final supone una cierta dificultad para marcar un perfil político. El que es militante percibe claramente la diferencia pero hay muchos que no tienen las cosas claras. La gente dice: ´si van juntos es que son lo mismo´ y, a la hora de votar, se decantan por el partido mayoritario. Personalmente, soy más partidario de medir nuestras fuerzas en solitario…

¿Y, una vez pasadas las próximas elecciones autonómicas, repetir la actual fórmula de gobierno?

Pudiera ser pero, en todo caso, eso se verá en función de los resultados que obtengamos. Nuestro temor no es ante la posibilidad de no estar en el Gobierno sino ante el parón que un reedición de un gobierno PNVPSE-EE pudiera suponer en el camino que hemos emprendido con la propuesta de nuevo Estatuto.

¿Hasta qué punto cree que la sociedad vasca se puede llegar a conformar con que el PSOE nos dé lo que, por derecho, nos corresponde?

Ahí tenemos los partidos políticos un papel importante que jugar. Volviendo al tema de la llamada, si se ha logrado lo que dicen que se ha logrado, no es por una concesión graciosa del señor Zapatero al lehendakari ni mucho menos gracias al papel de ´conseguidor´ que se ha atribuido Patxi López, son derechos que nos corresponden según la Constitución y el Estatuto. Son las instituciones y los partidos que sustentan el Gobierno vasco quienes tenemos que velar en primer lugar porque eso se cumpla. Pero no es suficiente con negociar las transferencias. ¿O es que ya no nos acordamos de los años de Ardanza? Ahora estamos en una fase diferente en la que EA está en el Gobierno, presionando para que sigamos en movimiento.

¿No sería mejor asegurarse manteniendo su alianza estratégica con el PNV?

Cada cual es responsable de sus actos. Al menos nosotros no nos hemos puesto en marcha para parar. No hablamos ya del Estatuto de Gernika que lo consideramos cosa del pasado. El presente es la propuesta de nuevo Estatuto que se tiene que debatir y votar en esta legislatura.

¿Ha llegado el momento de ´decantarse´, como dice Jonan Fernández?

Para determinadas formaciones sí. Tengo especial curiosidad por saber qué van a hacer la Izquierda Abertzale y los socialistas respecto a esto. Pero si este momento pasa, habrá otros. En la vida política parece que estamos siempre viviendo momentos históricos. No sé si este es uno de ellos, pero merece la pena intentarlo.

¿Aún a riesgo de tener que dejar algunos pelos en la gatera…?

De entrada, el Plan Ibarretxe supone para nosotros un esfuerzo, entendido no como un objetivo finalista sino como un paso más hacia lo que queremos que es la constitución de la república vasca en el marco de la UE. Sus contenidos actuales son, desde ese punto de vista, para EA, una exigencia mínima.

¿Para qué sirve entonces el debate residenciado en el Parlamento vasco?

Todo es susceptible de ser hablado, pero por debajo de eso no vamos a aceptar nada porque ya no respondería a nuestro ideario político.

La izquierda abertzale aboga por un ´acuerdo nacional amplio´ que pueda dar lugar a una gran coalición por la autodeterminación. ¿Estarían ustedes dispuestos a ello, llegado el caso?

Claro que lo estaríamos pero hay una condición de elemental cumplimiento para ello que es el fin de la violencia.

¿Mantienen una línea abierta de diálogo con ETA?

No. Con Batasuna sí hemos hablado y seguimos hablando porque para nosotros es un interlocutor político válido y reconocido en este país. Aunque la propia violencia esté impidiendo que podamos llegar a acuerdos. Y si estamos hablando es precisamente para llegar a acuerdos en cualquier ámbito, incluso sobre el proyecto de nuevo Estatuto, no para hacer el paripé ni para vender fotos.

¿El hecho de que llevemos un año sin víctimas mortales le hace alentar alguna esperanza sobre la cercanía de una declaración de tregua por parte de ETA?

Yo supongo que es un indicio de que ETA está en una fase de reflexión. O al menos quisiera creer que así es. Pero tampoco descarto que se pueda producir un atentado a corto plazo. En pura lógica, si algún día tienen que declarar un cese de hostilidades tendrán que decir antes «aquí estamos».

¿Si el gobierno socialista moviera ficha con los presos eso podría evitarse?

No lo sé. Habría que preguntárselo a ETA. En todo caso, Zapatero tiene una oportunidad histórica para desmontar todo el entramado legal de recorte de libertades que puso en marcha el PP con su visto bueno. Por ejemplo revocando la Ley de Partidos y dando la posibilidad a toda esa gente que se ha visto privada de sus derechos civiles y políticos de votar a la opción que quiera, modificando el preámbulo del pacto antiterrorista, acabando con la política de dispersión o con medidas como el cumplimiento íntegro de las penas que suponen una venganza encubierta o tomando decisiones para erradicar la práctica de la tortura. Se le está acabando el plazo y no está haciendo los deberes.

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«Votaremos en contra o, en todo caso, nos abstendremos»

El Secretario General de Eusko Alkartasuna valora positivamente que el Gobierno de Zapatero haya decidido someter el proyecto de nueva Constitución europea a Referéndum. Sin embargo, advierte de la trampa que supone que se le haga decidir a la ciudadanía sobre algo que previamente no se le ha explicado.

«Siguiendo con la tónica de la campaña que PP y PSOE han hecho en las pasadas elecciones europeas, todo parece indicar que se le va a pedir al ciudadano que vote sobre algo que no conoce», afirma Ziarreta.

Respecto al documento que previamente ha sido consensuado por los jefes de los Estados que integran la Unión, el dirigente de EA reconoce aspectos positivos, como la ampliación de las competencias del Parlamento europeo, pero asegura que, al menos para gallegos, catalanes y vascos, son más los negativos puesto que «según lo acordado, las naciones sin estado no sólo no tienen representación en las actuales instituciones de la UE sino que con esta constitución se limita aún más su participación, en la medida en que se elimina la referencia a que ésta sea una unión de pueblos y se establece el papel de la propia Constitución europea como garante de la integridad territorial de los Estados».

Por todo ello, Ziarreta adelanta que, lo más probable es que el voto de EA sea contrario a su aprobación. «Todavía estamos en fase de análisis pero la lógica hace suponer que, o bien nuestro voto será negativo, o bien optaremos por la abstención».

AMAIA FANO / deia.net

Fuente: Unai Ziarreta