Maiorga Ramirez La coalición Nafarroa Bai se presenta a las elecciones forales de 2007. Y lo hacemos, además, con vocación de ser la llave y el acicate del cambio político y social en Navarra.

Cuando Batzarre, EAJ, Aralar y Eusko Alkartasuna, junto con personas independientes, decidimos en 2004 concurrir juntos a las elecciones al Congreso de los Diputados el objetivo fundamental era obtener representación y hacer visible en Madrid la Navarra vasca, abertzale, progresista y de izquierdas que representamos. Al revalidar esta fórmula para 2007 lo hacemos con un objetivo mucho más ambicioso: impulsar el cambio de Gobierno en Navarra y en los ayuntamientos en los que actualmente gestiona la derecha.

Nafarroa Bai es el resultado de un proceso de maduración en el ámbito abertzale y progresista de Nafarroa, que ha confluido en torno a la coincidencia básica de que es necesario participar activamente en las instituciones y, además, con voluntad de incidir directamente en la gestión de Navarra.

Premisa que algunos hemos venido aplicando a lo largo de toda nuestra trayectoria, ya que siempre hemos entendido que, por responsabilidad y en defensa de la realidad social y cultural a la que representamos, debíamos estar presentes en todos aquellos foros en los que se toman decisiones, rompiendo así la exclusión a la que se ha querido someter al abertzalismo en Navarra.

Esta convicción fue la que en 1995 nos llevó a participar, junto a otros partidos, en la única experiencia de Gobierno plural que ha existido en los últimos 27 años en Navarra, cerrando el paso a la derecha ultraconservadora y antivasca de UPN. Una experiencia que fue posible gracias a la voluntad de pacto entre partidos ideológicamente divergentes, pero cuya prioridad era ofrecer a la ciudadanía navarra una gestión distinta.

Afortunadamente, con el paso del tiempo otras fuerzas hasta ahora en los antípodas de esta estrategia se han sumado al realismo político, haciendo posible la colaboración en NaBai.

Hoy la situación es, por tanto, distinta. La gestión uniforme del Gobierno de UPN-CDN ha puesto de manifiesto la reunificación de la derecha navarra en torno a sus postulados más radicales. Un viraje que se ha traducido además en una renuncia a su discurso originariamente navarrista para pasar a asumir casi en su totalidad el mensaje y la estrategia del Partido Popular.

Los últimos diez años de gestión de UPN, primero por medio del pacto con el PSN, con la recurrente excusa de la estabilidad institucional , después mediante la mayoría absoluta que le otorgó el apoyo de CDN y la ilegalización de Batasuna, han desembocado en un retroceso social y un empeoramiento de la convivencia política. Una dinámica que sólo podemos romper si somos capaces de acordar un gobierno distinto y un programa de gestión común entre las fuerzas políticas comprometidas con el cambio: los abertzales, PSN e IU. Entendimiento desde el respeto mutuo, sin imponer renuncias ideológicas inaceptables, desde la lógica política y democrática que hizo posible asumir un compromiso de gobierno en diversos ayuntamientos navarros hace tres años.

Sin duda, van a ser múltiples los esfuerzos y las presiones de UPN por evitar esta posibilidad, tratando de generar división y enfrentamiento, y alimentar dependencias, miedos y complejos, para desanimar esa determinación. No hay que olvidar que son muchos los poderes fácticos y mediáticos que controla la derecha navarra.

Porque no se trata sólo una alternancia en el poder, sino de higiene política en la gestión pública. Los casos de descontrol e irregularidades detectados en relación con algunos departamentos corroboran la instalación de la desidia, el clientelismo político y una visión trasnochada de la cosa pública , por parte de un Ejecutivo que antepone sus fobias políticas e interés partidista al bienestar de la ciudadanía, abandonando incluso el impulso a algunos proyectos fundamentales para Navarra.

Pero nada dura eternamente. Y si en los próximos meses se confirman las expectativas, se abre un proceso de pacificación y normalización política en Euskal Herria y las vías políticas se imponen definitivamente, habremos dado un paso de gigante. También, por supuesto, en Navarra.

Un paso al que debemos contribuir precisamente con especial ahínco quienes hoy formamos parte de Nafarroa Bai, que debemos ser un agente activo en la exigencia de restauración de todos los derechos, por supuesto los humanos vulnerados por una estrategia violenta inadmisible, y los civiles y políticos, hoy violentados por la Ley de Partidos.

La pacificación y la normalización política es un objetivo insoslayable para cualquier demócrata, y un paso imprescindible para la profundización democrática en Navarra.

Y Nafarroa Bai, reflejo de la Navarra abertzale y progresista, debe ser un agente involucrado en este proceso. Por principio y por respeto a todos los que han sufrido y sufren las consecuencias de la violencia.

Debemos permanecer permeables y abiertos a las nuevas condiciones del escenario político, y paralelamente, seguir avanzando en el debate y el acuerdo en torno a los compromisos programáticos conjuntos, que nos permita concretar criterios para la colaboración con otros, y la futura participación, si así lo desean, de otras fuerzas en esta iniciativa.

En 2007 los abertzales podemos ser la segunda fuerza política de Navarra. Y debemos prepararnos para ese momento. Sin pausa pero con tiento, estableciendo prioridades, desde una noción clara de lo importante en cada momento. Actuando como la Navarra despierta que somos, dispuesta a remover democráticamente en positivo y de forma constructiva, el cambio político. Y lo haremos.
Fuente: Maiorga Ramirez