Gorka Knörr Borràs. Secretario General de Eusko Alkartasuna

Me llamaron de un conocido medio para que opinara sobre “lo de Maruri”. Mi respuesta fue clara: me niego a participar en una operación de propaganda, operación burda y construida sobre hechos inexistentes, operación en la que, incomprensiblemente (o muy comprensiblemente), han sido sistemáticamente orillados y escondidos sus antecedentes. Para desmemoriados, recuerdo que se habló por parte del denunciante de inexistentes pintadas a favor de ETA y de los presos, de no menos inexistentes pintadas sobre la huelga del 19-J , entre otras cosas, para poner en evidencia un clima de presión. Dicho en palabras del propio denunciante, “territorio hostil”.

Debo añadir que ese importante medio es el mismo que o no publica una línea de los artículos que le envío, o si lo hace es con uno y medio o dos meses de retraso; lo mismo suele suceder con mis cartas, aunque vayan firmadas en mi condición de vicepresidente primero del Parlamento vasco, y hagan referencia, por ejemplo, al bloqueo de la Cámara con motivo del debate presupuestario. Son muy libres de actuar así; pero que no nos adoctrinen con aquello de la “libertad de prensa”. Claro que no diga usted dónde lo censuran, mientras se ceden generosos espacios a todo aquel que ponga a caldo al nacionalismo vasco (el último ejemplo es ver con qué equilibrio se ha tratado la aprobación del Dictamen sobre Autogobierno del Parlamento vasco). No lo diga, no vaya a ser que le acusen de poner a algunos en el punto de mira de ETA.

Pero volvamos a la escandalera de Maruri. Es difícil superar el listón de tanto improperio, de tanto insulto gratuito contra los representantes del pueblo de Maruri y del nacionalismo democrático vasco en general, pero el nacional-perejilismo español ha mostrado una innata capacidad de superarse a sí mismo. Si ustedes hacen un repaso de lo que se ha dicho y publicado, los hechos dados como sagrados son que un cura ha solicitado escolta por haberse sentido presionado y amenazado en su pueblo, toda vez que se había buzoneado en Maruri una carta de los representantes del municipio recriminando las posiciones del citado cura.

Poco importa, al parecer, que, al margen de lo acertado de los términos de la misiva, ésta fuera consecuencia de las graves acusaciones del cura contra el pueblo y vecinos de Maruri, pueblo en el que se cometían, al parecer, todo tipo de “desmanes nacionalistas”, desde pintadas a granel, incluida alguna de “Gora ETA” hasta el mismísimo fraude electoral, a través de manejos con las papeletas de voto. Papeletas nacionalistas, por supuesto.

Total, que aquí nos encontramos con que no se puede ser al parecer católico y nacionalista. Nada nuevo, ya el arzobispo de Pamplona (no pongamos Iruña, por si acaso) le comió terreno al adelantado de Maruri. También con pintadas que al final resulta que no estaban en Maruri, sino diez kilómetros más allá. Con un cura que dice sentirse presionado, pero con el que todos dicen haber compartido mesa, misa y mus hasta el mismo día de la denuncia televisado-radiada. Para qué seguir…

¿Y qué me dicen de la misa de mayor cobertura del mundo mundial? Ante tamaña convocatoria no son pocos los maruritarras que se niegan a ser extras del evento mediático, máxime después de que el ex falangista y presidente del Gobierno español llamara nazis a sus representantes municipales. Pero qué importa, lo que aquí se juega es lo que se leerá, se dirá y se verá por los medios de comunicación, sin rastro del menor pudor periodístico. Así, al día siguiente se puede ver, en el tenido por primer medio del Estado, la información, acompañada de testimonio gráfico, cuyo pie reza: “el cura de Maruri conversa con varios feligreses”. ¿Feligreses? No, ni uno, son todos conocidos miembros del ámbito foro-plataformil. Pero, ¿qué importa la veracidad de la información?

Nazis, mas que nazis; a quién se le ocurre mandar una carta de respuesta a todas las mentiras e improperios lanzados contra Maruri y los maruritarras. Una carta, además, firmada por los representantes elegidos por el pueblo. ¡Habrase visto! Claro que, bien mirado, Patrizio, el concejal de EA, hace 24 años, cuando el caudillo Aznar ponía a caldo la Constitución y todavía elogiaba a José Antonio (Primo de Rivera, no confundir) y lamentaba que se mancillara la memoria de Franco, ya estaba comprometido con la lucha por las libertades, y se supone que algo tendrá que hacer para que prevalezca la verdad… Pero eso, ¿a quién importa?

Alguien ha dicho que el 13 de mayo de 2001, el PP perdió el Norte, su guerra particular con el nacionalismo vasco, y que llevaría camino de perder el poder en Madrid, en beneficio de la democracia, la tolerancia y el respeto a las ideas. A mí me parece una exageración, habida cuenta del recambio del PSOE, que en “lo de Maruri” se ha alineado, otra vez, con la mentira y la manipulación informativa. Como dijo Jesús Leguina antes de las elecciones vascas, con la “división acorazada”. Y van…

Fuente: Gorka Knörr