Entrevista a Mikel Irujo en DV
Mikel Irujo, candidato de la coalición Europa de los Pueblos, reivindica un profundo cambio de modelo institucional que acabe con la histórica capacidad de veto de los estados

Su tío abuelo fue Manuel Irujo, el líder histórico del nacionalismo vasco precursor del debate europeo y del que ha heredado cierto entusiasmo por lo que fue el sueño político de aquella generación. Licenciado en Derecho y de 31 años, el navarro Mikel Irujo fue asesor de Gorka Knörr cuando éste fue eurodiputado. «Nadie que ha trabajado allí ha vuelto indiferente», sostiene.

-Se le ve ilusionado…

-Todos los que hemos trabajado allí no volvemos indiferentes. El 99% venimos con la idea de Europa en las venas, como si fuera una droga. Es por eso que el Parlamento Europeo lo primero que hará es exigir una mayor integración, un menor papel del Consejo y un mayor papel de la Cámara.

-¿Le influye el europeísmo de su tío abuelo, Manuel Irujo? Él creyó de verdad en el sueño europeo…

-Claro. Como en toda mi familia. Creo que se ha conseguido transmitir el sentir europeo de Manuel Irujo hasta ahora.

-¿Cuál es el objetivo esencial de la coalición Europa de los Pueblos?

-Lo que dice su nombre. Una Europa que esté basada en pueblos, no en estados. El Consejo no es más que una limitación al funcionamiento del Parlamento. Cualquier decisión comunitaria se tiene que aprobar en el Parlamento y también en el Consejo. En temas fiscales y sociales, los estados miembros siguen manteniendo derecho a veto, tal como se contempla en el proyecto de Constitución. Pedimos que este consejo desaparezca, que no haya un control estatal de lo que es la legislación europea. Por eso cuando pedimos la desaparición de los estados estamos pidiendo la desa- parición del protagonismo que tienen y que debería estar sustituido por un Senado de los pueblos de Europa elegido por sufragio universal. Por eso pedimos una Europa más social.

-¿Qué ofrece Europa a un nacionalista vasco?

-Todo, y a cualquier ciudadano. La Unión Europea es la mejor idea que se ha puesto en marcha en la historia de Europa. Ha traído paz, bienestar y prosperidad, aunque todavía hay mucha gente que no goza de ello. Lo primero que hay que hacer es llegar a conocerla.

-Romano Prodi ha dicho que no ve viable el plan Ibarretxe en el Tratado de la Unión…

-No lo dijo así. El plan del Gobierno Vasco no incluye para nuestra desgracia una independencia. Es un plan para un estatus de libre asociación. El orden jurídico comunitario -precisamente porque estos estados son los protagonistas- deja a cada estado que se organice internamente como le da la gana. La trampa fue que a Romano Prodi se le preguntó: «¿Ampara el derecho comunitario el plan del Gobierno Vasco?» La respuesta es obvia, es no, es que ni la ampara ni la deja de amparar; es decir el derecho comunitario no tiene nada que decir, es una cuestión interna de cada estado. Cuando pedimos la autodeterminación y la independencia es porque es posible si hay voluntad. Incluso convirtiéndonos en una república vasca en Europa, las tres condiciones establecidas para entrar son el respeto a los derechos humanos, una legislación adaptada al derecho comunitario y una economía basada en el libre mercado. Todo eso lo cumplimos diariamente.

-¿Pero la UE daría luz verde a una hipotética independencia?

-Yo creo que la Unión Europea daría luz verde a una república vasca en Europa. Un proceso de autodeterminación es inconcebible que se lleve sin un consenso básico con los estados español y francés. Aquí nadie está hablando de una revolución. Tiene que haber un consenso básico sobre el reconocimiento y regulación del derecho a la autodeterminación. Sería más que viable. Es mentira que los estados estén desapareciendo, son los principales obstáculos para la integración. La política exterior común ni siquiera es un pilar comunitaria. La UE tiene que sentarse con voz única en las Naciones Unidas.

-¿Pero no hay ya una transferencia de soberanía?

-Sí y no. El Estado español, al final, siempre va a estar presente en el último foro donde eso se decide. Europa es un éxito porque no ha habido más remedio que hacerlo. El idealismo de Monet fue el inspirador, pero no es aquel espíritu lo que mueve a esta Unión.

-¿Qué opina del proyecto de Constitución europea?

-Este proyecto de Constitución ha nacido completamente viciado y en la propia redacción sabemos que va a menos, sin dar ninguna personalidad jurídica a los entes que no son estatales. El delegado de la Alianza Libre Europa Neil Mackornick defendió en los trabajos de la convención la creación de un grupo de trabajo entre regiones. Fue vetado por el voto en contra del PP europeo aunque tampoco los socialistas hicieron mucho. Queremos una Europa de los pueblos también para que sea una Europa más social.

-¿En qué sentido?

-Por ejemplo, queremos que en Europa se apruebe una renta básica, que el pacto de estabilidad no sea tenido en cuenta como una excusa para aplicar recortes sociales, que haya un salario mínimo europeo en función de la renta de cada pueblo… que se activen políticas de lucha contra la exclusión social. Hay 50 millones de ciudadanos comunitarios que viven en el umbral de la pobreza.

«Por separado sumamos más»

-¿La dispersión de la oferta nacionalista en estas elecciones no debilita los intereses de los abertzales en Europa?

-En este caso partimos de unas elecciones completamente diferentes, de circunscripción única. Por eso nos obliga a todos a establecer ese tipo de coaliciones. Si todos los partidos abertzales nos uniéramos en una candidatura conjunta, el máximo al que podríamos aspirar es a un diputado. Yendo como vamos podremos tener hasta dos representantes. Los nacionalistas vascos sumanos más por separado, aunque nosotros seguimos pidiendo una circunscripción única para toda Euskal Herria.

-¿Por qué no ha sido posible en esta ocasión lo que fue posible hace cinco años, por ejemplo que el PNV y EA participaran en la misma candidatura para Europa?

-Igual que hace diez tampoco fue posible. No hay que ver esto con dramatismo, la correlación de fuerzas a nivel de nuestras coaliciones ha cambiado considerablemente.

-¿Piensa que al final se logrará la cooficialidad del euskera en Europa?

-Ése es nuestro objetivo. Cuando pedimos la cooficialidad del euskera es porque es un principio democrático. Todos tenemos el derecho de poder acudir a nuestras instituciones en nuestra lengua. Ahora mismo hay 20 lenguas de trabajo diario, muchas de ellas que se hablan menos que el euskera. Son lenguas de trabajo porque son lenguas homologadas por los estados. Si pretendes hacer una tesis doctoral sobre derecho comunitario en euskera, como es mi caso, te cuesta un trabajo ingente por la necesidad de una traducción. Nosotros pensamos que la Europa de los pueblos será sensible a esta realidad multicultural. Más aún, si se ha ampliado a otros diez estados será más sensible a su diversidad.

Alberto Surio / diariovasco.com
Fuente: Mikel Irujo