Jesús de Esnal y Uranga La paz comienza en los corazones. No es la simple
ausencia de guerra, no consiste sólo en evitar el conflicto generalizado,
sino en ayudar a orientar nuestros razonamiento y acciones hacia el bien de
todos. Establecer una cultura de la paz y de la no violencia requiere un nuevo
lenguaje y nuevos gestos de paz. Al perseguir este objetivo no sólo debemos
educar a las nuevas generaciones, sino también a nosotros mismos.
Sentimos como propias a las víctimas de
las Torres Gemelas, pero toda campaña contra el terrorismo, mediática
o cruenta, con guerras que traen innumerables víctimas, necesita previamente
afrontar las condiciones sociales, económicas y políticas que
alimentan la emergencia terrorista, la violencia y el conflicto.
El servilismo de los gobiernos europeos ante
las actuaciones de EE UU y de una manera especial del Sr. Aznar, que ofrece
tropas para la guerra de Afganistán y todo lo que sea por sacar la cabeza
fuera es denigrante. El Sr. Aznar debe analizar las causas del conflicto vasco,
y actuar en justicia y deseo de paz, y no con ánimo de venganza ensañándose
con los presos (declaraciones de Saenz de Santamaría), su dispersión,
y aprovechando la lucha contra la violencia de ETA, para atacar a EA y PNV de
manera injusta.
EE UU está utilizando bombas diseñadas
para provocar masacres, pues antes de tocar el suelo liberan cientos de pequeñas
bombas que se esparcen en amplias zonas. Algunas no explotan y quedan en el
suelo actuando como minas antipersona, según han denunciado varias ONG.
Los actos de revancha no sanarán este
odio. Las represalias que golpean indiscriminadamente continúan el torbellino
de violencia y son soluciones ilusorias que impiden el aislamiento moral de
los terroristas. Tenemos que cancelar los elementos más obvios que provocan
condiciones de odio y violencia y que son contrarias a todo movimiento de paz.

Fuente: Eusko Alkartasuna