Prof. César Arrondo

Una sentencia que el Tribunal Supremo aprobó en el día de hoy declara ilegal a Batasuna. Esta medida supone un recorte a la libertad de reunión y asociación política, como así también del sistema plural de partidos.

El presidente del Estado español José María Aznar ha presentado esta novedad ante la prensa como si España hubiese ganado un campeonato mundial de fútbol. Su ministro del interior Angel Acebes, promete a partir de hoy mayor ´democracia y libertad para los vascos´.
No cabe duda que algo anda mal en la cabeza del primer ministro español, de su gabinete y de sus socios del PSOE, esto no es una casualidad sino un premeditado plan que se comienza a aplicar desde el mismo momento en que se aprobó la nueva ley de partidos políticos, hija del pacto antiterrorista.

No hay espacio en los planes de Aznar para la política, el diálogo, los derechos de representar y ser representados que les asisten a todos los ciudadanos vascos.

La celeridad en las definiciones judiciales, confirman la politización de la justicia, con lo cual se desdibuja la división de poderes.

Este hecho coloca al Estado español en pie de igualdad con las peores dictaduras del mundo, garantizando solamente a partir de la ilegalización de Batasuna que miles de ciudadanos vascos se queden sin referencia política.

La prepotencia tiene un solo objetivo, desconocer la realidad del país vasco y la naturaleza política del conflicto. Sr. Aznar, el pueblo vasco hace miles de años que esta allí asentado en los Pirineos, Ud. podrá ilegalizar a Batasuna, hacer desaparecer ETA y a todos los colectivos que huelan a ´abertzalismo´ que hoy son una realidad social y política en Euskalherría. El contencioso vasco continuará, solamente en un marco de respeto, ausencia de violencia y reconocimiento de los derechos históricos del pueblo vasco, se transitará por el sendero de las soluciones y la pacificación.

Hoy Sr. Aznar está Ud. festejando un retroceso en la superación del conflicto vasco, y para ello ha tenido que devaluar a la democracia.

Fuente: César Arrondo