Sr. Presidente,
Sr. Rodríguez-Zapatero,
Señorías,

Intervengo en nombre de Eusko Alkartasuna para expresar nuestra posición en este debate de investidura. Ayer escuchábamos con atención todas y cada una de sus palabras, esperando sinceramente encontrar un nuevo talante, una nueva manera de hacer política y también unas reformas concretas, nuevas propuestas de contenido que nos permitan salir del ´túnel de involución democrática´ al que el Gobierno del Partido Popular nos ha llevado en estos últimos años.

Permítame, Sr. candidato a la Presidencia de Gobierno, que hoy más allá de tratar cuestiones sectoriales, que también mencionaremos, analicemos la situación política. ¿Dónde nos encontramos? ¿Por qué hemos llegado hasta aquí? y ¿Qué esperamos de su partido y en su caso, Gobierno, para la próxima legislatura?

Estas elecciones han traído un ambiente de esperanza indudable en la mayoría de la sociedad representada en esta Cámara. Un ambiente de esperanza que debe interpretar Ud., Sr. candidato a la Presidencia del Gobierno, con gran cautela, pues es el resultado de factores muy especiales que no implican necesariamente una confianza definitiva en sus propuestas ni una confianza en la trayectoria de su partido en las pasadas legislaturas. Esa esperanza traducida en votos es, más bien, una reacción contra el vendaval reaccionario que ha imperado en la última legislatura. Vendaval impulsor de una auténtica ´contrarreforma´ antidemocrática, que ha supuesto un retroceso alarmante de derechos y libertades; Que ha hecho proliferar leyes y actuaciones gubernamentales de signo reaccionario en todos los ámbitos; Que dedicó leyes y sanciones penales a destinatarios políticos potenciales presentes o futuros y, muy especialmente, que encontró en la criminalización permanente del nacionalismo vasco más democrático (mezclándolo arteramente con la violencia) el gran recurso para eclipsar los grandes problemas y fracasos de un Gobierno.

Sr. candidato, en esta ´contrareforma´ Uds. también tuvieron una gran responsabilidad por acción u omisión. Especialmente al dejarse envolver en esa estrategia que consistía en disputar el filón de votos, sensibles a una exhibición de ´firmeza´ contra el nacionalismo vasco, confundido arteramente, repito, con la violencia y, al socaire de esta estrategia, vinieron leyes y actuaciones que suponían un serio retroceso democrático.

En la pasada legislatura, el Gobierno del Sr. Aznar cometió el error de excederse en su estrategia criminalizadora del nacionalismo vasco y la sociedad española se percató de tal exceso. Durante mucho tiempo, todo valía para polarizar la atención de la sociedad en contra del enemigo nacionalista. Así se nos denominaba: ´cómplices de los asesinos´, ´amigos de los verdugos e insensibles con las víctimas´, ´excluyentes y xenófobos´ y una interminable retahíla de canallescas imputaciones servían para distraer la opinión pública del desastre del Prestige, de la guerra de Irak, de la precariedad laboral o de la contrarreforma educativa y ¡de tantas cosas!

Pero llegaron los excesos que ya no encajaban tan fácilmente a la opinión pública y que hirieron a su propio partido, Sr. Rodríguez Zapatero. Vinieron los ataques al tripartito catalán, al que se llegó a atribuir ´complicidad con asesinos´, y eso puso de manifiesto que la violencia servía para atacar al adversario político, a ustedes mismos, aunque hubieran sido impulsores del llamado pacto antiterrorista. Y llegó el terrible atentado del 11-M y gran parte de la sociedad descubrió con asombro que agitar la cuestión vasca y el terrorismo de ETA podía servir para derivar la atención sobre el origen del horrible crimen que evocaba el error de la guerra de Irak.

No hablo de todo esto sólo para hurgar en el pasado, sino para sugerirle respetuosamente, Sr. Rodríguez Zapatero, que entienda el sentido de la reacción social y asuma la necesidad de corregir los errores de ese pasado.

Corregir los errores del pasado, para Eusko Alkartasuna, supone recuperar los derechos y libertades fundamentales hoy vulneradas, recuperar la libertad de expresión, de opinión, la transparencia, el pluralismo político; derogar la Ley de Partidos y reformar el Código Penal actual además de tantas modificaciones en materia de justicia, que no respetan principios básicos, de igualdad ante la Ley, la irretroactividad de las leyes penales y sancionadoras el principio de humanidad de las penas, la defensa del menor, la defensa del juez natural, evitando los Tribunales de Excepción.

Abogamos igualmente por el derecho a la reinserción social, al acercamiento de presos y al cumplimiento de las recomendaciones para evitar las torturas y los malos tratos Naciones Unidas, del Consejo de Europa y otras prestigiosas organizaciones.

Es hablar también de un giro copernicano en Educación. Nos agrada que ayer anunciara usted la suspensión de la Ley de Calidad. Defendemos la formación profesional, así como toda aquella formación en la vida de una persona que combine calidad, accesibilidad y apertura al mundo.

Hablamos de un cambio en las políticas sociales que deben converger con Europa que el gasto del Estado en relación con el PIB en materia de invalidez, exclusión social etc. deje de ser el más bajo de la Unión Europea. Un cambio en política de inmigración que pase de ser una política basada en medidas político-represivas y policiales a una verdadera política de integración.

He hablado de Cultura. Deben respetar y aceptar las diferentes culturas y lenguas de las naciones del Estado. La diversidad cultural y lingüística es una riqueza para todos, ni es debe ser nunca un problema. Un proyecto real de construcción europea que dé cabida a todas las naciones, con o sin Estado, su cultura y su lengua. Y tantas y tantas reformas que les iremos planteando si sale elegido Sr. Rodríguez Zapatero.

Como representante vasca quiero sugerirle también que no se obstine en impedir que el Parlamento Vasco pueda debatir una propuesta de gobierno, de la reforma del autogobierno, -ayer creí entender que van a participar en el debate del Parlamento- que será todo lo discutible que ustedes quieran (por eso debe debatirse) pero que frente al aluvión de descalificaciones (´anticonstitucional´, ´impositivo´, ´excluyente´, etc.) que han llovido sobre ella merece algunas reconsideraciones por su parte.

Y por ello, por las siguientes razones:

1) No es una iniciativa ilegítima. Es la propuesta de un Gobierno legítimo, en el ejercicio de una función genuina, como es la hacer una propuesta a un Parlamento democrático para su debate.

2) El Gobierno vasco es un gobierno plural, integrado por partidos diferentes como PNV, EA e IU, acertadamente o no, ha creído encontrar un equilibrio en su propuesta entre posturas más extremas, de un signo u otro como es notorio.

3) Frente al reproche ´apriorístico´ de inconstitucionalidad, esa propuesta no invoca sólo un principio de autodeterminación. Quiere encontrar en la especificidad del reconocimiento de los derechos históricos vascos en la propia Constitución y en el Estatuto una vía para profundizar en el autogobierno. Porque si no existe potencialidad alguna en ese reconocimiento constitucional (algo que se debe debatir precisamente en el Parlamento), ¿habría que concluir que el mismo fue pura retórica y fraude, tal y como temimos muchos nacionalistas en el debate constitucional?

Terminamos, Sr. Rodríguez Zapatero, el tiempo, limitado, me impide extenderme. Hoy, después de ocho años, hemos dado un giro de la derecha a la izquierda y este giro no puede limitarse a una mera cuestión espacial de este hemiciclo, debe conllevar un cambio sustancial en la vida política, en las maneras de proceder y en su contenido.

Conoce Ud. la manera de hacer política de Eusko Alkartasuna. Somos sinceros en nuestros planteamientos. Siempre hemos defendido, aquí y en otros foros, la independencia de Euskadi en Europa, pero también siempre hemos sido respetuosos con otras ideas aunque no las compartiéramos. Y lo hacemos así porque creemos que la sinceridad y el respeto permiten credibilidad y confianza, base de cualquier consenso, siempre necesario en la resolución de los problemas y sobre todo en los momentos actuales para todos decisivos. Por ello, la abstención de EA significa un compás de espera y la apuesta por un verdadero cambio que restaure las libertades recortadas, el diálogo interrumpido y el respeto entre las instituciones, incluido el que merecen Gobierno y Parlamento Vasco en el ejercicio de sus genuinas facultades.

Fuente: Begoña Lasagabaster