De inhóspito territorio alejado del mundo a estar en la primera plana de la prensa internacional, ese es el camino recorrido en muy poco tiempo por el Kalaalit Numaat (Pueblo Kalaalit).
Las devastadoras consecuencias del cambio climático son perfectamente visibles en Groenlandia. La aceleración del deshielo ha dejado al descubierto extensos territorios de enorme potencial minero: depósitos de uranio y “tierras raras”, un grupo de 17 elementos químicos imprescindibles para la fabricación de alta tecnología, tecnología militar y productos de uso cotidiano como los teléfonos móviles, las baterías eléctricas, ordenadores o incluso dispositivos médicos. Por si fuera poco, si no se frena el deshielo, se abrirá una nueva ruta de la seda por el Ártico para el comercio y transporte de mercancías.
De ahí el interés geopolítico que tiene Groenlandia para las grandes potencias y multinacionales. De hecho, China y Estados Unidos están ya muy implantadas en la isla.
Pero la extracción minera conlleva consecuencias para el medio ambiente y la salud y esa ha sido la clave de la reciente contienda electoral. El partido ganador, ”Inuit Atagatigiit”, de la izquierda soberanista y ecologista, presentó un programa electoral que claramente se opone a la extracción minera indiscriminada y defiende los derechos colectivos de los pueblos indígenas a la tierra y sus recursos.
El reino de Dinamarca está conformado por tres naciones: Dinamarca, Groenlandia y las Islas Feroe. Si bien desde un punto de vista político, desde 2009, la nueva ley de Autogobierno amplió considerablemente las competencias exclusivas de Groenlandia y el Gobierno danés reconoció al pueblo groenlandés el derecho a la autodeterminación, desde un punto de vista económico la dependencia de Groenlandia respecto de Dinamarca sigue siendo muy alta. Dinamarca le proporciona algo más del 50 % del presupuesto nacional, unos 500 millones de euros anuales.
En este momento, con una neta mayoría política a favor de la independencia el reto del próximo gobierno será aunar independencia administrativa y económica para abrir la vía a medio plazo a un posible Referéndum de Independencia. Son tiempos de esperanza y nuevas alianzas para impulsar un desarrollo económico sostenible, una transición energética justa y una explotación responsable de los recursos naturales.
Visto desde Euskal Herria y desde la ALE, partido político europeo que agrupa a 46 partidos políticos a favor del derecho a la autodeterminación presentes en 19 Estados europeos, el caso de Groenlandia es paradigmático.
Cuenta ya con el reconocimiento de Pueblo y Nación con capacidad para autodeterminarse otorgado por un Estado miembro de la UE, Dinamarca. Los principios democráticos nos hacen pensar que en el siglo XXI, la voluntad de las personas sobre su propio destino colectivo expresada libremente en las urnas ha de encontrar un cauce democrático. Por eso, en vísperas de la apertura el próximo 9 de mayo del debate ciudadano sobre el Futuro de Europa, impulsamos con más convencimiento que nunca la necesidad de que la UE se dote de un marco jurídico de referencia que permita el libre ejercicio del derecho a decidir de los Pueblos y su posterior reconocimiento internacional.
Escocia, Cataluña, Flandes, Euskal Herria, Gales pero también Bretaña, Galiza, Córcega son pueblos decididamente europeístas que deberían poder encontrar, si así lo decidieran, su acomodo en la Unión Europea como nuevos Estados Independientes.
Gasteiz, 8 de abril de 2021
Lorena López de Lacalle Arizti
Secretaria de Relaciones internacionales, Eusko Alkartasuna
Presidenta de la ALE, Alianza Libre Europea