Carlos Garaikoetxea Defiende que se reivindique en Europa el derecho a decidir y la configuración de mayorías amplias nacionalistas, “imposibles con violencia”.

Carlos Garaikoetxea advierte de que emite sus opiniones en calidad de «observador» porque es ya un «humilde jubilado» de la escena partidista. Pero da la sensación en todo momento de llevar el ‘virus’ de la política en la sangre, con respuestas extensas que argumenta de forma apasionada con abundantes referencias históricas. Convencido de las bondades de la consulta de Ibarretxe, el ex lehendakari y fundador de EA alerta sobre la incoherencia de coaligarse con un PNV al que le pesen «los michelines».

-¿Ve posible un fin de ciclo de la hegemonía nacionalista en las instituciones vascas?
-No es metafísicamente imposible, pero no veo por qué aquí tiene que haberlo y en Andalucía o Extremadura, por ejemplo, no se acuerdan de reclamarlo, con mucha mayor justificación por los escándalos y corrupciones.

-¿Le produce vértigo pensar en un Gobierno encabezado por el PSE?

-Me produce una honda preocupación porque he visto el comportamiento de los socialistas en Navarra. Hice con ellos la campaña por el Estatuto vasco, nadie me tiene que contar la historia. Saltó el escándalo de unas cuentas en un banco extranjero y nunca nos pidieron disculpas. Al contrario, nos han considerado casi unos apestados políticos mientras en la Comunidad Autónoma Vasca reclaman transversalidad. Pero en Navarra alardean de su pacto de hierro con el PP para impedir que podamos gobernar.

-¿La ruptura de UPN con el PP responde a una maniobra para cerrar el paso al nacionalismo en Navarra?

-Es evidente. Quienes hablan de actitudes excluyentes, que nos expliquen qué mayor frentismo puede existir que el contradecir sus propias promesas electorales de cambio para impedir que la segunda fuerza política en Navarra pueda estar en las instituciones.
-¿Nafarroa Bai tiene entonces imposible el avance hacia el poder?

-No lo creo. Lo tiene más complicado el PSN con su sumisión absoluta al PP. Ya tuvieron una gran crisis cuando quedó claro que eran simples monaguillos de Ferraz. Esto va a tener coste para los socialistas y, además, la ruptura PP-UPN evidentemente no fortalecerá a la derecha.

-¿Ibarretxe puede estar ‘tocado’ como candidato por su excesiva identificación con la consulta?

-Para otros, será un fracaso mayor que los que se llaman demócratas lleguen a decir desde instancias judiciales que el pueblo no puede tener la última palabra siempre. Podrían tomar ejemplo de la doctrina del Tribunal Supremo de Canadá, que dice que el principio democrático está siempre por encima de cualquier consideración. Y ese principio se vulnera en Euskadi al rechazar reiteradamente las decisiones de la mayoría. Ibarretxe ha sido objeto de un linchamiento mediático hasta la descalificación insultante. Pero a veces eso es como un boomerang. La gente no es tonta.

-¿Usted habría gestionado de otro modo la ‘hoja de ruta’?

-Siempre puede hacerse mejor, pero el problema no es de formas sino de fondo. Existe pánico en el poder central y sus epígonos a una consulta. El problema es de quienes no aceptan que hay un pueblo que tiene derecho a decidir y a ser consultado en base a una ‘hoja de ruta’ que no propone cosas estridentes o que no estuvieran ya contempladas en el tibio pacto de Ajuria Enea.

-Se lo decía porque EA ha trasladado la idea de que el PNV se ha achantado en este asunto.

-No hace falta que EA traslade nada. Ahí están las declaraciones de miembros muy relevantes del PNV que producen hasta escándalo.

-¿Puede concretar?

-El señor Azkuna y el señor José Luis Bilbao. Ya sabemos lo que eso significa y a qué sector están afectos. Eso no desnaturaliza la postura seguida por la mayoría del PNV con quienes hemos sido unos leales socios de gobierno, pero desde luego significa dar bazas inconmensurables a los contrarios.

-¿El acuerdo presupuestario con Zapatero también?

-A reserva de conocer con detalle lo que se anuncia como un principio de acuerdo parece ser que una competencia reconocida como exclusiva en el Estatuto se ha convertido en concurrente. Algunos dirán que más vale algo que nada porque se transfiere una cantidad de dinero. Pero lo cierto es que nuevamente el contenido potencial del Estatuto se ha degradado.

-¿No entiende las razones del PNV?

-Ha prevalecido un ‘arreglajo’ que degrada una competencia a cambio de dinero.

-¿Y ve aconsejable que EA concurra con ese PNV en coalición?

-Vaya, la preguntita.

-No queda ya demasiado tiempo para tomar una decisión.

-Soy un humilde jubilado. No sería muy prudente que diera una opinión rotunda al respecto, pero sí puedo decir que depende para qué. Parece que aquí las coaliciones se hacen exclusivamente para sumar algún escaño más o menos. Mi opinión es que según para qué. Y ya nos entendemos.

-De un escaño puede depender el futuro Gobierno vasco. ¿No harán de la necesidad virtud?

-Le digo con toda franqueza, y perdón por la inmodestia: yo renuncié a ser lehendakari otra vez en el 87 porque a mí no me interesa la política para estar en ella por estar. Hay que estar para algo que responda a unos ideales, y desde luego, si es para rebajar el pistón reivindicativo, no le veo la gracia. Para decirlo más claro, si prevalece en nuestros eventuales socios, a los que aprecio y respeto mucho, una de esas líneas que han dado en llamarse ‘michelines’ no sería consecuente con la razón de ser de la coalición.

-¿Y se impondrá esa línea?

-No lo sé, pero Ibarretxe es el candidato, y es de fiar. Puede ser un factor favorable y no un obstáculo. Pero insisto, lo importante es el compromiso que se firma en un papel.
-También pesará el espacio que le quedaría a EA si concurre en solitario.

-Es preferible tener algún diputado menos pero ser fiel a una línea que tener por objetivo mantener o mejorar una presencia en una institución determinada. Esto, que es de cajón, se ha desvirtuado. Desgraciadamente, la política se ha profesionalizado y burocratizado, hasta el punto de que muchos partidos tienen ése como único objetivo.

-En Guipúzcoa están a la greña.

-No es el problema de Guipúzcoa, es el de la comunidad autónoma. Gracias a una concepción de país, a una Ley de Territorios Históricos -que en su día estuvo en el nacimiento de EA- puede suceder que en un territorio se llegue a una fórmula y en otro a la contraria. Algunos ya avisamos de que esto podía suceder. El problema no es lo que tarde una coalición en llegar a una solución. El problema es que haya territorios que hagan de su capa un sayo.

Frentes y transversalidad

-Fue el primero en firmar el manifiesto pro consulta. ¿Se ha pinchado el globo?

-Doy por supuesto que se acudirá a Estrasburgo antes de las elecciones.

-¿La UE no se alineará con sus Estados miembros?

-Pero seguro que sorprenderá que una consulta con esos contenidos haya sido estigmatizada de esa manera, cuando en Gran Bretaña se habla con toda naturalidad de un referéndum de autodeterminación en Escocia. Torres más altas han caído, a pesar de que la postura apriorística es la de la solidaridad entre Estados. No voy a hablar de Kosovo ni de Montenegro.

-Si, como dice EA, el Estado ha fijado ya un tope infranqueable para el autogobierno, ¿qué solución queda?
-Ahora hablan de descentralización y eso, en Derecho, es menos que autonomía. Estamos en los primeros estadios de un Estado no unitario rabiosamente unitario. Se están agotando todas las vías del diálogo. No hay mas remedio que actuar en todos los ámbitos, sacudir las conciencias de nuestros convecinos europeos, buscar apoyo de lobbys internacionales… Todo hará falta.

-¿Mediante la acumulación de fuerzas abertzales?

-Eso de los frentes y la concentración tiene connotaciones peyorativas sobre todo cuando se refiere al nacionalismo vasco. Si desaparece la violencia claro que se puede configurar una mayoría.

-Sólo en ese caso.

-Cuando se lanzan esas insidias sobre la complicidad de ETA con el nacionalismo se dice justo lo contrario de la realidad. En términos políticos, quien más acaba pagando y sacrificando por su actitud rotunda frente a la violencia de ETA es el nacionalismo institucional al renunciar a configurar mayorías. Como se diría en latín, ‘¿quid profit?’, ¿a quién aprovecha la existencia de ETA? Desde luego, no al nacionalismo democrático. En todo caso, al otro. Al español.

-Es grave lo que dice.

-Cuidado con las preguntas y las respuestas. Hay que jerarquizar las cosas. No hablo de consideraciones éticas y humanas, sino de beneficiarios políticos.

-Cuando se conformaron esas mayorías, tregua mediante, en Lizarra acabaron por fracasar. ¿No extrajeron lecciones de aquello?

-Lizarra ha sido brutalmente desfigurada en sus contenidos reales. Se mutilaron los documentos existentes. Y soy testigo de excepción de ello porque los puso fundamentalmente EA, exigiendo a ETA garantías de respeto permanente a los derechos humanos y de apertura a la gobernalidad de las instituciones con partidos que no fueran nacionalistas.

-¿No ve posible un pacto transversal primero en Euskadi que después se ratifique con el Estado, como decía Imaz?

-Maravilloso, es el ‘desideratum’, pero si el pacto se revela imposible… La transversalidad es un tópico pero es tan simple como que cuanto más amplias sean las mayorías mejor. Ojalá hubiera consensos al 100%. Pero si no, no hay otra regla que la democrática. Nadie se escandaliza de que en Canadá, en Quebec, se hagan referéndums y gane el 51%.

 

Enlace: Entrevista de Olatz Barriuso en El Correo
Fuente: Olatz Barriuso/El Correo