CARLOS GARAIKOETXEA El lehendakari Garaikoetxea afirma que el relato sobre el final de ETA “lo tenemos que escribir todos” y pide para ello “un sentimiento humanitario por encima de cualquier consideración y antecedente político”.

El lehendakari Carlos Garaikoetxea ve en las palabras del ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, “una aproximación” a la “obviedad” de que hay “un problema político que es estúpido ignorar”. Asimismo, ha defendido que el relato sobre el fin de ETA “lo tenemos que escribir todos porque todos hemos tenido algún pecado y algún desacierto”. En una entrevista concedida a RADIO EUSKADI, se ha referido a las afirmaciones realizadas este pasado miércoles por el ministro en las que señalaba que ETA ya no es “fundamentalmente un problema policial”, sino que tiene “una dimensión política”, y que, a juicio de Garaikoetxea, sí suponen un paso.

No obstante, ha considerado que “lo va a explicar diciendo que lo ha dicho en sentido lato, en el sentido de que revisar una política penitenciaria, entender el momento político actual, entender la salida que hay que darle a esta situación, etc. es político”. “Pero quiero entender que hay una aproximación a algo que es una obviedad: que todo esto tiene un origen histórico y político, que a pesar de las aberraciones que ha tenido la práctica política por parte de determinados sectores y lo que haya podido suponer la estrategia de la violencia –de la que algunos hemos abominado siempre y seguimos diciéndolo claro– ha habido un problema político que es estúpido ignorar”, ha añadido.

En este sentido, ha resaltado que el “país lleva convulso 200 años, ha habido 40 años de represión espantosa” y “el nacionalismo vasco está desde el siglo XIX diciendo que hay una nación que tiene derecho a expresar su voluntad democrática y a ser reconocida”. Por ello, ha defendido que “el principio democrático es elemental”.

Por otro lado, el exlehendakari ha incidido en que el relato sobre el final de ETA “lo tenemos que escribir todos” y, para ello, ha defendido la necesidad de “tener un sentimiento humanitario por encima de cualquier consideración y antecedente político”. “Hay que reconocer a todas las víctimas por un sentimiento puramente humano, que digan su propio relato y que se escuche con respeto, aunque a veces esté teñido por la pasión emocional fácilmente comprensible”, ha añadido.

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