‘El soberanismo pacífico ha sido una tesis de EA que ahora secundan otros’

El ex lehendakari
y ex presidente de EA Carlos Garaikoetxea (Pamplona, 1938) vive la política
desde la barrera del retiro voluntario, pero la reciente aparición de
su libro de memorias políticas, Euskadi: la transición inacabada
(Planeta), le ha situado nuevamente en el centro de la actualidad. Garaikoetxea
se muestra satisfecho de la evolución del partido que creó y señala
que, a su juicio, Eusko Alkartasuna debería concurrir en solitario a
los comicios de 2003.
Pregunta. ¿Qué
acogida ha tenido su libro?
Respuesta. Me ha
sorprendido la rapidez con que se ha agotado la primera edición. Pretendí
hacer una crónica rigurosa de sucesos más que un libro para divertir,
y la acogida ha desbordado todas mis expectativas.
P. Hay quien
dice que los medios de comunicación de Madrid le están tratando
especialmente bien por su distanciamiento crítico del PNV y sus dirigentes.
R. Nadie es profeta
en su tierra, pero serlo precisamente en Madrid es, en mi caso, impensable que
suceda. Rechazo la mayor. Yo hablo del PNV con mucho respeto y además
dedico gran parte del libro a aquella etapa. Cosa diferente es una crisis concreta
que pretendo contemplar retrospectivamente sin ira y viendo lo que tuvo de positivo:
hacer aflorar un movimiento socialdemocrático que coexistía en
el PNV con otro sector democristiano, popular.

P. Se lamenta por esa transición inacabada, en un momento en el que
ni siquiera el diálogo entre los partidos vascos parece encontrar cauces
de normalidad. ¿Cómo desenredaría la madeja?
R. El conflicto
político que subyace como consecuencia de la demanda de autogobierno
tiene luego su reflejo en lo que algunos quieren citar como causa exclusiva
de lo que aquí sucede, un enfrentamiento entre vascos que a su vez es
doble: entre nacionalistas vascos y españoles y, dentro de los vascos,
entre partidarios de una estrategia violenta y los que propugnamos vías
estrictamente pacíficas. Para conseguir ese clima de sosiego político
y la normalización del país, la primera obligación es rebajar
el tono de nuestra confrontación. Mal ejemplo damos al sector rupturista
si nosotros no somos capaces de hacerlo. Pero todo está emponzoñado
por la violencia, que golpea hoy quizá más duro que nunca y distorsiona
toda relación política.
P. EA mantiene
un fluido diálogo con los escindidos de Batasuna. ¿Buscan diseñar
una vía propia hacia el soberanismo?
R. El soberanismo
pacífico ha sido siempre la tesis de EA, que afortunadamente está
ahora secundando Aralar y otras siglas. Porque, a veces, los que siempre hemos
estado en esas coordenadas parece que nos sumamos ahora y los que felizmente
se llegan a ellas ahora parecen los abanderados. EA ha sido referencia para
que este fenómeno sintomático de separaciones en el seno de Batasuna
se produjera en la dirección de una reivindicación radical democrática,
pero pacífica. Y también para que el PNV, que hablaba antes con
desprecio, desde su visión historicista-foralista, del principio de la
autodeterminación, hoy lo abandere. Pero lo importante de este espacio
es lo que tiene de reflexión interna del mundo de Batasuna, que, estoy
seguro, habrá llegado también a otros núcleos más
duros del movimiento.
P. Se deduce
que está usted especialmente satisfecho con el rumbo del partido que
creó.
R. Estoy satisfecho
de la coherencia de nuestros planteamientos y del milagro que casi ha constituido
configurar un espacio político socialdemocrático y radical en
la reivindicación nacional. Nuestra tarea para configurarnos como una
fuerza mayoritaria, abriéndonos paso entre partidos de tanta raigambre
histórica y social, es muy dura, pero estamos en todas las instituciones
del país -ayuntamientos, diputaciones vascas, Gobierno de Vitoria- y
esperamos que pronto en el de Navarra también.
P. ¿Debe
EA concurrir en solitario a las elecciones de 2003 o hay motivos para repetir
candidaturas conjuntas con el PNV?
R. Lo que hay es
un desenfoque de principio. Somos dos partidos que ocupamos dos espacios, lo
que alguien pretende ignorar, quizá por nuestros orígenes. Pero
nuestras resoluciones [congresuales] establecen que, salvo circunstancias excepcionales
y mayorías cualificadas en el máximo órgano entre congresos,
la Asamblea Nacional, nuestro partido haga lo lógico: plantear su propio
proyecto a la sociedad.
P. ¿Qué
panorama generaría la ilegalización de Batasuna?
R. Creo que sería
el error de los errores, cuando las batallas donde hay que dilucidar fundamentalmente
este asunto son la política y las elecciones, porque ETA, más
que una organización armada, es sobre todo un contingente social que
le sirve de infraestructura humana y material y permite su renovación.
Y ahí se estaba generando una pérdida de la mitad de sus apoyos
en las últimas elecciones y, previsiblemente, una pérdida igual
o mayor en las próximas. Además, ¿qué juez va a
impedir que agrupaciones electorales que Batasuna puede impulsar en cualquier
municipio se presenten?, ¿quién se mueve mejor en el caldo de
cultivo de la clandestinidad que quien desea poder argumentar que no hay cauces
políticos para determinados planteamientos?

P. ¿Comparte la tesis de que el Estatuto de Gernika está muerto?
R. El Estatuto
no está muerto, porque nada puede morir en democracia mientras el pueblo
no decida que otra cosa lo sustituya. El Estatuto fue hijo de un momento político
e histórico muy especial, de una transición llena de amenazas.
A ese compromiso muy equilibrado, en el que nos tuvimos que dejar algunas plumas,
le sucedió una contrarreforma unilateral del Estado, especialmente a
través de leyes básicas. El Estatuto está más bien
asfixiado en sus potencialidades, y hoy es más fácil abordar un
nuevo edificio que reconstruirlo paso a paso, porque no hay quien rompa ese
entramado de leyes básicas que es casi irreversible.
P. ¿El
proyecto soberanista acerca a Europa o marginaría a Euskadi de la UE?
R. Sobre esto se
dicen cosas verdaderamente increíbles. Se dice que Euskadi no tiene viabilidad
en Europa y sin embargo territorios como Malta afrontan su inclusión
con medidas específicas para su situación. ¿Nos boicotearía
España? Desde luego no es el mejor estímulo para apetecer una
convivencia fraternal con quien está decidido a asfixiarle a uno frente
a una decisión democrática de los vascos. La historia no se puede
anunciar tampoco con la ligereza de algunos que ven la independencia el año
que viene o la describen con tintes decimonónicos. Hoy estamos en un
escenario nuevo y las fórmulas políticas son cuestiones instrumentales
al servicio de los intereses del pueblo. Cuando llegue la hora de negociar algo
tendremos que buscar una síntesis democrática.
P. ¿Una
consulta sobre la autodeterminación sería uno de esos instrumentos?
R. Sí. Nosotros
lo proclamamos en el artículo primero de nuestros estatutos cuando no
estaba de moda y lo hacemos ahora. En el último programa electoral introdujimos
ese compromiso, que suscribió también el PNV. No renunciamos a
un planteamiento que es original de EA.

Mikel
Muez. elpais.es
Fuente: Eusko Alkartasuna