Prof. César Arrondo
El espacio global europeo se encuentra presidido por el Primer Ministro de España:
Don José María Aznar. La integración económica y
política de los países miembros a partir de la puesta en marcha
de la circulación de la moneda única (EURO), ha constituido un
paso fundamental en la solidificación económica de la región,
que avanza en la aldea global como uno de los espacios más desarrollados
y pujantes de la tierra.
Pero el supremo interés
de Don José María Aznar parece pasar por otras prioridades, o
problemáticas, que indudablemente forman parte de su desvelo diario,
como por ejemplo: la unidad de España, el terrorismo y los nacionalismos
democráticos, sobre todo los existentes en la Península Ibérica.
En tal sentido los hechos ocurridos el 11 de septiembre, han abierto una importante
puerta para que el Primer Ministro Español ubique como prioridad de su
agenda al ‘Terrorismo’. Este escenario le permitió hilvanar
una simple analogía entre el accionar del Fundamentalismo Islámico
de Bin Laden, con grupos terroristas europeos como ETA y IRA entre otros. A
partir de estos presupuestos políticos, su segunda acción estuvo
direccionada a intentar incluir dentro de un listado sobre terrorismo continental
elaborado por la Unión Europea al partido de izquierda vasca ‘Batasuna’,
lo cual fue rechazado por los miembros del organismo supranacional.
Debería saber don José
María Aznar, al menos los medios de prensa lo informan a diario, que
la Unión Europea tiene en el presente otras prioridades, tales con la
redacción y aprobación de una Constitución Europea, en
la cual seguramente se garantizarán los derechos de los Estados, de las
naciones sin estado, de las regiones, y de las minorías étnicas.
En un mundo democratizado, y
al menos en Europa, a nadie se le ocurriría pensar que estos derechos
sean negados a las naciones sin estado, y demás grupos que conforman
la comunidad pluricultural del viejo continente. Países como Francia,
España, y el Reino Unido entre otros, albergan en sus jurisdicciones
estatales estas naciones sin estado, y regiones con particularidades lingüísticas,
culturales y étnicas, y entre ellas podemos destacar a: Catalunya, El
País Vasco, Galicia, Escocia, Bretaña, Córcega e Irlanda
del Norte. En la mayoría de estos Estados existen planteos y reclamos
históricos de soberanía, cuyo único origen es de naturaleza
política, y la resolución de los mismos será posible por
la misma vía. En consecuencia los partidos nacionalistas de estas regiones
luchan incansablemente por lo que ellos consideran sus ‘derechos históricos’
a ser libres, autónomos, e inclusive independientes.
Por otro lado, los Estados Soberanos
exacerban su ‘nacionalismo’ proclamando la unidad indisoluble de los
mismos, amparándose en la inmovilidad de sus constituciones. Esto se
puede apreciar a diario, cuando desechan de plano cualquier posibilidad de avance
de los pueblos que reclaman mayor autonomía, o autodeterminación.
Entre los ejemplos más recientes encontramos la negativa de Francia a
la posibilidad de crear un Departamento Administrativo Vasco que aglutine a
los territorios históricos de Iparralde, como así también
las limitaciones al desarrollo del Euskera (idioma vasco) en el territorio histórico
vasco de Navarra. Esta última situación fue denunciada por la
parlamentaria Navarra del partido Eusko Alkartasuna (Solidaridad Vasca) Begoña
Errazti.
El desafío de esta ‘Europa
de los Pueblos’ podrá ser posible si se garantiza la participación
de todos en sus estructuras organizativas. En tal sentido otra parlamentaria
vasca Begoña Lasagasbaster fue contundente cuando afirmó: ‘que
los vascos deben integrar el Consejo de Ministros de la Unión Europea
como contraposición a la cerrazón del Presidente Aznar a permitir
la posibilidad de participación de los vascos en el espacio europeo.
Esto no hace más que demostrar que las reivindicaciones de los nacionalistas
vascos de explorar la posible constitución de un Estado vasco, como así
también de la construcción de una Europa en la que convivan en
pie de igualdad los Estados, las naciones sin estado, y las regiones, es más
necesaria y urgente que nunca’.
No creo que escape al conocimiento
de ningún miembro del gobierno español, que el artículo
203 del tratado de Niza, emanado del tratado de Amsterdam permite claramente
(a pesar de la oposición de España) a representantes de los lander,
regiones, o comunidades Autónomas a asistir al Consejo de Ministros de
la Comunidad Europea. A este derecho antes mencionado podemos agregarle la resolución
del 26 de mayo de 1994, cuando el Tribunal Constitucional reconoció a
las Comunidades Autonómicas la posibilidad de mantener relaciones exteriores
en el ámbito comunitario para la defensa de las materias de su competencia.

No cabe ninguna duda, que en la Unión Europea bajo la presidencia de
Don José María Aznar se producirán fuertes discusiones
en cuanto al derecho de representación del conjunto de los europeos,
la cual deberá abarcar a toda la realidad étnica, lingüística
y cultural, más allá de la de los Estados jurídicamente
organizados.
Prof. César Arrondo
Buenos Aires

Fuente: Eusko Alkartasuna