Esther Larrañaga Un 93,78% del aire que se respira en la CAPV es de calidad buena o admisible, mientras que el aire de mala calidad se sitúa en un porcentaje del 1,07%. Son datos de 2007 obtenidos a través de la Red de Control de la Calidad del Aire y que ha dado a conocer esta mañana en Donostia la consejera de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio del Gobierno Vasco, Esther Larrañaga (EA).

La consejera de EA ha visitado una de las cabinas que conforman esta red, coincidiendo con la celebración de la Semana Europea de la Movilidad Sostenible (16-22 de septiembre), que en Euskadi está coordinada por el Departamento de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio y que en ésta su séptima edición tiene como lema “Aire limpio para todos y todas”.

El objetivo, según destacó Larrañaga, es concienciar a la sociedad sobre el impacto que nuestras tendencias en movilidad y transporte urbano tienen en la calidad de vida y el medio ambiente. No en vano, el transporte por carretera sigue siendo la principal fuente de contaminantes dañinos en toda la UE, según el último estudio elaborado por la Agencia Europea de Medio Ambiente este mismo verano. Y Euskadi no es una excepción. En la CAPV, el transporte origina una cuarta parte de las emisiones de gases de efecto invernadero totales; es el segundo emisor, sólo por detrás del sector energético.

74 PUNTOS DE MEDICIÓN

Larrañaga explicó in situ el funcionamiento de la Red vasca de control de la calidad del aire, compuesta por 68 estaciones fijas, 4 móviles y 2 exclusivamente meterorológicas. Es decir, un punto de medición por cada 30.000 habitantes, superando la exigencia de la UE de contar con una estación de control por cada 250.000 habitantes. Las estaciones de control permiten medir la contaminación transfronteriza que llega al país, la calidad del aire en condiciones naturales y la contaminación de entornos urbanos. Las estaciones móviles estudian posibles nuevas ubicaciones y puntos concretos de contaminación coyuntural. Además, miden contaminantes tradicionales, compuestos orgánicos volátiles o metales pesados, entre otros. Y los sensores de emisiones, colocados en chimeneas de las principales industrias contaminantes, vigilan que las acerías, térmicas, químicas o plantas de gas no superen los límites legales establecidos para su actividad. La oficina central recibe diariamente todos esos datos vía módem y, de esa forma, se ofrece información actualizada en la página web del Departamento de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, ingurumena.net.

Según explicó, esta Red mide los contaminantes que marca la Directiva Europea, principalmente dióxido de azufre, óxidos de nitrógeno, ozono troposférico, monóxido de carbono y partículas en suspensión. Además, se miden parámetros meteorológicos como velocidad y dirección del viento, temperatura, humedad relativa, presión, radiación y precipitación.

A diferencia de lo que sucedía años atrás, ninguno de los contaminantes medidos (*) supera los límites, a excepción de las partículas PM10 que, eso sí, entre 2002 y 2007, han experimentado una reducción de un 6,90% en la CAPV. (-7,70% en Gipuzkoa; -7,40% en Bizkaia; y -5% en Araba).

La consejera recordó que, además de esta red, su Departamento acomete junto a los ayuntamientos planes de acción específicos, allá donde se producen superaciones. Esos planes contemplan medidas concretas para dar la vuelta a la situación. De hecho, de los 18 municipios que en 2005 registraron más superaciones de las establecidas (35 días al año) -sólo de partículas pm10-, se ha logrado pasar a 10 en 2007, merced a la puesta en marcha de estos planes.

Igualmente, existen otra serie de actuaciones de carácter más global, como el Plan Vasco de Lucha contra el Cambio Climático 2008-2012, que contemplan también medidas específicas relacionadas con la contaminación.

111 MUNICIPIOS VASCOS IMPLICADOS

Sin embargo, a juicio de la consejera, además de este tipo de medidas en las que, lógicamente, la administración ha de estar a la cabeza, es indispensable igualmente un cambio radical de mentalidad. “Nuestros estudios señalan, por ejemplo, que el 58% de la distancia diaria se realiza en vehículo privado, por un 23% en transporte público y un 15% a pie”, indicó. En palabras de Larrañaga, hemos de ser capaces de entender que “una movilidad más sostenible no sólo se traducirá en beneficios medioambientales, sino también además en salud, tiempo y dinero”.

La Semana de la Movilidad Sostenible pretende precisamente sensibilizar a las administraciones y a la ciudadanía sobre los problemas de movilidad en las ciudades y sus repercusiones en el Medio Ambiente y en la calidad de vida. Lo que nació en 2002 concitando en un principio la adhesión de unas 300 ciudades en 21 países se ha convertido en una cita anual, en la que en esta séptima edición se han involucrado unas 2.000 ciudades de toda Europa.

Bajo la coordinación del Departamento de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio del Gobierno Vasco, este año son un total de 111 los municipios de nuestra comunidad (que abarcan más de un millón y medio de habitantes) que se han adherido y participan activamente en esta Semana, con cerca de 1.000 acciones: no sólo de sensibilización (375), sino también de carácter permanente (585). Se trata, en este último caso, de medidas dirigidas a favorecer el transporte público, crear aparcamientos disuasorios, impulsar la peatonalización de las calles más céntricas, habilitar bidegorris y paseos; medidas, por tanto, que van más allá de la mera -aunque sin duda también esencial dimensión sensibilizadora de esta Semana Europea- y que constituyen una aportación estructural, tangible y perdurable al desarrollo sostenible.