Carlos Garaikoetxea Carlos Garaikoetxea asegura que habla «como mero militante de base, alejado de la dirección». Pero la opinión del fundador de EA encierra todo un mensaje, externo e interno, a las pocas horas del desacuerdo con el PNV para pactar una coalición para las próximas elecciones municipales. «No es irreversible», sostiene.


-¿Por qué no ha sido posible al final un acuerdo de coalición?

-Aquí se han mencionado dos cuestiones, pero para mí una es la esencial. Se ha mencionado qué elecciones se tomaban como referencia para elaborar las listas y el carácter global o no de la coalición. Sinceramente el esencial era el primer aspecto, porque el segundo hubiera tenido solución. El primero no sólo determina la pérdida de algunas alcaldías, aunque eso se ha atenuado algo, sino que sustrae a EA el encabezamiento en muchos otros lugares, por ejemplo en Gipuzkoa, en San Sebastián, Tolosa, Errenteria, Pasaia, Oiartzun, Lasarte-Oria o Villabona. No son sólo las alcaldías de Legazpi y Zumarraga. Utilizar como criterio, como hace el PNV, las elecciones generales es una treta porque son comicios absolutamente diferentes.

-¿El desacuerdo es irreversible?

-No es irreversible y no debería ser irreversible. Pero sinceramente el PNV debería renunciar a esa pretensión de acudir a un cambio de criterio electoral tan ilógico.

-¿Ha entrado en riesgo el proyecto de EA?

-No me escandalizo porque el PNV trate de fagocitar todo lo que se le ponga por delante empezando por EA. Es la vocación más o menos desmesurada que pueden tener todos los partidos y el PNV en este caso de una manera muy notable. Está en su derecho, pero los demás también estamos en nuestro derecho de no consentir esa intención. Esa intencionalidad era clara con hechos, no con elucubraciones. Este acuerdo no era equitativo y el PNV debería hacer una reflexión y permitir que hubiera una segunda oportunidad para llegar a un acuerdo.

-En EA de Gipuzkoa se ha originado un profundo malestar y se ha pedido «un último esfuerzo». ¿Pueden reabrirse heridas internas?

-Espero que no porque todos tenemos que hacer un esfuerzo de comprensión en estas situaciones. Entiendo que puede haber una cierta frustración en estos lugares, porque cada lugar es su circunstancia y hay gente que ha compartido determinados sufrimientos con el PNV y tiene más proclividad a pactar con él. Pero estos compañeros de partido lo han dicho claramente: las condiciones del PNV eran inasumibles. ¿Pedir un esfuerzo mayor? Eso está siempre bien, yo también lo digo, lo que pasa es que hay que tener en cuenta que ya antes del último encuentro el PNV daba por zanjadas las negociaciones. Que tomen buena nota los que piden más esfuerzos. De la misma forma, además, también hay otras gentes de EA que son muy refractarias a un acuerdo con el PNV. Y también hay otros que sospechan que tras la inflexibilidad del PNV se esconde algo parecido a lo que sucedió hace nueve años cuando se rompió el tripartito PNV-EA-EE, y ya existía la intencionalidad de iniciar una aproximación hacia el Partido Socialista.

-Admitirá que a muchos electores nacionalistas les genere una gran frustración este desacuerdo…

-Sí puede haber una lectura desestimulante para algunos electores de buena voluntad, que tanto puede afectar al PNV como a EA en términos relativos.

-¿No es muy arriesgado ir a las elecciones en solitario?

-Nosotros sabemos, porque tenemos encuestas bien recientes, que tenemos un núcleo duro y firme, con una masa crítica de electores. Podrá malversarse alguna oportunidad en algunos lugares, pero me temo que el PNV va a perder objetivos más importantes.

-Planea el debate sobre la articulación de un centro-izquierda alternativo al PNV. La clásica pregunta: ¿hay espacio?

-EA no tiene ninguna duda sobre la persistencia del espacio político definido en sus congresos y en sus ponencias. Si no existiera habría que inventar ese partido socialdemócrata que no tiene que ver con un partido de socialismo marxista y anticuado como el liderado por Arnaldo Otegi. EA es el gran espacio de centro-izquierda que esgrime una reivindicación nacional, firme, pacífica y no violenta. Claro que el espacio existe.

La vía de Aralar

-¿Y usted se ve con Aralar como compañeros de viaje?

-EA ha negociado con el PNV. Y he dicho que merece la pena tener el sentido de la responsabilidad para volver a hablar. Pero yo creo que el objetivo que perseguimos hablando con el PNV es extensible a Aralar porque existe desde el punto de vista abertzale una misma razón para intentarlo. Tiene razón de existir la eventual negociación con Aralar, aunque tiene que aclararse previamente. No hay que ver que sea antagónico hablar con el PNV y con Aralar. También tenemos diferencias con el PNV, lo que pasa es que las sobrellevamos discretamente.

-¿Por ejemplo?

-Cuando el PNV o IU hacen una interpretación de la propuesta del Gobierno Vasco presentada por Ibarretxe, y lo digo así intencionadamente, observamos un sesgo que no es precisamente el nuestro. Cuando IU o el PNV rebajan el tono soberanista que le daría EA o cuando el propio lehendakari en París dice que el plan no es un camino para la independencia, no estamos demasiado de acuerdo. Es evidente que no es la independencia, pero puede ser un camino para la independencia si hay un derecho de autodeterminación implícitamente recogido.

-Román Sudupe es el candidato del PNV a la Alcaldía de San Sebastián. A lo mejor es una ´boutade´, ¿pero se imagina usted compitiendo por EA y siendo su rival?

-(Risas) Voy a responderle como los carlistas. Yo de este agua no beberé. Mi reino no es de este mundo. Me he jubilado políticamente después de un cuarto de siglo. Si hay que echar una mano para una lista que no se pueda hacer, haré lo que sea si me lo exige el partido, pero creo que hay que dar paso de verdad al relevo. En esto soy renovador. En mis planes no está ni ser alcalde ni diputado general ni lehendakari.
Fuente: Carlos Garaikoetxea