Larrazabal afirma que la comunidad educativa, por pura sensatez, no aplicará el plan y descarta un posible respaldo de EA. Pide al Gobierno que retire su propuesta para partir de cero en la búsqueda de acuerdos y afirma que “Isabel Celaá ha perdido su credibilidad porque miente sistemáticamente cuando apela al diálogo y al consenso”.

Jesús Mari Larrazabal opina que las negociaciones abiertas entre el Gobierno vasco y el PNV en torno al Plan de Convivencia Democrática y Deslegitimación de la Violencia culminarán con “un acuerdo de mínimos que no va a servir para nada porque la comunidad educativa es más sensata y, en general, no llegará a aplicarlo porque no sería conveniente desde un punto de vista pedagógico”. En consecuencia, Larrazabal descarta la adhesión de EA a lo que “no será más que un acuerdo de mínimos para contentar al PSE y al PP”.

En opinión del portavoz de EA en el Parlamento Vasco, la reacción de los partidos políticos y de los agentes educativos ha dejado claro que el plan propuesto por el Gabinete López carece de apoyo suficiente, por lo que “lo único sensato que el Gobierno puede hacer es retirar su propuesta y partir de cero en la búsqueda de acuerdos, si es que desea modificar el Plan de Educación para la Paz aprobado en 2007, que hoy sigue en vigor”. En este sentido, Larrazabal denuncia que el Ejecutivo en ningún momento ha buscado el acuerdo y acusa por ello a la consejera de Educación, Isabel Celaá, de “mentir sistemáticamente cuando apela al diálogo y al consenso; los hechos desmienten sus palabras y, por lo tanto, para EA ha perdido toda su credibilidad”.

En esta línea, el parlamentario independentista destaca que el dictamen del Consejo Escolar ha venido a ratificar, casi punto por punto, las alegaciones presentadas por EA en el Parlamento porque “lo que nos han presentado no es un plan de Educación para la Paz, sino un instrumento de estrategia antiterrorista. Es un documento de Interior, y así se nos ha presentado en el Parlamento. La función de la escuela no es la deslegitimación social y política del terrorismo, ni es tampoco la institución que deba homenajear, reparar o reconocer a las víctimas del terrorismo”.

En relación con la presencia de víctimas del terrorismo en las aulas, Larrazabal afirma que la decisión al respecto siempre deben tomarla los centros en el ejercicio de su autonomía, en el marco de su proyecto educativo y en función de criterios pedagógicos. “Llevar a la escuela los testimonios de víctimas de todo terrorismo y violencia puede ser positivo como elemento de una educación ética en valores morales básicos, pero ello no implica necesariamente la presencia de las víctimas en las aulas. Puede ser conveniente la presencia de algunas víctimas en las aulas en un marco pedagógico claramente determinado, siempre y cuando su intervención se haga para la educación ética y sin ningún rasgo objetivo ni subjetivo que se aleje de ese marco pedagógico”.

Fuente: Eusko Alkartasuna