Rafael Larreina
Recientemente, el Círculo de Empresarios Vascos ha hecho público
un pronunciamiento sobre su visión de la actual situación vasca.
Un pronunciamiento que entiendo beneficioso, en el sentido de que es bueno y
saludable que las diferentes organizaciones contribuyan al debate político
y social, opinando con libertad y aportando al conjunto de la sociedad sus propias
reflexiones y propuestas.
Desde esta perspectiva, pues,
la aportación que realiza el Círculo de Empresarios Vascos es
positiva. Es más, en Eusko Alkartasuna coincidimos con ocho de los diez
puntos que plantean los miembros de dicho club de opinión; ahora bien,
como ha quedado de manifiesto a través de nuestras declaraciones públicas,
discrepamos de la reflexión que hacen sobre el debate soberanista y planteamos
nuestra posición en este saludable debate que desde la perspectiva de
las tesis del soberanismo español se plantea. A nuestro juicio, el Círculo
de Empresarios aborda este asunto desde la perspectiva de una concepción
de los Estados-nación propia del siglo XIX y no del siglo XXI, que es
en el que estamos y en cuyas coordenadas se sitúa nuestro nacionalismo
democrático, progresista y pacífico.
Afirmar que el soberanismo, vasco
claro, perjudica la economía y alertar del coste de la ‘no España’,
sin aportar un solo dato en el que basar dicha afirmación, supone deslizarse
directamente hacia un planteamiento político, perfectamente legítimo,
pero que huye de la realidad de las cifras económicas reales hoy y ahora.
Frente al coste de la ‘no
España’, que está por ver si es cierto y existe, yo planteo
abordar el coste del ‘exceso de España’, consecuencia del no
cumplimiento del Estatuto y del no respeto a la voluntad de la ciudadanía
vasca -o lo que es lo mismo, no admitir la soberanía vasca-, por parte
de los sucesivos gobiernos centrales, ya que éste sí es un coste
cierto que afecta directamente a la vida diaria de los ciudadanos y ciudadanas
de este país.
Y aquí es donde, utilizando
datos de informes del Consejo Económico y Social y de la Delegación
del Gobierno central en el País Vasco, podemos afirmar que el coste del
‘exceso de España’, es decir del no cumplimiento del Estatuto
de Gernika tal como se aprobó por la sociedad vasca en referéndum,
supone más del 5% del Producto Interior Bruto (PIB) de la comunidad autónoma,
tan sólo en los últimos tres años.
La magnitud de estas cifras exige
que la ciudadanía, los agentes sociales, los clubes de opinión
como el Círculo de Empresarios, y la llamada sociedad civil en general,
se impliquen activamente a la hora de denunciar y reclamar, como coste cierto
del no respeto de la voluntad popular, los miles de millones de pesetas que
los ciudadanos vascos, empresarios y trabajadores hemos pagado y luego no hemos
recibido, tal como establece el propio Estatuto de Gernika.
Es hora de sumar esfuerzos y
reclamar los cerca de 130.000 millones de pesetas que hemos dejado de recibir
por la no transferencia de la competencia de Investigación. Es hora también
de reclamar los fondos correspondientes a Inem y desempleo, que han pagado los
trabajadores y empresarios vascos y que no se han recibido en base al no cumplimiento
de la voluntad de la ciudadanía vasca concretada en el Estatuto de Gernika;
fondos que tan sólo en los últimos tres años superan los
140.000 millones de pesetas.
Tenemos que exigir con firmeza
el cumplimiento de la voluntad vasca en lo referente al régimen económico
de la Seguridad Social, que tan sólo en los últimos tres años
supone que la ciudadanía vasca no ha recibido más de 212.000 millones
de pesetas que previamente había abonado. Y deberíamos, también,
reclamar los fondos correspondientes a las cuotas por formación profesional,
que se pagan y que no vuelven a la sociedad vasca, generándose otro coste
adicional que anualmente se acerca a los 10.000 millones de pesetas.
Defender una propuesta soberanista
para nuestro país, lejos de implicar un coste, supone dotar a las instituciones
propias de los medios económicos que aportan los contribuyentes vascos
y dar respuestas más eficaces a la hora de solucionar los problemas diarios
que se plantean en la vida de las personas que conformamos la sociedad vasca.
Aun discrepando con el planteamiento
del Circulo de Empresarios sobre la cuestión de la soberanía,
creo que su propuesta ha sido positiva pues abre un debate democrático
y permite que se den con claridad los datos reales para que la ciudadanía
vasca conozca lo que realmente supone el no respeto de su voluntad, para que
reflexione sobre todas las necesidades sociales a las que se podría hacer
frente tan sólo con ese 5% del PIB que se nos ha escatimado en los últimos
tres años, incluso sin contar con las cifras correspondientes a los quince
años anteriores.
Creo que es muy importante estudiar
el alcance de ese coste real en los últimos quince años con la
paralización, recorte y modificación fraudulenta que se ha hecho,
desde el Gobierno central, de la voluntad de la ciudadanía vasca plasmada
en el Estatuto, y que sobre esos datos pensemos cómo habríamos
impulsado la economía, la cultura, o habríamos dado respuesta
a las necesidades sociales con el ejercicio de la soberanía. Es algo
constatable y objetivable que, desde las instituciones vascas, hemos demostrado
mayor capacidad y eficacia a la hora de dar respuesta a las necesidades de la
sociedad vasca, incluso con esa falta de medios económicos que se nos
han escatimado. Por ello, estoy convencido de que, con el ejercicio de la soberanía,
lejos de tener coste, tendríamos mayor beneficio para el conjunto de
la sociedad vasca.
Fuente: Eusko Alkartasuna