Lorena López de Lacalle, secretaria de Política Internacional de Eusko Alkartasuna, y Martxelo Otamendi, director de Berria, ofrecieron sus visiones sobre la situación de Catalunya en una charla celebrada en Orduña. Otamendi subrayó el papel del idioma catalán en la construcción de la conciencia nacional de Catalunya y López de Lacalle defendió su tesis de que los actuales procesos soberanistas europeos cambian el paradigma que unía nacionalismo con políticos de derechas.

Otamendi, desde su militancia euskaltzale, centró su discurso en el papel que el idioma ha jugado en el proceso independentista catalán: “Desde un uso masivo y políticamente transversal de la lengua desde hace siglos, esta ha sido el puente del desarrollo político, el puente que ha posibilitado a muchas personas pasar al independentismo”. Mientras que en Catalunya existe un carril central de mínimo consenso que acoge a mucha gente, aquí, afirmó el director de Berria, “el euskara todavía se une al abertzalismo”.

El periodista consideró que el incumplimiento del Estatuto impulsado por el tripartito de PSC, ERC e Iniciativa ha sido una de las claves del proceso posterior. Otamendi ensalzó especialmente el papel jugado por Esquerra en ese Estatuto, “que lo impulsó mucho antes de entrar en el Gobierno”. El periodista llega a poner fecha a ese cambio, el 10 de julio de 2010, cuando la manifestación masiva para reivindicar el Estatuto aprobado por el Parlament se convirtió en una marcha pro independencia. Este proceso “ha puesto contra las cuerdas al Estado español por primera vez, algo que no sucedió ni en los tiempos más duros de ETA”.

El caso catalán es único en Europa por dos razones, afirma el director de Berria. Por una parte, nunca ha habido una causa que haya movido a tanta gente de manera sostenida, “lo cual requiere mucho trabajo unitario”, y, por otra, por la postura del Estado, en nada comparable al del Reino Unido, por ejemplo: “El Estado se ha visto en peligro y ha puesto todo su frente mediático, judicial, diplomático y político a trabajar”.

El principal problema del proceso soberanista es, según Otamendi, que el independentismo ha tocado techo, “a pesar de que se esperaba que los comunes se activaran, eso no se ha dado y el independentismo necesita subir el porcentaje para abordar con garantías un referéndum”.

Cambio de paradigma

La secretaria de Política Internacional de Eusko Alkartasuna desarrolló su tesis de que en Europa se está viviendo un cambio de paradigma muy interesante, en el que las periferias han cambiado la equiparación que se hacía del nacionalismo con políticas de derechas y excluyentes.

La UE, y antes la CEE, se fundaron, recordó López de Lacalle, “con un odio al nacionalismo identificado con la guerra y las identidades excluyentes”. Pero actualmente, los procesos soberanistas están “demostrando que los nacionalismos puede ser de izquierdas, incluyentes y con el objetivo de que la sociedad mejore su calidad de vida”.

En estos países, considera la miembro de la dirección de Eusko Alkartasuna, hay unas mayorías sociales que se apoyan en la sociedad civil que ha sabido autoorganizarse y movilizarse, por causas que ha ido concretando, “desde un discurso general de independentismo a otro que lo que dice es que si nos gobernáramos a nosotros mismos, iríamos mejor”.

La reivindicación de independencia o de reconocimiento de realidades nacionales está muy presente en Europa, donde solo hay dos estados, Irlanda y Portugal, homogéneos desde el punto de vista nacional. López de Lacalle puso como ejemplo los países alpinos -Baviera, Suiza, Aosta, Tirol, Béneto, Lombardía,…- “todos comparten muchas características culturales”.

Por ello, consideró que los Estados miembro ven con preocupación la punta del iceberger de un movimiento político que representa Catalunya, ya que lo que ahí suceda influirá en todas las naciones sin Estado.