Debate de Política General del Estado 2002

Señor presidente del Gobierno, señorías, este es el momento de analizar y evaluar la política del Gobierno, una política, como se dijo ayer, que se ha caracterizado por haber conseguido la oposición de amplios sectores de la sociedad. ¿Por qué, señor Aznar, tiene tantos frentes abiertos? Es muy claro, está usted impulsando una contrarreforma reaccionaria en todos los ámbitos de la política, desde la sensible cuestión de los derechos y libertades fundamentales, hasta las políticas laborales y sociales, autonómica, educación, inmigración, etcétera.

Se han enfrentado por su política social con los sindicatos y los ciudadanos, que en ejercicio de sus derechos han protagonizado una huelga general de gran participación, protestando, entre otras cosas, por su pretensión de cambiar la prestación por desempleo de un derecho a una mera decisión arbitraria de la Administración. Una huelga general, señor Aznar, sólo contra usted y su Gobierno. Se han enfrentado con el mundo educativo.

Su contrarreforma educativa reaccionaria ha provocado protestas no vistas hace mucho tiempo, de todos los sectores mayoritarios de la educación: universitarios, profesores, rectores, etcétera; una reforma que responde más a épocas pasadas que a lo que debe ser el futuro de la educación en el marco europeo y en el siglo XXI. Se enfrenta también con la Iglesia, con los obispos, ya sea por no firmar el pacto por las libertades o por haber manifestado su propia posición en la Ley de partidos; o con la Sala de lo penal del Tribunal Supremo. Ustedes, tan exigentes con los demás con el respeto a la judicatura, se han permitido leer públicamente a los magistrados del Supremo los artículos de la ley, como si ustedes estuvieran por encima del bien y del mal.

En materia de derechos y libertades fundamentales habría mucho que hablar. Reputadas organizaciones no gubernamentales han denunciado en esta materia unas cuantas cosas. No citaremos que siguen sin querer reconocer y reparar, moral y económicamente, a los represaliados y presos durante el franquismo, solicita y presos durante el franquismo, solicitada, una vez más este mismo año, por todos los gruposde la Cámara, salvo el suyo. Su política autonómica es digna de una España uniforme y centralizada, nada que ver con una España plurinacional y autonómica. Una auténtica involución autonómica que ha llevado a presentar múltiples enmiendas de totalidad a múltiples grupos de esta Cámara. Tenemos ejemplos, la Ley general de estabilidad presupuestaria, la Ley de universidades, de defensa de la competencia, formación profesional, y así un largo etcétera. Señor Aznar, ¿qué hace usted para explicar este cúmulo de desbarajustes? Acude al recurso permanente de agitar su bandera de cruzado contra los desmanes del nacionalismo vasco. Pero curiosamente no tanto del mundo violento, no, sino del nacionalismo más democrático cuyo pedigrí para sí quisieran los cruzados del PP. Lo que hace es polarizar toda la atención política hacia su santa cruzada, llevar el debate político al terreno que le interesa. Además con su discurso de supuesta firmeza y a todo gas la máquina de propaganda, aprovecha para colectar votos en España; se ha dado cuenta que, desde luego, no en Euskadi.

Los ciudadanos en Euskadi, señor Aznar, se hacen preguntas. Déjeme que le diga algunas. ¿Realmente le interesa al señor Aznar resolver el llamado conflicto vasco? ¿Por qué genera con su Ley de partidos un protagonismo permanente del partido presuntamente objeto de dicha ley, que pasa de encontrarse en una situación de pérdida del 50 por ciento del respaldo electoral, con previsión de similares quebrantos en próximos comicios, a que le hayan puesto en bandeja un cierre de filas que se estaba volatilizando? Estas son muchas preguntas. Señor Aznar, usted reprocha, injustamente, al Gobierno vasco el no terminar con la violencia. Dirija ese reproche a su Gobierno, porque maneja los recursos no ya desde hace cuarenta años sino que ahora mismo se reserva miles de policías en Euskadi y lo más importante es que los maneja en exclusiva, impidiendo a la Ertzaintza que acceda a los principales recursos contra el terrorismo: la información y la cooperación internacional. Nos da la impresión, señor Aznar, de que lo que realmente le preocupa es la reivindicación democrática, pacífica y mayoritaria del nacionalismo vasco. La violencia, a pesar de su horrible coste humano, en términos políticos, le reporta el gran recurso. Hoy se escandalizan por la exigencia de las competencias que corresponden a la Comunidad vasca por un pacto estatutario que, en aras del consenso y el tránsito a la democracia, aceptamos algunos en circunstancias que no es preciso recordar; competencias que ha retenido el Estado desde el inicio. Esta flagrante burla a lo pactado y a la legalidad, que dura casi 23 años, cerca del cuarto de siglo, nos lleva a decir, a quienes como Eusko Alkartasuna desde siempre y también en esta tribuna hemos expresado que el derecho de autodeterminación, además de ser un principio democrático que corresponde a todos los pueblos y también al pueblo vasco, es el único recurso para poder garantizar el cumplimiento de cualquier pacto.

Fuente: Begoña Lasagabaster