Escribía Ramón Jauregi (El País, 1 de octubre), refiriéndose a la propuesta de Ibarretxe:

´su razonamiento es sencillo. El autogobierno no es suficiente. Caminemos hacia la independencia a través de la autodeterminación (…) Sus planes son fáciles de intuir.

Apoyado en PNV-EA-IU, recabará y obtendrá el apoyo de la comunidad
nacionalista: desde el potente sindicalismo nacionalista hasta la Iglesia vasca y sectores culturales y universitarios del País, pasando por grupos pacifistas y afines. Si se siente respaldado en las municipales del próximo año, lanzará un movimiento municipalista y después de presentado su proyecto articulado a finales del año que viene, lanzará un órdago a ETA, para que renuncie a la violencia, y al Estado, para que asuma y apruebe su proyecto.

Una consulta en ese contexto, acompañada de un cese de violencia
semipactado, obtendría un amplio respaldo de una población harta y
desesperanzada, motivada al sí por el miedo y el señuelo de la paz.
Éste es su plan. Un gran engaño y una enorme trampa.´

No hay datos que nos lleven a pensar que ésa sea, precisamente, la intención del lehendakari.

Sin embargo, la interpretación de Jauregi no deja de ser interesante y,
sobre todo, muy grave. Pues el líder socialista vino, en definitiva, a
alertar sobre los peligros de un escenario de cese de violencia.
Si Batasuna constituye una asociación ilícita al margen de la existencia y de la actividad de ETA y la kale borroka, el ámbito político y social que representa no podrá reanudar sus actividades en ningún caso, en aplicación de la Ley de Partidos (ni siquiera aunque ETA diese por finalizada la actividad armada).

Asimismo, una hipotética consulta convocada o impulsada por el parlamento vasco sería declarada ilícita, ilegal y antidemocrática.
Ni Irlanda ni Quebec: Sahara. El mensaje es muy claro: ´Perded toda esperanza; no ganaréis con la paz´.

De aquí en adelante, lo que ETA haga o deje de hacer, pierde relevancia a marchas forzadas. A muchos nos gustaría que ETA hubiese pensado, durante todos estos años en una hipótesis real de autodeterminación, porque un proceso de esa naturaleza, requiere entre otras muchas cosas, de la adhesión ilusionada de amplios sectores de la ciudadanía, lo cual, en ningún caso puede lograrse mediante el ejercicio de la coacción y la violencia.

Los capataces del pacto por las libertades y contra el terrorismo, le han
tomado la medida a este proceso: se proponen anular la disidencia política hasta hacer estallar, si hace falta, la sociedad vasca, inventando una farsa, tan grande como peligrosa.
Con diferentes matices, estilos y maneras, con más tribunales o con menos, el pacto PP-PSOE no descansa. Quedó claro en el período 98-00, y más aún ahora: cualquier cese de la violencia va a ser interpretado como una trampa.

Es la profecía que se autocumple; porque, entre otras cosas, se actúa como se hizo en el período de Lizarra-Garazi, para desbaratar esa oportunidad desde todos los poderes del estado.

´Cualquier escenario que os sea más favorable será, de aquí en adelante, un escenario trampa a desbaratar política y/o judicialmente´.

Fuente: EA Sopelana