Ricardo Barainka Noticias de estos últimos días nos indican que la economía vasca goza de buena salud y en concreto que la actividad industrial creció un 4% en el 2005, siendo este crecimiento aún mayor en Bizkaia, llegando al 4,3%.

La buena marcha de la industria, unida a la consolidación de los servicios en Bizkaia, hace que nuestra economía camine por la senda adecuada, al menos en cuanto a los grandes números se refiere.

Pero esta bonanza general, no nos debe hacer olvidar que existen nubarrones que acechan a nuestra industria tradicional y que siendo conscientes de su presencia, debemos prepararnos adecuadamente para poder superar probables tormentas venideras que en algunos casos ya han comenzado a descargar.

La industria vizcaína se enfrenta a los problemas generales que padecen todos los países con tradición en este sector, entre los que destaca la aparición de países emergentes que poseen tecnología suficiente y capacidades productivas crecientes para fabricar productos “maduros” a precios sensiblemente inferiores de los que nosotros podemos alcanzar. Como consecuencia de esta situación, aunque no sólo por ella, aparecen las deslocalizaciones que no han hecho más que comenzar.

Pero a este problema general, Bizkaia suma otros específicos que caracterizan a nuestra industria, como son, el menor tamaño relativo de nuestras empresas comparado con la media de los países industrializados y la consiguiente falta de músculo financiero que no permite tomar las decisiones más adecuadas en cada momento.

Otra de las características negativas de nuestra industria es la falta de producto final. Somos proveedores de componentes, lo que impide actuar sobre el mercado, estando a merced de las decisiones de unos pocos grandes fabricantes, como ocurre con gran número de empresas del sector auxiliar del automóvil.

La desaparición a lo largo de las últimas décadas de grandes industrias, es otro de nuestros problemas. Estas empresas ejercían un beneficioso efecto tractor sobre otras auxiliares de menor tamaño o proveedoras de las mismas, que adquiriendo conocimiento y experiencia en su relación con su gran cliente, finalizaban vendiendo en otros mercados, creciendo y consolidándose como importantes empresas. Ejemplo claro es el del sector de bienes de equipo eléctrico, uno de los más pujantes hoy en día en Bizkaia, nacido a la sombra de la antigua Iberduero.

Finalmente nos enfrentamos a una situación preocupante que afecta cada día más a nuestra industria, la salida del poder de decisión fuera de Euskadi, con la consiguiente incertidumbre y frialdad en la toma de decisiones futuras. Y no digamos nada de los precios de transferencia que dan lugar a actuaciones como la de Arcelor en ACB, aumentando beneficios la primera a costa de pérdidas de la segunda.

Pero por si todo lo anterior fuera poco, nos encontramos con un nuevo fenómeno creciente. Si hace unos años nadie quería que se construyera una cárcel en su municipio, ahora nadie quiere que se implante una industria en su localidad. Me refiero a las que “tienen chimeneas” y ustedes me entienden . Como ejemplo gráfico les remito a la polémica con la central de Boroa o a la exigencia de cierre de Fertibería (antigua Sefanitro) y Befesa por parte del Ayuntamiento de Barakaldo. ¿Se imaginan el implantar hoy una refinería como la que tenemos y que dicho sea de paso, es una de las mayores aportadoras a las arcas forales?
Hoy en día la sociedad está muy concienciada con los ataques al medioambiente. Preocupa no sólo la situación actual, también la herencia ambiental que vamos a dejar a las nuevas generaciones, de ahí la oposición sistemática a toda implantación contaminantemente dudosa. Por lo tanto, se deberán exigir garantías de funcionamiento que no dañen al entorno, siendo conscientes del difícil equilibrio entre seguridad ambiental y necesidad de empresas que a veces nos sitúa en el filo de la navaja.

Por un lado queremos tener mayores y mejores prestaciones sociales y que estas sean universales. Sabemos que por el aumento de la esperanza de vida, las obligaciones con nuestros mayores van a crecer exponencialmente. Además de las necesidades en educación, sanidad y vivienda que son fundamentales. Y así debe de ser, pero para ello debemos generar riqueza que nos permita soportar este gasto creciente.

Y es en esta línea de generar para poder “repartir” donde, ante quienes proclaman que el ciclo industrial de Bizkaia ha finalizado, algunos creemos que es necesario afianzar el sector industrial. Por convicción, porque consideramos necesaria una mínima masa crítica industrial, por tradición, porque Bizkaia es y ha sido históricamente industrial, porque la industria es la que genera el mayor número de empleos estables y porque tenemos muchos y buenos profesionales con experiencia que garantizan el éxito de esta apuesta.

Debemos pues, apoyar al sector industrial tradicional, para que innove y siga siendo competitivo, impulsando a su vez, la creación de nuevas empresas y el crecimiento de las ya existentes en los sectores emergentes, TIC’s, electrónica, aeronáutica, energía, bio y nanotecnologías, etc, pero siendo conscientes de que un país pequeño como el nuestro no puede ser bueno en todo y que por lo tanto, debe seleccionar y especializarse, por lo que tendremos que definirnos.
Todo ello al margen de considerar que el notable desarrollo del sector servicios a lo largo de los últimos años es excelente para Bizkaia y que no es incompatible el apoyo a la industria, con un crecimiento aún mayor del peso de los servicios en el PIB, hasta alcanzar niveles similares a los de los países más desarrollados.

Si nos preguntamos porqué somos prósperos hoy en Bizkaia, la respuesta sería porque hemos sido imaginativos, emprendedores y responsables. Por ello, debemos utilizar esas cualidades que nos han caracterizado para superar
los problemas fundamentales que afectan a una parte importante de nuestro tejido industrial. En esa línea apuntamos algunas soluciones que permitan enfrentarnos a las dificultades con que se encuentran nuestras empresas.

Q Implantación de la innovación sistemática en las PYMEs. La gran empresa y parte de las medianas están concienciadas y se aplican en esta labor. Las más pequeñas carecen, en muchos casos, de medios humanos y materiales suficientes, estando absortas por su día a día, siendo incapaces por si solas de caminar por la senda de la innovación. Conscientes de su situación, hemos creado la Agencia de Innovación de Bizkaia BAI (Berrikuntza Agentzia Innovación), primera en su género, con la finalidad de ser tractora en la implantación de la innovación en nuestras PYMEs.

Q Fomento de la cooperación interempresarial, para que las PYMEs puedan acometer retos que individualmente no podrían afrontar.

Q Fomento del espíritu emprendedor, últimamente de capa caída en nuestro Territorio Histórico. Un reciente estudio confirma lo que todos veíamos, que nuestros jóvenes, por diferentes razones, buscan salidas seguras y no quieren asumir riesgos. El estilo de vida cómodo y el endeudamiento “eterno” que supone la adquisición de una vivienda, empujan en esa dirección. Comenzando desde la enseñanza y a toda la sociedad en general, hay que decirle que ser empresario no sólo no es malo, sino absolutamente
necesario para este país. Además, que el fracaso no debe ser castigado por la sociedad, sino ser considerado como una experiencia enriquecedora para un futuro intento con más posibilidades de éxito. En esta línea, desde el Departamento de Innovación y Promoción Económica vamos a realizar una campaña de sensibilización e impulso del emprendizaje.

Q Conseguir una relación efectiva entre Universidad, Centros Tecnológicos y empresas, trabajando en proyectos innovadores conjuntos que tengan aplicación práctica en las empresas. Es necesario superar el aislamiento histórico entre la Universidad y la empresa, aislamiento del que siempre se habla, pero que no se corrige.

Q Las Cajas de Ahorro tienen mucho que decir en la consecución de grupos empresariales mayores y más competitivos que puedan ejercer el efecto tractor necesario sobre el resto del tejido empresarial.

Q Fomento de la responsabilidad social empresarial que no debe suponer un costo adicional para las empresas, sino que al contrario, debe aumentar su competitividad. También en este campo, desde el Departamento estamos impulsando el programa XERTATU, en colaboración con los principales agentes activos de la RSE en Bizkaia.

El objetivo final es conseguir empresas alineadas con el desarrollo sostenible en sus tres vertientes, económica, social y medioambiental, es decir económicamente competitivas, tecnológicamente innovadoras, socialmente responsables y medioambientalmente sostenibles. Así, darán estabilidad a nuestra economía y generarán riqueza para todos los vizcaínos, ayudando a conseguir una sociedad moderna, cohesionada y solidaria.

Ricardo Barainka
Diputado foral de Innovación y Promoción Económica
Diputación Foral de Bizkaia

Fuente: Ricardo Barainka