Declaración de Eusko Alkartasuna El Aberri Eguna,
el día que los vascos hemos elegido para hacer un reconocimiento de nuestra
nación, también es, sin lugar a dudas, una oportunidad excepcional
para realizar una reflexión sobre la situación política
y social de nuestro país. Una oportunidad excepcional para proclamar
los objetivos y fines últimos para la consecución de una nación
libre como propugna Eusko Alkartasuna.
Una Nación
basada en la Justicia Social, garantizando la igualdad real entre las personas,
garantizando los mecanismos para el desarrollo de una vida digna. Afirmaremos
el derecho innegable e irrenunciable que tiene nuestro país para actuar
y desarrollarse en paz, en una convivencia política normalizada y como
desde Eusko Alkartasuna ya lo hemos afirmado en repetidas ocasiones, no se puede
construir un país, sin paz ni justicia social.
En una democracia
auténtica, se debe dar la oportunidad de defender todas las ideas legítimas,
sin amenazas, sin coacciones, con total libertad y respeto. Sin la existencia
de esta oportunidad, no se puede hablar de plena democracia.
Por lo tanto,
no se puede decir que existe una auténtica democracia cuando se niegan
los medios y cauces para desarrollar y llevar a cabo ideas, planteamientos y
proyectos legítimos como pueden ser el derecho de autodeterminación
que asiste a nuestro pueblo, o la proclamación de nuestra propia historia.
Y no se puede hablar de auténtica democracia cuando se hace un uso abusivo
del poder con fines partidistas, y cuando utilizando los medios de comunicación
afectos al poder vigente se imposibilita y niega la posibilidad de exponer todas
las ideas legítimas.
En esta coyuntura,
nuestro Aberri Eguna, debe ser ante todo, un llamamiento para la pacificación.
El año pasado el clima político estaba totalmente crispado, y
este año , por desgracia, también se mantiene así, puesto
que las cosas no han variado significativamente en este terreno.
Los condenables
actos de ETA, la actividad violenta que lejos de construir país, lo destruye.
Hoy igual que ayer, la violencia, además de suponer una aberración
desde el punto de vista humano, ofrece desde la perspectiva de la estrategia
política argumentos inmejorables a los adversarios políticos de
nuestro país para continuar en una campaña feroz y despiadada
contra el nacionalismo vasco. Si bien desde el pasado año hasta hoy,
la sociedad vasca ha proclamado reiteradamente su voluntad y deseo de vivir
en paz y en una sociedad normalizada, ETA sigue haciendo oídos sordos
a esta voluntad popular. ETA continua atacando a nuestro país.
La ciudadanía
envió un mensaje nítido y claro a ETA en las elecciones del pasado
13 de mayo. Y también envió un claro mensaje al nacionalismo español
que representan el Partido Popular y el Partido Socialista, así como
a EH, quien hizo las labores de peón de éstos. ETA y PP consideraron
inmadura a la sociedad vasca, tras el descalabro electoral; EH, utilizó
el fantasma de Mayor Oreja como excusa a modo de justificación de la
enorme pérdida de votos. Desde la perspectiva del PSOE, la ciudadanía
vasca habría demostrado su cobardía, al dar su voto en favor del
nacionalismo democrático.
Dicho ésto,
no parece haberse asimilado el resultado electoral. El Partido Popular y su
gobierno no han variado su estrategia, y continúa acentuando la actitud
limitadora que ha demostrado respecto al autogobierno vasco, y proponiendo leyes
que suponen un ataque directo a nuestro autogobierno, especialmente en el ámbito
de la educación. ETA, por otro lado, mantiene su loca estrategia armada.
Y quienes, en un polo y en el otro, han desempeñado labores de criado
obediente están padeciendo los mayores desequilibrios. Unos, porque se
han quedado sin discurso propio debido a la fijación existente desde
el nacionalismo español: centralista y negador del otro, contra el nacionalismo
vasco; y los otros, porque, no exigiendo el fin de la estrategia armada, en
lugar de encontrar la unión, se han quedado en la más absoluta
soledad.
Desde Eusko Alkartasuna
creemos que es la hora de la responsabilidad para seguir dando lo mejor que
tenemos en favor de la pacificación y la normalización política
siguiendo con el claro mensaje que recibimos de la ciudadanía. Trabajando
en favor de la construcción de vías de diálogo, construyendo
puentes para la distensión, obligando a los intransigentes que se encuentran
en los polos extremos del escenario político a actuar según el
deseo mayoritario que reclama un país en paz. Y en esta labor todos,
partidos y agentes sociales, la sociedad, en suma, tiene algo que decir.
El Aberri Eguna
también debe ser una reivindicación clara en favor de la Justicia
Social. Para un partido como el nuestro, que tiene la solidaridad como valor
propio resulta ineludible denunciar la pseudo-liberalización y las diferencias
entre pueblos y personas que se nos quiere imponer. Se habla mucho de globalización,
pero poco sobre la globalización de la solidaridad. De la misma manera
que tras el 11 de septiembre, se habla mucho de la seguridad, como si la justicia
y la libertad no fueran complementos de aquélla.
Reconocemos una
Patria y proclamaremos con rotundidad otra vez, el próximo domingo en
Gernika, que nuestro País tiene lugar y cabida en Europa y en todo el
mundo. Un País que debe estar representado en Europa y en todo el mundo.
Un país independiente. Un país solidario. Un país de todos
y para todos.

Fuente: Eusko Alkartasuna