Tontxu Campos Aunque en otros momentos también se han alzado voces que auguran un futuro desastroso a un Sistema Público Vasco de Seguridad Social, en esta época electoral los artículos y reportajes en este mismo sentido se han multiplicado. Pero hay que ser más riguroso con una cuestión que afecta a todo el mundo y a algunos, bastante más, que lo que en este momento afectaría a la Comunidad Autónoma Vasca.

De todos es sabido que la gestión de la Seguridad Social está en manos de la Administración Central del Estado, y que ésta no ha sido transferida al Gobierno vasco, aunque el estatuto de Autonomía del País Vasco, Ley Orgánica 3/1979 de 18 de diciembre, en su artículo 18, apartados 2 b, 4 y 5 y en la Disposición transitoria quinta, lo contempla expresamente, indicando además el procedimiento para su traspaso.

Desde el primer Gobierno vasco, los múltiples intentos realizados para concretar, en hechos, lo establecido en el Estatuto de Gernika no han dado sus frutos, por oposición tanto del PP como del PSOE. La cobertura de las prestaciones de la Seguridad Social en favor de los ciudadanos y ciudadanas vascas, beneficiarias de la misma, sigue dependiendo de la Administración Central española. La denominada Caja única sigue vigente en el modelo, de forma genérica, si bien el carácter unitario se ha venido desvirtuando de forma más o menos sistemática por actuaciones llevadas a cabo por gobiernos de otras autonomías.

En este momento es notorio que los sistemas públicos de pensiones tanto a nivel internacional (EE.UU., Alemania, Francia, Italia, Países Nórdicos, Chile,…) como del Estado español (Informe del Tribunal de Cuentas de febrero de 2005 al Congreso español) no están exentos de riesgos y plantean algunos interrogantes para poder mantener, de forma satisfactoria, la protección social a la población a ellos acogida. Los aspectos biométricos están afectando y lo seguirán haciendo de forma importante a la estructura poblacional de los diferentes estados y países a nivel mundial en un horizonte temporal más o menos de una o dos generaciones. Así mismo, el crecimiento económico y el empleo que se generen en el futuro son variables que también determinarán el propio equilibrio del sistema.

Lo cierto es que las cifras referidas al País Vasco han dado hasta el momento superávits más que significativos en los últimos 4 años (en el País Vasco hemos ingresado más que lo que se ha pagado en prestaciones a la población vasca), lo que además ha permitido ayudar a financiar, solidariamente, el sistema de pensiones del resto del estado (quizás el president Maragall debiera tomar nota de ello). Los datos nos dicen que estos superávits han sido de más de 580 millones de euros en este período (año 2000: 62.617 miles de euros; año 2001: 176.731 miles de euros, año 2002: 173.365 miles de euros, año 2003: 170.891 miles de euros). No se conocen todavía los datos de 2004 (están en manos del Gobierno español), pero siendo año record en población ocupada y con tasas de desempleo menores que las medias españolas y europeas, no sería descabellado aventurar que también arrojaran un superávit notable.

De la misma manera que los sistemas públicos de pensiones de los diferentes estados necesitan llevar a cabo reformas urgentes para asegurar el sostenimiento financiero de los mismos, el futuro Sistema Público Vasco de pensiones tendrá que adaptarse a las necesidades y características de la sociedad vasca de cada momento y es en estas circunstancias cuando adquiere toda su dimensión la idea de que una gestión propia, más próxima y planificada permitirá buscar soluciones y reaccionar más rápida y eficazmente. De la misma forma que en los primeros años de autonomía, se recibieron de la Administración Central competencias tales como Educación, Sanidad, Universidad, Asistencia y Protección Social, Carreteras, económicamente deficitarias, y sin embargo hoy son una referencia en el contexto estatal y europeo (no hay ninguna comunidad autónoma española que tenga a nivel europeo tantos premios de excelencia en Educación y Sanidad como tenemos en el País Vasco), lo mismo sucederá, como ha sucedido en los casos anteriores, sin duda, con el Sistema Vasco de Pensiones Públicas. Por eso seguimos reivindicando su transferencia, por eso en el Nuevo Estatuto Político para el País Vasco la Seguridad Social es un eje angular del mismo.
Fuente: Tontxu Campos