Descartado que el as bajo la manga del PNV de cara a las elecciones fuera el desarrollo de la Ponencia de Autogobierno del Parlamento Vasco, la pregunta estaba en el aire: ¿cuál será la carta que sacará de cara a los comicios?

Esta semana hemos sabido que la idea del PNV es su propuesta de crear una seguridad social propia, de forma que, además, mata dos pájaros de un tiro, ya que esta propuesta le sirve tanto de cara a la negociación para la formación del Gobierno español como para la precampaña electoral de las autonómicas.

En su enésimo intento de resucitar un Estatuto muerto, el PNV quiere recuperar una competencia que el Estado se ha empeñado en negarnos de manera reiterada 29 largos años.

Ese es el tiempo que ha pasado desde que Eusko Alkartasuna, allá por los albores de nuestro recorrido político, puso el tema sobre la mesa como línea roja para la negociación de un posible Gobierno alternativo al PNV con PSE y EE. Entonces, el PNV realizó una oferta a la baja al PSE para no perder Ajuria Enea frustrando la posibilidad de obtener la transferencia que, según reconocen ahora, tiene gran capacidad para incidir en la calidad de vida de la ciudadanía.

Ese pacto con el PSE inició la época del “Espíritu del Arriaga”, de la reivindicación de la transversalidad, del nacionalismo amable con España hasta llegar al momento actual en el que las dos almas del PNV parecen haberse fundido para permanecer solo aquella que quiere seducir a España.

Eusko Alkartasuna también apuesta por utilizar los instrumentos que tenemos para profundizar en el Estado de Bienestar y la justicia social. Lo lógico es partir del Estatuto y las estructuras institucionales de la CAV para construir la Euskal Herria soberana. Pero el PNV debería explicar qué le hace pensar que el Estado aceptará ahora completar, o incluso simplemente profundizar, en el Estatuto de Gernika ahora cuando no lo ha hecho en tres décadas.

O el PNV ha negociado este tema al hilo de la formación de Gobierno y no lo ha dicho o sigue haciendo propuestas basadas en la bilateralidad y que, por lo tanto, el Estado puede vetar por la vía de los hechos. Propuestas destinadas a marcar la agenda informativa y la precampaña, pero que quedan en papel mojado. Esperamos aclaraciones.

Analizar el contenido del documento desde el punto de vista socio económico y la justicia social daría para mucho, así que lo dejamos para otra ocasión pero como partido socialdemócrata, somos no podemos compartir una propuesta que apuesta por un modelo público-privado en la línea que sigue el modelo neoliberal de, por ejemplo, el Reino Unido. Nuestro modelo se acerca mas al ejemplo nórdico de Estado de Bienestar, el más garantista que existe y es público.