En este primero de mayo queremos reivindicar la dignidad. La nobleza de los resultados obtenidos gracias a la lucha obrera. Ya que ante las proposiciones indecentes, las condiciones insultantes y las relaciones unidireccionales de los gobiernos y la patronal, los y las trabajadoras han salido armadas de dignidad a la calle, desde todas las esquinas de Euskal Herria. Y en las calles han encontrado la solidaridad de una sociedad que vive en condiciones de desigualdad tremendas. La lucha obrera ha dignificado otra vez a este Pueblo, empujándolo a la calle para reivindicar sus derechos.

No es fácil, y los gobiernos no nos pondrán ninguna alfombra roja. Si fuera poco el triunvirato del Parlamento de Gasteiz entre PNV, PSE y PP, ahora se nos suma el entente Madrileño entre PNV, PP, C’s y UPN. ¿Y qué saldrá de ese cocido madrileño? Más recortes en el área social y pública, y millonadas para un Tren de Alta Velocidad que aún no sabemos quién/cómo/cuándo/dónde/para qué… Eso sí, 9 euros al mes para cada pensionista para, como hacia Franco los 18 de julio, mantenernos callados y contentas para la foto. La foto de la recuperación económica, en la que maquillan los datos de las personas desempleadas, y esconden los salarios paupérrimos -895 euros es el sueldo medio de los y las menores de 25 años- y los contratos basura de quienes tienen la “suerte” de entrar en el mercado laboral.

No podemos olvidar las 53 vidas que se cobró la siniestralidad laboral el año pasado, y los 17 que llevamos estos primeros cuatro meses de 2018. Los accidentes pueden prevenirse, si existe interés, y se ponen medios para ello, claro está. La seguridad laboral no es un gasto, es una inversión, aunque alguien no lo tenga tan claro todavía.

Euskal Herria ha tomado las calles; pensionistas, mujeres, profesores, auxiliares de escuelas, trabajadoras de las residencias… de la Sakana, de Ezkerraldea, de Goierri, de Iparralde… Hemos demostrado que nos hemos empoderado, y que se nos debe un respeto como ciudadanas y ciudadanos que somos. Y a la vez que exigimos ese respeto para cada quien, debemos también empoderarnos como pueblo, y exigir lo que es nuestro: las competencias que Madrid tiene secuestradas y el PNV mercadea con ellas. Exigimos un marco de relaciones laborales propio, exigimos las 37 competencias que se nos deben (y que la Moncloa retiene incumpliendo su propia Constitución), en concreto la de seguridad social o las pensiones. Queremos decidir aquí y queremos decidir nosotras y nosotros la sociedad en la que queremos vivir. Y en ello tenemos que poner todas nuestras fuerzas.
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