Eusko Alkartasuna de Gipuzkoa considera que el discurso del diputado general del herrialde, Markel Olano, en el Pleno de Política General de las Juntas Generales de Gipuzkoa fue excesivamente triunfalista y alejado de la realidad social de la ciudadanía. Además, considera que el Pleno sirvió para constatar que PNV y PSE no comparten visión de país, algo que también ha quedado de manifiesto en la Ponencia de Autogobierno del Parlamento Vasco y tiende la mano a los jeltzales para construir Gipuzkoa y Euskal Herria partiendo desde una misma idea de base.
Eusko Alkartasuna reconoce que los datos macroeconómicos confirman una cierta recuperación en Gipuzkoa, pero considera que el diputado general debería ser consciente de que esto no repercute en la ciudadanía, condenada a vivir en la situación de precariedad generada por la crisis económico-financiera. La tasa de paro en nuestro herrialde es del 9,44 % y la de precariedad, infinitamente más alta. ¿En qué familia no hay una joven con una excelente preparación académica y abocada a un trabajo precario con un sueldo de miseria? ¿En cuántas familias hay un parado de larga duración de más de 45 años y sin esperanza de reintegrarse a la vida laboral en condiciones dignas? ¿Qué expectativas podemos ofrecer a aquellas personas que han venido desde otras partes del mundo a desarrollar su vida en Gipuzkoa? Es a las necesidades de esas personas a las que el Estado de Bienestar debe dar respuesta y el martes el diputado general dio la espalda a los problemas reales a los que se enfrenta la ciudadanía de Gipuzkoa todos los días.
Además, Markel Olano realizó un balance sobresaliente de la gestión en materia económica y tenemos casos como los de la regeneración de la Bahía de Pasaia. Una asignatura pendiente en la que la Diputación no ha dado la talla.
Es decir, al diputado general le sobró triunfalismo y le faltó conectar con la realidad social, tal vez menos negra que hace unos años, afortunadamente, pero igualmente difícil para un porcentaje importante de la población. Porque otro tanto se puede decir de su balance en materia de políticas sociales, que no concuerda con las condiciones que han llevado a las trabajadoras de las residencias y las de ayuda a domicilio a la huelga; o en cuanto a cambio climático, con las carencias que hay en el herrialde en reciclaje y reutilización. También echamos en falta un planteamiento de solución para la carestía de la vivienda que fuerza a los residentes en determinadas poblaciones, que sufren una excesiva turistificación, a trasladarse a otros municipios del interior.
Debemos reconocer que tampoco nos gusta el conformismo que rezuma el hecho de comparar los datos estadísticos de Gipuzkoa con los de otras zonas del Estado. Por supuesto, es la forma de que los datos cuadren con la bonita estampa de recuperación que nos ofrece, pero demuestra falta de ambición. Es con el modelo socialdemócrata de los países del norte de Europa con quienes debemos compararnos, observar qué nos falta para llegar a esas tasas de bienestar y poner los medios para lograr el objetivo.
Y, también desde el punto de vista socialdemócrata, debemos subrayar que también queda pendiente una reforma del sistema fiscal que haga frente al fraude y genere los recursos necesarios para alimentar al Estado de Bienestar.
No creemos que se pueda hacer un discurso solo en negativo de la realidad de Gipuzkoa, porque también es necesario resaltar los aspectos positivos y, sobre todo, las potencialidades del herrialde y su gente, que son muchas. Sin embargo, nos parece que el discurso de Olano fue más un acto electoral de su partido que un intento de realizar la fotografía de la situación y necesidades reales de Gipuzkoa.
Cumplió hasta con el tópico de que dice que el PNV solo saca el discurso abertzale en Aberri Eguna, Alderdi Eguna y un par de actos electorales. El diputado general se posicionó con el “alma” más abertzale –o menos autonomista- de su partido y reivindicó el derecho a decidir. Y, además, señal inequívoca de la cercanía de las elecciones, trató de equiparar a EH Bildu, la coalición de la que formamos parte, con la Izquierda Abertzale tradicional, dando a entender que carecemos de propuestas en política industrial, con la ya vieja cantinela que nos achaca carencias inventadas en Sabin Etxea.
Sin embargo, como desgraciadamente sucede en demasiadas ocasiones con los jeltzales, los hechos desmienten a los dichos, y Olano afirma tener una visión de país completamente diferente a la de los dos partidos con los que gobierna, PSE y PP. Eso es muy difícil de explicar a la ciudadanía fuera de dos o tres proclamas más o menos mitineras.
La mejora de la calidad de vida de la ciudadanía de Gipuzkoa y el avance en los mayores retos que tenemos como sociedad y como país requieren una lectura más certera de la situación. Y para ello es necesario valentía para tomar las manos tendidas de quienes comparten visión de país y voluntad de remar conjuntamente, en lugar de aceptar la estabilidad de aquellos con quienes no se puede realizar un diagnóstico de lo que necesita Gipuzkoa y Euskal Herria.