La comparecencia de la representación del Consejo Vasco de la Juventud en el Parlamento Vasco esta semana ha dejado jugosos titulares y debates en los medios de comunicación, aunque no siempre se consigue ir al fondo del problema. Y no se puede negar que es un problema importante, porque no estamos hablando de la juventud, o no solo, sino del futuro del país.
La juventud vasca está sufriendo de manera especialmente grave las consecuencias de la crisis y el modelo neo-liberal y esto afecta al conjunto de la sociedad, hipotecando su desarrollo y su futuro. Por eso, tenemos que ser capaces de ofrecer una solución integral. La política de juventud es una materia pendiente en demasiadas instituciones y sobre todo en el Gobierno vasco, que se han limitado a hacer una pequeña oferta de ocio.
Debemos superar el sistema neoliberal y patriarcal con recetas avanzadas y transformadoras para mejorar la calidad de vida de la sociedad, en el caso de la juventud es una necesidad urgente para poner las bases para que puedan desarrollar un proyecto de vida independiente y en Euskal Herria, si así lo desean. La necesidad de crear un modelo socioeconómico en el que la persona sea el centro es fundamental al hablar de la sociedad en general pero mas aun al hablar de la juventud, del futuro de la sociedad.
Eso solo se podrá hacer mediante el reparto de la riqueza, los recursos y el trabajo, por eso las políticas de juventud deben ser integrales y transversales, y llegar a todos los ámbitos, iniciativas y programas, desde la educación a las políticas industriales, vivienda, i+D+I, empleo, igualdad, sector público…
El dato más repetido tras la comparecencia de la representación del EGK fue el de que hay muchos menos jóvenes en la CAV que hace unos años. Evidentemente, eso no se debe solo a la cantidad de personas jóvenes que se han ido de Euskal Herria en busca de un futuro mejor, sino también de que las generaciones del baby boom ya han dejado atrás la juventud. Es decir, es una muestra mas de la preocupante pirámide poblacional invertida, muy estrecha en la base –juventud- y muy ancha en la parte superior –tercera edad.

Casi coincidiendo con la publicación de esos datos, insistía Urkullu en pedir a los y las jóvenes que salgan al exterior a “formarse” aclarando, eso sí, que lo hagan teniendo en cuenta que luego tienen que volver. Es fácil entrar a valorar lo difícil que es lo que propone el lehendakari: tanto tomar la decisión de dejar todo el entorno atrás para ir a lo que, siendo una oportunidad, no deja de ser una incógnita; como volver, una vez que has encontrado un proyecto laboral interesante, otro entorno social, tal vez pareja, y de nuevo con la incógnita de qué encontrarás a la vuelta … Pero sería mas lógico preguntar porqué en lugar de pedir semejante esfuerzo a la juventud, no propone medidas para que la mayor riqueza de una sociedad no tenga que emigrar o, como mal menor, para que quienes se han ido, se planteen volver: políticas de emancipación, vivienda y empleo digno, servicios de cuidado de niños y niñas gratuitos, medidas para la conciliación de la vida personal y laboral,…
El Gobierno vasco insiste en que lo responsable es ir al menos una temporada al extranjero pero no dice qué va a hacer para cambiar las condiciones que fuerzan a emigrar y que no son precisamente atractivas para volver.
Algunos datos ofrecidos por el EGK: 1 de cada 3 jóvenes está en el paro; las mujeres cobran de media un 25% menos que los hombres, que justo superan el mileurismo; y un 60% de los y las jóvenes no tienen ninguna entrada de dinero. Pero, además, la precariedad laboral es una lacra entre quienes sí tienen trabajo, porque la práctica totalidad de los contratos que se hacen a los y las jóvenes son temporales y un cuarto de las personas jóvenes con empleo cobra un sueldo que no le permite llegar a fin de mes.
Está claro que los datos del EGK dibujaron un cuadro que precisa de intervención urgente y seria, mucho mas allá de animar a la juventud a pasar una temporada fuera de Euskal Herria. Lo que no hagamos ahora, pesará en el futuro, porque ¿qué futuro le espera a una sociedad en la que 6 de cada 10 personas que viven en la pobreza son menores de 35 años?