El líder de EA asegura que una reforma del Estatuto vasco ´a la catalana´ «no traería la normalización política» a Euskadi

El presidente de EA, Unai Ziarreta, admite los malos resultados electorales de las fuerzas nacionalistas en la cita del 9-M. A su juicio, en la escala de valores de la ciudadanía cuestiones como el derecho a decidir o la independencia «han perdido peso específico». La modernización del nacionalismo, sostiene, requiere «bajar a pie de calle y concretar el discurso». «Eso no significa que hagamos dejación de nuestras señas de identidad», advierte. -La pérdida de 30.000 votos para un partido como el suyo es una cifra muy significativa. ¿Los considera recuperables o cree que su formación ya ha tocado techo? -Tenemos que recuperarlos y hay factores externos que dan a entender que lo podemos hacer, porque las encuestas previas a la campaña electoral y al atentado de Mondragón marcaban una tendencia que apuntaba a que iniciábamos un camino de recuperación frente a otros comicios. La pérdida, en cualquier caso, ha sido generalizada, excepto en el PSOE. La polarización ha obtenido sus frutos. -Habla del PSOE, pero en Euskadi el PSE ha crecido de manera importante. -En estas elecciones Patxi López no ha hecho campaña, ni Miguel Buen, ni Eduardo Madina, ni Ramón Jáuregui. El que la ha hecho ha sido Rodríguez Zapatero y la gente ha votado a Zapatero. -Pero una ventaja del PSE de 120.000 votos respecto al PNV es lo suficientemente importante como para preocupar en las autonómicas si no se toman medidas. -Se está produciendo un trasvase de votos hacia posiciones socialistas. Los partidos nacionalistas tenemos que incidir en la forma en que trasladamos nuestros mensajes a la sociedad. -¿Eso en qué se traduce? -La cuestión nacional la tenemos muy clara, por lo que tenemos que incidir en los derechos sociales. Tenemos que explicar el por qué de las cosas, para qué queremos más autogobierno: para complementar las pensiones, como ya hacemos, para dotar a las familias de más ayudas de las que perciben en el Estado español, etcétera. Tampoco hemos sido capaces de transmitir los logros de la gestión, al tiempo que debemos recomponer la brecha que se ha abierto en los últimos años con los sindicatos. -El castigo electoral al tripartito ha sido evidente. ¿Cree que la apuesta por la ´hoja de ruta´ del lehendakari le ha pasado factura? -Hay un intento por parte de determinados sectores, incluso del nacionalismo, de achacar a la ´hoja de ruta´ del Gobierno vasco la pérdida electoral del PNV. Si trasladas esto a Cataluña, donde no hay planteamientos de este tipo, ERC ha caído de forma significativa, y también CiU. Puede haber sectores dentro del nacionalismo que intenten endosar los malos resultados electorales a la ´hoja de ruta´ de Ibarretxe y eso nos parece inaceptable. -Dentro de su partido, el presidente de Guipúzcoa, Iñaki Galdós, considera que un sector importante del electorado nacionalista no ve prioritaria la consulta. -Es cierto, los tiempos han cambiado y dentro del nacionalismo, también. A nuestra generación le preocupa cómo llegar a fin de mes, el precio de las hipotecas, la Educación, la Sanidad. En la escala de valores cuestiones como el derecho a decidir o la independencia han perdido peso específico. Ahí tiene que venir la reflexión del nacionalismo: nos tenemos que modernizar en el sentido de explicar a la gente que cuestiones como la autodeterminación e incrementar las dosis de autogobierno son directamente proporcionales a un aumento en el bienestar de la ciudadanía. Muchas veces nos hemos quedado más en lo sentimental y en lo conceptual que en lo práctico. La modernización del nacionalismo requiere bajar a pie de calle y concretar el discurso. Eso no significa que hagamos dejación de nuestras señas de identidad. -¿Cree que el líder del PNV, Iñigo Urkullu, se conformaría con una reforma estatutaria a la que la izquierda abertzale se refiere como «un nuevo fraude a los vascos»? -Un acuerdo de revisión estatutaria que no contemple el reconocimiento de nuestro pueblo, así como su derecho a decidir su futuro, no va a traer la normalización política. Probablemente servirá para que el PNV crea que se vuelve a recolocar en el espacio político y a recuperar el protagonismo que ha perdido, pero eso es pan para hoy y hambre para mañana. Fórmulas a la catalana trasladadas aquí están condenadas al fracaso. La normalización política implica que todas las opciones políticas se puedan defender y materializar si tienen el respaldo suficiente. -El presidente del PNV ahora también dice que la consulta podría aplazarse si hay un acuerdo con el PSOE. -Me extraña la laxitud en los criterios del PNV. Si hace un año los tres partidos asumimos un compromiso con la ciudadanía para que la consulta sea en estos términos y en esta fecha, se requiere más seriedad. Si el PNV avala la ´hoja de ruta´ y al lehendakari, tiene que ceñirse a los tiempos y a los modos marcados. Si no se hace la consulta, habilitamos el veto por parte del Estado español. -Urkullu afirma que han pagado el daño que se hicieron a cuenta de la escisión de EA. -No se puede colocar en el tejado ajeno los fracasos de su propia formación. -La izquierda abertzale ha hecho un balance triunfalista de la abstención. ¿Cree que su lectura es real? -No. Si se hubiese visto con fuerzas, hubiese pedido el voto nulo. Fue una manera de disimular su escasa fortaleza, aunque tenga un apoyo importante y sea necesario tenerla en cuenta para buscar un escenario normalizado. -Tras el asesinato de Isaías Carrasco en Mondragón, Iñaki Galdos habló de repensar sus relaciones con la izquierda abertzale. -Es una reflexión que tenemos pendiente. Todos estos años de colaboración se ven truncados al ver que, con el asesinato de Isaías Carrasco, todo vuelve a una situación que dábamos por superada. La violencia es hoy la culpable de que las diferentes familias nacionalistas no nos pongamos de acuerdo para mantener una estrategia común. La violencia y la independencia de este pueblo son incompatibles. Son como el agua y el aceite. Lo mismo que dicen al Gobierno que las ilegalizaciones no son el camino, tienen que decir a ETA que abandone las armas, que la violencia no es el camino. El ejemplo está en Escocia, donde van dando pasos firmes hacia una independencia moderna en Europa. En Escocia avanzan y aquí no, porque allí no hay una organización terrorista como ETA, que asesina, secuestra y extorsiona, ni hay una Batasuna que mira hacia otro lado cuando lo hace. «Na-Bai puede ser el altavoz independentista en Madrid» -¿Les da vértigo la proximidad de las elecciones autonómicas? -Hay que separar unas elecciones generales de unas autonómicas. Seremos capaces de recuperar el terreno perdido. -¿Se imagina un tripartito formado por PSE, EA y EB? -Ahora me parece difícil. Tendrían que pasar muchas cosas. -Ustedes se presentaron como la voz independentista en Madrid. Tras perder su escaño, ¿va a quedar el soberanismo huérfano en la capital de España? -Está la coalición Na-Bai, de la que formamos parte y puede ser el altavoz de una Euskal Herria independentista en Madrid. -¿Nadie más? -ERC. -¿Y el PNV? -Su candidato por Guipúzcoa dijo que no iba a hablar de independencia en Madrid. -¿Qué espera de la nueva legislatura de Zapatero? -Espero que retome la asignatura pendiente de la pacificación y normalización. Por un lado, el diálogo con ETA y, por otro, la mesa de partidos políticos. -Algunos sectores del nacionalismo vasco llaman otra vez al cierre de filas y a la acumulación de fuerzas soberanistas. -La única vez que el Gobierno español nos ha tomado en consideración como pueblo fue en Lizarra. MANU RUEDA

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Fuente: Unai Ziarreta