“La moción es un acto de precampaña dentro de su estrategia política electoral”, afirma Unai Ziarreta, secretario de Política Institucional de EA, en un artículo de opinión que hoy publica el diario ‘Gara’ al hilo de la moción de censura de PNV, PSE y PP contra Juan Carlos Alduntzin. Asegura que esa iniciativa no obedece a criterios medioambientales, ni busca un debate serio acerca de la gestión de residuos, sino desgastar a Bildu, que, en su opinión, no hace más que cumplir la palabra dada. Cree que la recogida selectiva de basuras es un medio, no un fin en sí mismo, y apuesta por un debate de fondo y a fondo que ve difícil ante el horizonte electoral. Concluye resaltando que lo que está en juego es el pulso entre unos partidos que siguen anclados en el pasado para mantener su ámbito de influencia y un nuevo ciclo ligado al bienestar, al reciclaje, también de los viejos esquemas políticos y económicos.

El PNV, el PSE y el PP, otra vez unidos en alianza de intereses, consumarán hoy en las Juntas Generales de Gipuzkoa su moción de censura contra el diputado foral de Medio Ambiente, Juan Carlos Alduntzin, para forzar su sustitución por otro diputado o diputada que no hará nada distinto a lo hecho hasta ahora por Alduntzin; es decir, respetar el compromiso de Bildu con la sociedad de Gipuzkoa y cumplir el programa electoral más votado en mayo de 2011. En definitiva, cumplir la palabra dada. Quizá sea eso lo que sorprende y hasta molesta en las sedes de PNV, PSE y PP.

La sustitución de Alduntzin no cambía nada porque el gobierno foral, con un diputado u otro al frente del área de Medio Ambiente, va a seguir desarrollando el programa de Bildu y va a seguir apostando por el reciclaje de residuos frente a su incineración. El PNV, el PSE y el PP lo saben, pero no les importa. No es ésa su batalla. Su moción no obedece a criterios medioambientales, ni busca un debate serio y sereno acerca de la gestión de los residuos urbanos, ni persigue estudiar qué sistema de recogida permite mejorar los índices de reciclaje en Gipuzkoa, en línea con las directrices emanadas desde la UE.

El interés que mueve a esta UTE de la política nada tiene que ver con la gestión de residuos o la incineradora. Eso es solo su excusa porque comparten la idea equivocada de que atacar a Alduntzin es su mejor baza para desgastar a Bildu ahora que se acercan las elecciones autonómicas y las encuestas le auguran un nuevo éxito. La moción no es más que un acto de precampaña dentro de su estrategia política electoral. Y si hay que cambiar de discurso y decir hoy lo contrario que ayer, se hace, que unas elecciones bien valen una incoherencia. Sólo así es posible entender que el PSE sea hoy el máximo valedor de una incineradora que le parecía inaceptable cuando Elorza era alcalde de Donostia. O que el PNV haya ‘olvidado’ que con Olano como diputado general se comprometió a aceptar la decisión de las mancomunidades sobre la incineradora, fuera la que fuera. O que el PP combata en Gipuzkoa el ‘puerta a puerta’ mientras su Ministerio de Medio Ambiente lo premia en Madrid y lo pone como ejemplo de gestión de residuos urbanos.

Significativamente, el PNV, el PSE y el PP recurren a la basura para hacer su particular precampaña electoral. En Bildu, en cambio, pensamos que política y basura no mezclan bien y por eso preferimos insistir en la necesidad de reciclar tanto viejas formas de hacer política -no tan viejas para algunos, al parecer- como los residuos urbanos. Ya lo dejamos claro en nuestro programa electoral: nuestra apuesta es por el reciclaje, por aprovechar al máximo los residuos y por reducir en origen el porcentaje no reciclable. Y proponemos un sistema de recogida selectiva, con una u otra modalidad, que permite alcanzar esos objetivos marcados por la UE y hace innecesaria la construcción de una gran incineradora contaminante.

Hablar de recogida selectiva es hablar de un medio, de un sistema basado en la separación de los residuos en origen, en casa; no es un fin en sí mismo, el fin es el reciclaje. Un sistema, insisto, de eficacia reconocida en los municipios donde ha sido implantado. Cierto que reciclar las basuras domésticas exige un esfuerzo ciudadano. Como el que ya hacen hoy los vecinos y vecinas de Londres, Bruselas, París o Barcelona, grandes capitales europeas donde la recogida selectiva en sus diversas modalidades es una realidad socialmente asumida. ¿Acaso no somos capaces en Gipuzkoa de lograr lo mismo que nuestros vecinos europeos?

De eso deberían hablar las Juntas Generales, de cuál es el sistema más indicado para Gipuzkoa para garantizar los niveles de reciclaje que reclaman las directrices europeas y el puro sentido común. Sin apriorismos ni compromisos económicos previos que supediten el debate a la construcción de una incineradora. Un debate de fondo y a fondo, sin mociones de censura ni imposición de decisiones a los órganos competentes en la materia, las mancomunidades. Ese es el debate del que huyen los partidos que prefieren el ruido mediático y las mociones de censura para predisponer a la opinión pública en contra de un sistema de recogida de residuos aplaudido allá donde se ha implantado.

Se acercan las elecciones y vuelve el frente anti-Bildu que nunca se había ido del todo. Y lo hace justo cuando -¿casualidad?- también reaparecen las amenazas de ilegalización que creíamos cosa del pasado. No les importa la gestión de los residuos; les molesta que la ilusión del cambio se ha hecho real en Gipuzkoa y en todo Euskal Herria. Les molesta y lo temen, sobre todo un PNV que solo piensa en volver a Ajuria Enea y ve en Bildu una gran roca en su camino.

Solo las próximas elecciones explican esta alianza de intereses, y lo peor es que ni hacen ni dejan hacer mientras el PNV repite como un mantra que solo ellos saben gobernar. Su problema es que ya no engañan a nadie. Si tuvieran alternativa de gobierno, su moción sería contra el diputado general; si fueran los campeones de la gestión, no habríamos conocido el caso de la Hacienda de Irun o los desfases presupuestarios de Bidegi. O las irregularidades en Miñano en Araba, o la muy escasa tributación de Iberdrola en Bizkaia. Por no recordar que el PNV ha sido el socio leal y acrítico que ha validado la letal política socioeconómica de los sucesivos gobiernos españoles.

Más allá de la moción de censura, lo que de verdad está en juego es el cambio de ciclo político, la oportunidad de empezar a construir un futuro distinto y dejar atrás el modelo político y socioeconómico que nos ha traído hasta aquí. Esa es la pugna que hoy van a reflejar las Juntas Generales de Gipuzkoa. A un lado, los partidos que siguen anclados al pasado para preservar su pequeño ámbito de influencia; al otro, Bildu, la apuesta de futuro por un nuevo ciclo ligado al bienestar ciudadano, al reciclaje, también de los viejos esquemas políticos y económicos. Un pulso entre el pasado y el futuro ante el que la sociedad de Gipuzkoa, siempre mirando hacia adelante, ya ha tomado partido.

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Fuente: UNAI ZIARRETA