Begoña Errazti – Presidenta de Eusko Alkartasuna
El próximo mes concluye en el Parlamento de Gasteiz el debate en comisión de la Propuesta de nuevo Estatuto Político para Euskadi presentada por el Gobierno Vasco. Un gobierno que desde la legitimidad democrática y el compromiso con la pluralidad y la situación política ha tomado la iniciativa para abordar la resolución del principal problema actual de Euskal Herria: la pacificación y la normalización política.

Se abre una nueva etapa política trascendental para el futuro de nuestro pueblo. De momento, la ponencia política que se desarrolla en la Cámara Vasca ha conseguido un objetivo aparentemente inalcanzable en los últimos tiempos: ha logrado reunir en torno a una mesa de diálogo a todas las fuerzas políticas del país, para abordar algunos de los conceptos básicos sobre los que se asienta el conflicto político: territorialidad y soberanía, ciudadanía vasca y derecho de decisión, o derecho de autodeterminación. Conceptos, hay que recordar, que antes de las elecciones del 13 de mayo de 2001 estaban ausentes del debate institucional, e incluso del discurso de buena parte de las formaciones políticas vascas. Para otros partidos eran temas tabú.

Con el debate abierto en el Parlamento Vasco se inicia un proceso que desembocará en la superación del actual Estatuto y la creación de un nuevo marco jurídico – político sobre la base del reconocimiento expreso del derecho de la ciudadanía vasca a decidir su futuro, así como del derecho de cada uno de los territorios que conforman Euskal Herria a formar parte de una unidad política común, si así lo decide su ciudadanía libre y democráticamente, y sólo en este caso, también referido a Navarra e Iparralde, respectivamente.

Así expresiones como integración, anexión etc que ciertas formaciones políticas navarras utilizan intencionadamente al aludir a esta propuesta carecen de todo sentido y realidad, y con ellas lo único que pretenden es distorsionar el contenido de una propuesta legítima, que respeta escrupulosamente la capacidad de decisión de la ciudadanía navarra, con mucho más rigor y sentido democrático que aquellos que pretenden suprimir, sin alternativa alguna, la disposición transitoria cuarta de la Constitución española, dejando la voluntad de los navarros y navarras totalmente sometida a la del resto de la ciudadanía del Estado.

Hoy la voluntad de profundización soberanista en el Parlamento de Gasteiz es mayoritaria pero, ¿qué ocurrirá tras las próximas elecciones? Tan importante como la claridad respecto a conceptos como soberanía o territorialidad es garantizar un marco normativo y organizativo solvente para dar respuesta a los problemas más básicos y a las necesidades cotidianas de la ciudadanía.

Porque la construcción nacional no es una cuestión de principios y voluntarismo político, sino un proceso de profundización democrática e integrador, que debe articular instituciones, territorios y personas; en definitiva, un proceso de construcción social, basado en el respeto y la defensa de la pluralidad, y la especial atención a las personas que tienen menos oportunidades en nuestra sociedad, sea cual sea la causa.

Los poderes políticos y mediáticos españoles se afanan en presentar el proyecto de construcción nacional vasco falsamente como una opción ilegítima y excluyente. Así y ante la evidencia de una mayoría abertzale en las instituciones y en la sociedad esgrimen su propio fundamentalismo ideológico como único argumento para negar la decisión a la ciudadanía vasca. ¿Acaso no es el de PP y PSOE un proyecto de construcción nacional de adscripción española, con conceptos claros de soberanía y territorialidad? Nosotros, los abertzales, tenemos la misma legitimidad para defender y llevar a cabo nuestro proyecto político por vías pacíficas y democráticas, siempre que su materialización cuente con el respaldo mayoritario de la sociedad, expresada en referéndum.

Para ello, las fuerzas políticas abertzales debemos hacer un enorme esfuerzo de responsabilidad e inteligencia política en una coyuntura fundamental que, bien aprovechada, permitirá un desarrollo soberanista importante para nuestro pueblo. Desde la perspectiva de una estrategia abertzale no se entendería que Batasuna se autoexcluyera en este proceso decisivo, y contribuyera con su voto a que no prospere la iniciativa del Gobierno Vasco en el Parlamento.

Frente a este proceso político inexorable, la persistencia de la violencia de ETA, absolutamente inaceptable en sí misma y vulneradora de los derechos humanos más fundamentales, se utiliza como ariete en contra de la resolución necesaria del conflicto. Por ambas razones, y por el dolor y sufrimiento que genera en nuestra sociedad la estrategia violenta afirmo que la única noticia verdaderamente revolucionaria que este fin de semana puede darnos Batasuna en relación con la nueva etapa política es la de la apuesta exclusiva de la llamada izquierda abertzale por las vías políticas y pacíficas, unido al anuncio por parte de ETA de su renuncia a unas vías militares que ocasionan tanto daño humano como perjuicio político a la estrategia abertzale.

BEGOÑA ERRAZTI, PRESIDENTA DE EUSKO ALKARTASUNA

Fuente: Begoña Errazti