Artículo de opinión de Fernando Velasco, Presidente de Eusko Alkartasuna en Araba Por fin tenemos presupuestos para Araba y para Gasteiz, y hasta es posible que termine el desgobierno que desde Eusko Alkartasuna hemos venido denunciando hace años. Pero, desgraciadamente, no todo lo que parece bueno lo es. Porque la evolución de los últimos acontecimientos, y el análisis de los últimos movimientos políticos, como presidente en Araba de una opción abertzale y de izquierda, Eusko Alkartasuna, me preocupan.

Siempre que hay un acuerdo hay una confluencia de intereses. Eso no quiere decir que sean los mismos, pero si que han de complementarse, porque si no, está claro que no hay acuerdo. En el caso que nos ocupa tenemos dos fuerzas que se acusan mutuamente de todo lo acusable y que, sin embargo, han llegado a un acuerdo.

No seré yo quien valore a unos y otros. Pero si atiendo a lo que dice el PSOE últimamente, el PP reúne a los representantes de la más rancia derecha española, herederos confesos del aznarismo e inconfesos de otros “ismos” un poco más lejanos. Incapaces de asumir otra realidad que no sea la suya y embarcados sin anclas ni amarras en una loca carrera por descalificar todo aquello en lo que parezca asomar la rosa de los vientos. E insisto que no lo digo yo, sino que lo escucho y lo leo de otros.

Al otro lado del acuerdo tenemos, según dicen una y otra vez los dirigentes y representantes del PP, a un partido a la deriva y sin capacidad de liderazgo, secuestrado por los nacionalistas, a los que quiere pagar su rescate con papeles, blando y dialogante con los terroristas, empeñado en enterrar la constitución y creador de un clima de descomposición de la nación española que puede incluso llegar a hacer comprensibles ciertos “pronunciamientos”. Eso por no hablar de la destrucción de la familia, de la moral o de la educación como dios manda. Esa es la imagen que según manifiesta el PP tiene del PSOE, no la mía, repito una vez más.

El caso es que como Araba debe ser un reino que no es de este mundo, resulta que aquí pactan los presupuestos en las dos instituciones más importantes. Si unos se declaran progresistas, y los otros son manifiestamente conservadores, ¿cuál es entonces la confluencia de sus intereses en nuestro herrialde? Yo creo que la respuesta está clara, que ambos son, sobre todo y por encima de todo, españoles. Y esto no es descalificar sino calificar. Podría ser legítimo si lo admitiesen claramente.

Lo que es realmente preocupante es que estamos ante un pacto hecho en contra de los intereses de muchos alaveses y con el único objetivo de intentar reventar desde dentro los proyectos de construcción de nuestra nación, la vasca. Lo es más porque se presenta como algo que surge desde aquí, cuando una operación de este calado no es que deba contar con el apoyo de las direcciones españolas de estos partidos, sino que muy posiblemente nace de ellas. Lo es más, porque con este pacto no se beneficia a los alaveses, se les ignora y se les utiliza contra ellos mismos y contra sus hermanos vascos. Y para rematar el cúmulo de agravios y despropósitos, se hace todo esto en una legislatura en la que la representación de la ciudadanía gasteiztarra y alavesa está mutilada, está incompleta y está por tanto distorsionada.

Queda claro que como presupuestos no son los nuestros. Pero queda clara también nuestra disposición, desde Eusko Alkartasuna, a estudiarlos, y, en su caso, a mejorarlos en la medida de nuestras posibilidades y con las miras puestas por encima del acuerdo que los ha hecho nacer. Porque a nosotros sí que nos preocupan las necesidades de los municipios y la ciudadanía alavesa.

A nadie se le escapa que, aunque lejano, en el horizonte electoral del año que viene empieza a asomar un sol que está cegando a más de uno. Acuerdos como éste a todos nos preocupan, a algunos por lo que acabo de decir y a otros por no ser los elegidos para hacerlo.

Lo que tenemos claro desde Eusko Alkartasuna de Araba, es que ese sol que asoma en el horizonte, sólo puede iluminar un futuro claro y soleado si la representación de Araba que arroja es real y fiel al sentimiento de sus habitantes.

Eso significa contar con la seguridad de que todas las ideas, todas las sensibilidades y todas las expresiones tengan su voz, su voto y su legítima representación. Eso significa también que hemos de trabajar para que las mayorías institucionales reflejen la realidad de un territorio que se siente alavés, o lo que es lo mismo, vasco. Eso significa que lejos de frentes nacionales, cada sentimiento identitario tenga opciones en las que reflejarse políticamente.

Para que todo esto sea posible sólo hay un camino, la normalización política. Sólo ése. Y eso, como venimos manifestando desde Eusko Alkartasuna, es un paso más allá del horizonte de la pacificación. Porque no olvidemos que, en definitiva, el objetivo que todos debemos perseguir, más allá del fin de la violencia, imprescindible claro está, es el de un escenario políticamente normalizado en el que la ciudadanía pueda simple y llanamente valorar la trayectoria, sintonizar con la ideología y apostar por quien crea que le ofrece mayores garantías.

Es seguro que los alaveses y alavesas encontrarán opciones democristianas, conservadoras, y por qué no, opciones fundadas en el progreso y la socialdemocracia, capaces de gestionar e ilusionar con proyectos de progreso, con utopías realizables, como Eusko Alkartasuna. Pero queremos que sea igualmente seguro que la ciudadanía pueda también encontrar otras opciones, todas las opciones.

Lo fundamental para nosotros es que la representación institucional de los alaveses sea representación política que refleje nuestra pluralidad fielmente, y no una representación teatral, un esperpento tan ajeno a la realidad como capaz de distorsionarla.

Fernando Velasco Galindez
Presidente de Eusko Alkartasuna en Araba.

Fuente: Fernando Velasco