Editorial de Oihua n. 54
El sorteo de las 61 VPO ante un millar de personas ha cerrado la polémica sobre el nuevo sistema de adjudicación propuesto y defendido a capa y espada por EA-Atarrabia. Un sistema pionero en Navarra que ha resultado RAZONABLEMENTE JUSTO E IMPECABLEMENTE LIMPIO y contra el que algunos han demostrado mucho desconocimiento y, en ciertos casos, también bastante hipocresía y mala fe.

Los jóvenes villaveses -hay que decirlo- han tenido un trato de favor por dos razones. Su precario empleo y los sistemas de adjudicación de VPOs aplicados tradicionalmente (que valoran la familia) los han convertido en el colectivo con más problemas para acceder a una vivienda. Por otro lado, nuestro pueblo (con muchos jóvenes y una vivienda escasa y cara) esta “expulsando” a muchos de ellos, acelerando así el envejecimiento de nuestra población. Y eso también nos preocupa.

Atender esta demanda era una necesidad, pero el valorar correctamente la necesidad de vivienda del medio millar de jóvenes solicitantes no es nada fácil dado que su situación económica varía constantemente. Por ello, una vez exigidas las condiciones, se ha optado por un sistema limpio: en un bombo las viviendas, en otro los solicitantes, ante un notario público y con un millar de testigos.

Cierto es que, aparentemente, no se ha podido dar mayores oportunidades a los jóvenes que en el 2001 acreditaron los sueldos más bajos. Pero dos motivos lo explican. En primer lugar, el Ayuntamiento ha querido dar una oportunidad a los jóvenes que ese año no tuvieron los ingresos exigidos por el Gobierno de Navarra para darles subvención (2 millones). Y ese es caso de nada menos que dos de cada tres solicitantes. En segundo lugar, las parejas han elegido la opción que, creían, más les podía beneficiar. Podían concurrir sólo uno de ellos, concurrir los dos juntos o concurrir por separado. Muchos optaron por esto último porque accedían al grupo de renta más baja (donde más viviendas se iban a sortear) y además contaban con el doble de posibilidades. Y así ha resultado que el 80 % de las solicitudes han sido individuales.

Estos planteamientos son legales y hasta legítimos, pero imprevisibles para el Ayuntamiento a la hora de asignar el número de viviendas a cada grupo de renta. Y así al final ha resultado que en el tramo más bajo, al que se habían asignado la mayoría de las VPO, se ha sorteado una vivienda por cada diez solicitantes, mientras que en el más elevado ha habido una vivienda para cada solicitante. Es decir, ha habido más oportunidades donde se había previsto que hubiera menos, pero, no nos engañemos, eso es consecuencia de las decisiones de los solicitantes.

Con todo, no ha habido viviendas para “ricos”. Quien afirma esto no sabe de que habla. Los solicitantes del tramo mas alto son parejas que no han concurrido por separado por no haber podido (caso de los matrimonios) o simplemente por no haber querido. Han sumado sus modestos sueldos y, aun así, obtienen unas rentas que en ningún caso superan los 4,2 millones anuales entre los dos. Y hay que recordar que la ley destina las VPO a rentas inferiores a 5,5 veces el salario mínimo interprofesional. No se trata, pues, de “ricos” y de hecho, de haber concurrido por separado, figurarían como tantos otros en el tramo más bajo.

Más de un centenar de jóvenes de Villava-Atarrabia, además de merecerlo, han tenido suerte y tendrán una vivienda propia. Esperemos que el resto la tenga cuando se urbanicen las zonas de San Andrés y Dominicos. El Ayuntamiento ha conseguido que nada menos que 61 VPO -que la empresa propietaria podía haber destinado a quien quisiera- se hayan distribuido entre los vecinos más jóvenes mediante un proceso limpio en el que TODOS han tenido una oportunidad. Algo que merece resaltarse, porque con un baremo tradicional como el propuesto por Batasuna un 97 % de los solicitantes -el 80 % de solicitudes individuales y el 17 % de parejas sin hijos- no hubieran tenido la más mínima posibilidad de acceder a una de esas viviendas.

Con el baremo defendido por Batasuna no hubiéramos podido acabar con la pescadilla que se come la cola: no hay vivienda porque no eres familia, no eres familia porque no tienes vivienda. Y Villava-Atarrabia seguiría expulsando jóvenes indefinidamente. Que se sepa y que cada cual sostenga su vela, porque desde luego EA-Atarrabia, IU-EB y UPN han sostenido la suya.

Fuente: Eusko Alkartasuna