Begoña Errazti, Presidenta de Eusko Alkartasuna El lehendakari Ibarretxe comparece hoy como imputado ante el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV). Imputado por dialogar con otros dirigentes políticos; imputado por buscar caminos que nos conduzcan a la paz y a la normalización política de nuestro país; imputado, en definitiva, por actuar con responsabilidad en el ejercicio de su cargo y por dar respuesta adecuada a lo que la ciudadanía vasca demanda hoy a la clase política. Éstos, y no otros, son los delitos que los magistrados de la Sala Civil y Penal del TSJPV achacan al lehendakari. La situación, a la vista está, es kafkiana, surrealista: el presidente legítimo de un Gobierno legítimo es encausado por unos jueces por dialogar en búsqueda de la paz.

El procesamiento de Juan José Ibarretxe es inaceptable desde un punto de vista democrático, y sería insostenible en cualquier Estado de Derecho, salvo en el español, donde algunos jueces llevan ya demasiado tiempo empeñados en hacer política desde los juzgados y en criminalizar el concepto mismo del diálogo, en clara connivencia con los sectores más ultras del Partido Popular. Quienes, desde el primer momento, y movidos por intereses particulares, han tratado de sabotear el proceso de paz y de normalización abierto en Euskal Herria han contado con el apoyo entusiasta de parte de la judicatura. Curiosamente, los mismos que reivindican la independencia del Poder Judicial son los que asumen y aplican, con sumisión ciega, las directrices emanadas de los órganos de dirección del PP, amplificadas después por sus voceros mediáticos.

La inmensa mayoría de la sociedad vasca observa con estupor cómo un sector del Poder Judicial se ha convertido en una de las armas más eficaces del PP en contra de las ansias de paz de nuestro pueblo. Con estupor, sí; pero de ninguna manera impasible ante la tremenda injusticia que la Sala Civil y Penal del TSJPV comete al encausar a un lehendakari por primera vez en la historia. Ninguno de nosotros puede permanecer callado mientras la más alta institución política de Euskadi es vejada de tal modo por un sistema judicial que permite desatinos de tamaño calibre.

El necesario respeto a la Ley y a la Justicia no convierte a los ciudadanos y ciudadanas en sordos, ciegos y mudos, en personas sin criterio ni capacidad de discernir lo justo de lo injusto. Al contrario, precisamente porque respetamos la Ley y la Justicia, tenemos la obligación de ser críticos, y de exigir que la Ley sea Ley y la Justicia, Justicia. Y eso es lo que vamos a hacer hoy las mujeres y los hombres de Eusko Alkartasuna, como hicimos el lunes en las calles de Bilbao. Vamos a exigir una Ley y una Justicia que no criminalicen el diálogo, esencia de la democracia, y vamos a mostrar nuestra disconformidad más absoluta con este gravísimo ataque a la primera de nuestras instituciones.

Es el momento de que todos los ciudadanos y ciudadanas vascas reivindiquemos el derecho del lehendakari, y de todos, a hacer política; es el momento de que todos y todas examinemos la salud de la democracia española, y analicemos qué tipo de Estado de Derecho es éste que se basa en un entramado legal que permite la Ley de Partidos y la tropelía de procesar a todo un presidente de gobierno por dialogar y buscar la paz.

El procesamiento del lehendakari, y el de sus interlocutores de Batasuna en la reunión que ha motivado esta causa en el TSJPV, confirma la mala salud de la Justicia española, y nos obliga a los partidos políticos a redoblar, aún más si cabe, nuestros esfuerzos por avanzar hacia un escenario de paz y de normalización política en Euskal Herria. Criminalizar el diálogo, como hace el TSJPV mediante las imputaciones a Ibarretxe, es tanto como atentar contra la esencia misma de la democracia. Tanto como negar la solución a los problemas. El diálogo es, en democracia, la única forma de resolver las discrepancias. Sin diálogo, en definitiva, no hay sociedad. Si nos quitan el diálogo, ¿qué alternativa nos dejan?

Sin embargo, quienes -como en Eusko Alkartasuna- somos radicalmente demócratas, no vamos a permitir que nos nieguen la solución a nuestros problemas. Nuestra apuesta por la paz y la normalización política va mucho más allá de los ataques de ese sector de la judicatura; creemos en el diálogo como mejor y único método para resolver los conflictos y nunca vamos a renunciar a él. Por eso estuvimos el lunes en la manifestación de Bilbao y volveremos a estar hoy junto al lehendakari. Y esperamos que, más pronto que tarde, también los socialistas den un paso al frente y, por encima de las presiones de la extrema derecha, acaben superando sus actuales contradicciones -´se puede hablar con ETA pero no con Batasuna´- y se sumen a este tsunami social que quiere construir el futuro en clave de diálogo y entendimiento, y no de confrontación y aislamiento.

Fuente: Begoña Errazti