El secretario general de EA cree que «hay margen» para que la banda emita su comunicado, pero avisa de que no puede esperar «a febrero o marzo». En una entrevista concedida a Olatz Barriuso para El Correo asegura que, “si ETA no respondiera en el sentido que se le ha pedido en la declaración de Bruselas o en la de Gernika, sería una oportunidad desaprovechada que no entendería nadie”.

A Pello Urizar (Mondragón, 1968) el
primer comunicado de ETA, el del 5 de septiembre, le pilló desprevenido y
disfrutando de un día de asueto. El que se espera para estas fechas
navideñas seguramente no le cogerá por sorpresa porque reconoce
aguardarlo «como agua de mayo». Sabe que EA se juega mucho en el envite
y, convencido de que la apuesta de Batasuna no tiene «vuelta atrás»,
avisa a la banda de que si no recoge el guante que le lanzaron en
Gernika, «percibirá claramente nuestra respuesta».

- ¿El asalto de ETA a una empresa francesa le ha hecho perder fe en el avance del proceso?
-
Me preocupa, no lo voy a negar. No tengo las claves; pero, como
firmantes del acuerdo de Gernika, lo que estamos esperando como agua de
mayo es la respuesta clara a lo que allí y en la declaración de Bruselas
se pidió a ETA. No sabemos si se están aprovisionando para empezar a
funcionar de nuevo o no. Por eso es preocupante.

- ¿Cabe otra interpretación distinta de que falta voluntad para dejarlo?
-
La voluntad clara de lo que vaya a hacer ETA se va a percibir en los
siguientes días. La respuesta a las declaraciones de Bruselas y Gernika
no se puede demorar hasta febrero o marzo. Hay que poner en valor que
haya unos mediadores dispuestos a ayudar. Si ETA no responde en ese
sentido, sería una oportunidad desaprovechada que no entendería nadie.

- ¿En qué situación quedaría EA si el comunicado no llega?
-
EA va a incidir en que se responda. La no respuesta de ETA en un
período corto sería una piedra en el camino. Sabemos que el Estado va a
poner pegas, pero lo que no entenderíamos es que ETA se convirtiera en
un obstáculo al proceso. Y no lo vamos a permitir. Ni nosotros ni
ninguno de los firmantes de Gernika.

- ¿Está empezando a cundir el nerviosismo por la tardanza de ETA?
-
ETA no tiene mucho margen de maniobra y creemos que la respuesta la va a
dar. Habríamos preferido que ya la hubiera dado, pero todavía hay
margen. Los mediadores internacionales hablaron de los primeros días del
año como muy tarde y todavía estamos en plazo. Queremos mantener la
esperanza porque, si no, los firmantes de Gernika tendremos que tomar
una determinación. Nuestra voluntad está clara. Todo aquel que ponga
obstáculos al proceso va a percibir claramente nuestra respuesta.

- ¿Esa respuesta es un desmarque explícito de la izquierda abertzale respecto a ETA?
-
Rufi (Etxeberria) expresó claramente hace unos días la decisión que han
tomado, que nosotros conocemos desde hace tiempo. Hay un compromiso sin
vuelta con un nuevo escenario político donde la violencia sea algo
inexistente. Eso no tiene vuelta atrás para ninguno de los firmantes de
Gernika.

- ¿Achacan la tardanza de ETA a disensiones en su seno?
-
No lo sé. En cualquier organización, desde una militar como esta a una
vecinal, las decisiones casi nunca suelen tomarse por unanimidad. Una
apuesta como la de la izquierda abertzale puede originar fricciones y
resistencias. ¿Hasta qué punto eso puede ser causa de la respuesta
tardía de ETA? No lo sabemos, pero hemos aprendido a asumir que las
velocidades de ETA no son las de los partidos ni las de la sociedad
vasca. Lo único que está claro es la determinación sin vuelta atrás de
los firmantes de Gernika: eso deja a ETA por primera vez en la historia
relegada del liderazgo del movimiento, y tendrá sus consecuencias.

- ¿Y no puede ser que la banda esté intentando enviarles el mensaje de que ellos son los que mandan?
-
Ahora mismo el que marca los tiempos y dirige la situación es la
izquierda abertzale sin lugar a dudas. Tiene la legitimidad que le dan
las bases.
Ilusión creciente

- Según el Euskobarómetro, más de la mitad de los vascos no se
fía de Batasuna. ¿No les falta valentía para alzar la voz contra ETA?

-
El sondeo decía también que hasta hace nada no había ilusión en la
sociedad y ahora sí. Aunque no se percibe de la misma manera que en
Lizarra -seguramente porque entonces veníamos de una realidad de
confrontación y violencia en la calle mucho más activa-, la ciudadanía
está percibiendo con ilusión creciente que entramos en un nuevo ciclo.
El que no vea un movimiento en la izquierda abertzale es que no lo
quiere ver, pero si es demasiado rápido puede dejar a una gran parte
fuera. Y si algo estamos aprendiendo de experiencias similares es que lo
conveniente es que no haya descuelgues significativos. Si eso requiere
un movimiento un poquito más lento, EA está dispuesta a asumir esa
tardanza. Que ciertas cosas se retrasen uno o dos meses, sabiendo que no
van a tener vuelta atrás, es un precio aceptable a pagar.

- ¿Cuando habla de ‘ciertas cosas’ se refiere a un rechazo expreso a ETA por parte de Batasuna ?
-
No sé qué palabra concreta va a aparecer, pero sí que la voluntad es
cumplir la ley de partidos para que jurídicamente no haya ni un
argumento que les prohíba tener una sigla propia. Asumiendo que es una
ley injusta, ellos saben que mientras se mantenga la situación actual
hay unos partidos que sacan tajada y que, invirtiendo la situación en
lugar de estar a la defensiva como hasta ahora, generan un nuevo
escenario político al que PSE y PP le tienen mucho miedo. Están
dispuestos a pagar el precio que haga falta para generar ese nuevo
espacio político.

- ¿El ansia
con el que esperan el comunicado es directamente proporcional a la
necesidad de Batasuna de volver a la legalidad o hay una convicción
ética contra la violencia en ese mundo?

- (Pausa) La apuesta de
la izquierda abertzale va más allá de la necesidad exclusivamente
política de volver a las instituciones. Si hay una convicción ética o
no… seguramente habrá de todo. Pero respondería con otra pregunta:
¿Hasta qué punto estaba convencida éticamente Aralar hace diez años de
que la violencia era reprobable? Está claro que Aralar ha realizado un
viaje y se ha dado cuenta de que ya no solo estratégicamente, sino
también éticamente, la violencia no tiene recorrido. Si eso a Aralar se
le aceptó sin ningún problema y se le dio la bienvenida, deberíamos
estar dispuestos a hacer lo mismo ahora.

- ¿No es lógico pensar que Batasuna se mueve por interés?
-
La izquierda abertzale tiene claro que, para poner en marcha el acuerdo
estratégico con nosotros, hace falta sí o sí ser legales. El objetivo
es mover a este país hacia una realidad soberana. Para eso hace falta
que las instituciones estén en esa clave y participar en ellas. Decir
que lo hacen para volver a los ayuntamientos es una visión simplista e
interesada. Quieren estar en todas las instituciones para ponerlas al
servicio del objetivo final: que Euskal Herria sea una nación
independiente.

- ¿EA contempla la posibilidad de que esto le salga mal?
-
No tenemos una bola de cristal. Si nos quedamos en casa no vamos a
solucionar el problema. Nuestra apuesta es que esta es la definitiva y
por eso nos estamos implicando.

- ¿Y porque se juegan también su propia supervivencia?
-
Nos estamos jugando muchas cosas. Un partido tiene que servir para algo
más que para gestionar aceras y farolas. Como abertzales, tenemos claro
que el tema de la paz es un problema pendiente porque incluso el
desarrollo normal de una apuesta estratégica independentista solo se
puede dar si superamos el estadio actual. La decisión la tomó la
anterior ejecutiva nacional y nosotros pudimos haberla mantenido, como
hicimos, o no. Estamos convencidos de que la decisión era buena y que
necesita tiempo para gestionarla.

- ¿Quién debería verificar el alto el fuego, los mediadores o la Policía?
-
Brian Currin nos trasladó que lo óptimo sería que entre los
verificadores hubiera gente designada por el Gobierno español. Y así se
lo hemos trasladado al PSE y al Ejecutivo vasco. Pero si no, los
mediadores deberían ser gente de suficiente calado para que tengan
credibilidad en los diferentes ámbitos.

- ¿Usted hace sus cálculos para las elecciones municipales y forales de mayo con o sin Batasuna?
-
EA está haciendo su trabajo. Si son legales, siempre hay posibilidad de
llegar a un acuerdo bien ‘pre’ o bien ‘post’ electoral. Estas
elecciones son importantes, pero lo importante de verdad es que se vaya
generando ese movimiento soberanista que irá asentándose elección tras
elección. Si ahora no consiguen ser legalizados habrá que trabajar para
que lo sean a la siguiente. Si se quedan fuera en mayo, eso no truncaría
su apuesta ni les haría dar marcha atrás.

- ¿Habrá coalición Batasuna-EA si son legales?
- No se lo puedo decir ahora, sería aventurar demasiado. Mientras no lo sean, todo es hacer castillos en el aire.

- Y si no, ¿piensa EA ejercer de sigla legal de Batasuna y receptora de sus votos?
-
No. Tenemos claro que el acuerdo estratégico del Euskalduna es un
acuerdo entre diferentes: los dos somos abertzales, pero tenemos
orígenes y tradiciones políticas diferentes y caladeros electorales
diferentes. Lo positivo de esta apuesta es que por primera vez en la
última década hay posibilidades de generar una ilusión en el electorado
abertzale que se estaba perdiendo. Hasta 2009, y teniendo como
lehendakari a un soberanista, cada vez más votos abertzales se estaban
quedando en casa. Según nuestros cálculos, cerca de 150.000. No se
estaba consiguiendo nada en positivo. Nos preocupaba que la gente
estuviera cansada de pulsos que no consiguen nada real. Si hay que echar
un pulso, que sea con resultados.

 

Entrevista en el Correo

 

 

 

Fuente: El Correo