J. Fernando Ibiltzieta Olleta DESDE la ilusión, las expectativas creadas y el pragmatismo, los ciudadanos que de una forma u otra nos sentimos de centro izquierda, progresistas, además de abertzales y vasquistas, hemos apostado por Nafarroa Bai.

La decisión de Eusko Alkartasuna de integrarse, juntamente con otros partidos y grupos sociales independientes, en la coalición Na-Bai, para concurrir en unión a las elecciones parlamentarias y municipales de mayo de 2007, no es producto de la casualidad ni de la utopía, es, sencillamente, un paso necesario, decididamente pragmático, para impulsar el cambio político que desaloje, en Navarra, a la derecha del poder. Es, concretamente, al desalojo de UPN-CDN del Gobierno municipal y de la Alcaldía de Pamplona-Iruña al que me voy a referir.

Los objetivos de NaBai son aplicables, en todo su contenido, a una política municipal que atienda las demandas de los ciudadanos, priorizando las de carácter social y contenido progresista. Para ello tenemos ante nosotros, en los próximos meses, el reto de confeccionar, dentro de la coalición, un programa de gobierno municipal que contemple y aplique los objetivos de NaBai. Un programa municipal que, aglutinando todos los sentimientos y planteamientos que nos separan dentro de los componentes de la coalición, permita trasladar a la ciudadanía, de una forma conjunta y unitaria, a la vez que atractiva, nuestros objetivos y nuestra forma de hacer política municipal, gobernando la ciudad de Pamplona-Iruña desde postulados que hasta ahora no se han aplicado.

Desgraciadamente, y en demasiadas ocasiones, puedo observar que gran parte de la imposición y sectarismo franquista que sufrimos nuestra generación, y que viví en primera persona cuando fui presidente de la sociedad y peña Irrintzi de Iruña, todavía hoy está vigente. Se mantiene en un intento de limitar la libre expresión e imponer una uniformidad marcada a paso rancio-derechón, con una ideología de rasgos fundamentados en la de aquel entonces. Una actitud prepotente y sectaria en lo social (e incluso en lo moral) que no refleja la realidad de la sociedad pamplonesa. Por eso, es posible una Iruña plural, integrada, respetuosa con todas las realidades y orientada hacia el futuro y la modernidad.

Para ello, entiendo, es necesario contemplar el funcionamiento del Ayuntamiento en detalle (desde el primer funcionario o técnico hasta el último) y dedicado a la aplicación de nuestro programa y presupuestos desde una perspectiva cuasi-empresarial. Esta perspectiva de funcionamiento implica que las directrices emanadas desde el equipo de gobierno se apliquen sin fisuras, resquicios, ni modificación alguna, siempre de forma escrupulosa con la legalidad, la transparencia y los principios éticos, para lo cual es necesario una buena gestión que dirija su aplicación y ejecución.

Sabemos y conocemos lo que debemos hacer en el gobierno del Ayuntamiento de la ciudad: aplicar una política municipal y unas formas y sistemas contrarios a lo que hasta ahora se conoce y que ha desarrollado el partido en el poder, con su alcaldesa al frente. En definitiva, basar nuestra acción de gobierno en los siguientes pilares:

* Práctica democrática. Cuyo fin principal sea la defensa de la pluralidad, la libertad, la participación social y la autonomía municipal, al mismo tiempo que propiciar la iniciativa y participación ciudadana directa a través de consultas populares, referendos… impulsando así el ensanchamiento democrático . Establecer convenios de colaboración que fortalezcan la presencia de las fuerzas vivas de la ciudad, movimientos sociales, peñas, sociedades deportivas, recreativas, culturales, asociaciones de inmigrantes, asociaciones feministas, asociaciones de vecinos, etcétera, en la política municipal.

* Servicios públicos. Prioridad para fortalecerlos con el fin de que cubran los mínimos de un sistema de bienestar ciudadano, siempre con el compromiso de garantizarlo desde el Ayuntamiento. Desarrollar una justicia social auténtica que sustituya la caridad y que corrija las desigualdades sufridas por inmigrantes, ancianos y ancianas, mujeres discriminadas, etcétera.

* Educación. Para todos. Con dotaciones presupuestarias que atiendan nuevas infraestructuras, personal y medios, y preferentemente dirigidas a las necesidades de los colegios públicos, haciendo hincapié, a su vez, en la implantación del ciclo educativo de 0 a 3 años.

* Política Lingüística. Poner al día y corregir, en reconocimiento de los derechos lingüísticos de la ciudadanía, los graves y peligrosos retrocesos aplicados, sistemáticamente, por el Gobierno municipal de UPN. Garantizaremos el derecho de todos los pamploneses a expresarse y recibir atención en cualquiera de las dos lenguas del municipio, impulsando el euskera.

* Causas progresistas. Propiciar, desde la acción municipal, la implantación del sistema republicano como forma idónea del Estado; favorecer la separación Iglesia-Estado; impulsar una sociedad crecientemente desmilitarizada para lo cual se reduciría drásticamente el factor militar. Defensa del derecho a la crítica. Defensa de la desobediencia civil.

Todas estas ideas, fuerza de nuestra gestión, serán concretadas en propuestas consecuencia de un ejercicio de debate y consenso en el seno de la coalición. Un debate abierto a la sociedad y que ha de propiciar que la visualización de esa otra Iruña posible avance hacia una configuración definitiva.

Somos conscientes de la enorme responsabilidad que recae sobre nosotros porque, en gran medida, esa Iruña posible que deseamos está también en nuestras manos. Con estos planteamientos, desde Eusko Alkartasuna, a través de la coalición Nafarroa Bai, ofrecemos a los pamploneses la posibilidad de cambiar el Gobierno del Ayuntamiento de Pamplona con la ayuda de los votantes en las próximas elecciones de mayo de 2007. Otra Pamplona/Iruña es posible, progresista, abertzale y de centro izquierda.
Fuente: Fernando Ibilcieta