Sabin Intxaurraga Los resultados de las pasadas elecciones del 25 de mayo, en mi opinión, consolidan la correlación de fuerzas surgida a raíz de las elecciones autonómicas de la CAPV de 2001 y al Gobierno Vasco tripartito que surge de las mismas. Y, al mismo tiempo, dejan patente que la ilegalización de Batasuna impulsada por el PP y el PSOE tenía por objeto fundamental variar el mapa electoral en su provecho y acceder/mantener el poder en las principales instituciones de Hego Euskal Herria, dejando fuera del reparto de escaños a AuB. Obtienen así una correlación de fuerzas más favorable para impedir la constitución de gobiernos alternativos en aquellas instituciones gobernadas por el PP y el PSOE en los últimos cuatro años.

Es decir, al contrario de las tesis mantenidas por los portavoces de la antigua Euskal Herritarrok/Batasuna y AuB durante la campaña electoral, los principales beneficiarios de la ilegalización de Batasuna/AuB no han sido la coalición PNV y EA, sino el PP y el PSOE que gracias a los votos nulos van a presidir el Gobierno de Nafarroa, la Diputación Foral de Araba y ayuntamientos importantes en número de habitantes de Ezkerraldea como Portugalete y Santurtzi y de Guipúzcoa, como Andoain y Pasaia.

Por otro lado, los resultados electorales del pasado 25 de mayo también muestran de una manera clara que, además de las directas víctimas del terrorismo, los principales perjudicados políticos de la vuelta a la actividad armada de ETA son en primer lugar Batasuna, AuB – o como se le quiera denominar a la marca electoral que utilice dicho colectivo-, ya que, aún computando los votos nulos, han bajado a la mitad del voto obtenido el año 1999. En segundo lugar, también son perjudicadas las fuerzas abertzales que “gracias” a la estrategia política de ETA/Batasuna no serán decisivos ni gobernarán en instituciones clave para cualquier proceso en clave de territorialidad y soberanía (por ejemplo, Gobierno de Nafarroa y Diputación Foral de Araba).

Por lo tanto, ya es hora de que ETA admita de una vez y para siempre el tremendo daño que está produciendo el mantenimiento de su estrategia armada, segando la vida de víctimas inocentes como las dos últimas producidas por el atentado terrorista de Sangüesa, generando crispación política que beneficia únicamente al PP, así como odio a lo vasco en España, etc. Está cada vez más claro que la estrategia armada de ETA es una estrategia estéril que no sirve para avanzar en clave nacionalista/soberanista, y que no es más que una tapadera política para quienes no están dispuestos a admitir la capacidad de decisión sobre el futuro que como Pueblo que somos nos corresponde a los vascos.

Las pasadas elecciones del 25 de mayo demuestran también que la acumulación de fuerzas, la unidad de acción entre partidos abertzales, en este caso entre el PNV y EA, está rindiendo frutos, ya que han sido los ganadores en las elecciones a JJGG en los tres territorios de la CAPV, obteniendo un resultado digno también en Nafarroa. Dichos frutos hubieran sido, incluso, superiores si se nos hubiera hecho caso a quienes defendíamos que dicha unidad de acción debería haberse ampliado a otras fuerzas abertzales que, como Aralar, están en contra de cualquier estrategia vulneradora de derechos humanos. Y no me refiero únicamente a Nafarroa donde podríamos disputar la segunda plaza electoral al PSOE, sino también en los demás territorios donde hubiéramos obtenido un mayor peso electoral y un mayor número de junteros, concejales y alcaldes.

Pero los procesos electorales en los regímenes democráticos no tienen por objeto únicamente elegir a los que nos van a gobernar en los próximos años, sino favorecer la transformación de la realidad existente y ello para un abertzale independentista supone trabajar, – respetando, eso sí, las reglas de juego democrático así como las dinámicas y ritmos existentes en cada uno de los marcos actuales (Iparralde, Nafarroa y la CAPV ) -, a favor de un nuevo marco de convivencia política en el que los vascos tengamos reconocido el derecho de autodeterminación, así como un mayor grado de autogobierno y calidad de vida de las personas. La realidad socioeconómica vasca de las últimas décadas demuestra que a mayor autogobierno tenemos una mejor calidad de vida, ahí están los ejemplos de servicios como los de Sanidad, Educación, Vivienda, etc., bastante superiores en calidad y cantidad a los del resto del Estado.

Pero para quienes al mismo tiempo que nos sentimos abertzales e independentistas, nos identificamos con los valores de la izquierda progresista – tales como la igualdad de oportunidades, el acceso universal a bienes esenciales como la vivienda, la educación, la sanidad, la educación, la cultura, etc. – el progreso significa trabajar desde las instituciones, así como desde los distintos grupos en que se articula una sociedad progresista y solidaria como la vasca, en sintonía con las organizaciones sindicales abertzales y ONGs, a favor de una sociedad más cohesionada e igualitaria, aquí en Euskadi y a nivel global, al mismo tiempo que trabajamos en la articulación política del espacio abertzale de izquierdas.

Por lo tanto, me atrevo a animar a los partidos que conformaron el denominado Foro de Baiona, – que tanta ilusión generó en muchos abertzales con motivo de la presentación del documento “ Indarrak uztartzen, zubiak eraikitzen “ el Aberri Eguna del año pasado-, a que sigamos trabajando conjuntamente para dar pasos firmes a favor de la construcción nacional, la soberanía, la normalización y pacificación de Euskal Herria, en clave pacifista y en el que tengan cabida todos los proyectos, todas las ideas y todas las personas. Debemos también continuar la tarea que iniciamos de articular políticamente el espacio abertzale progresista, un espacio, una fuerza social y política, que, en ausencia de violencia, puede ser mayoritaria en nuestro País.

Llevar todo esto a la práctica es complicado porque todos somos herederos de nuestro pasado, más o menos reciente, en el que nos hemos caracterizado no precisamente por compartir estrategias, sino por todo lo contrario. Pero, modestamente, opino que una parte importante de nuestra sociedad nos demanda que nos olvidemos del pasado, – en el que estoy convencido que TODOS habremos cometido errores – y pensemos en clave de futuro.

De cara al futuro más próximo, pienso que los equipos de gobierno que se conformarán en las distintas instituciones deben basarse en programas progresistas para solucionar los problemas de los ciudadanos que viven en nuestro país, tender puentes al diálogo y al entendimiento para solucionar los problemas de convivencia y normalización política y alejarnos de estrategias basadas en la conculcación de derechos humanos, tanto individuales como colectivos, así como de estrategias frentistas que favorecen el mantenimiento del “ statu quo “.

También en términos de próximo futuro deberemos trabajar por la articulación de un nuevo marco de convivencia, tal y como se comprometió el Lehendakari Ibarretxe en nombre de los tres partidos que conforman el Gobierno Vasco a presentarlo en el Parlamento Vasco para el mes de octubre. También debemos prepararnos para las próximas elecciones a las Cortes Generales españolas del 2004, con el fin de ser decisivos en las mismas y propiciar unas relaciones entre el Estado Español y las instituciones vascas basadas en el respeto a las decisiones adoptadas libre y democráticamente por el Pueblo Vasco. Igualmente deberemos unirnos a otras fuerzas políticas nacionalistas/soberanistas y con vocación europeísta, tales como Esquerra Republicana de Catalunya ERC, … para obtener una digna representación de las naciones sin estado en el Parlamento Europeo, con el fin de impulsar la Europa de los Pueblos en una Europa federal.

Creo por lo tanto necesario impulsar la unidad de acción entre abertzales con el fin de obtener la mayor representación política en los cuatro territorios de Hego Euskal Herria. Si así lo hacemos, estoy convencido que nos lo agradecerá el electorado abertzale, apoyándonos como sabe hacerlo cuando las condiciones políticas lo requieren.

Fuente: Sabin Intxaurraga