Juan José Pujana Arza y J. J. Martínez Leunda

La tarde del 23 de octubre de 1979 nos encontrábamos en la calle Marqués del Puerto de Bilbao organizando el acto final de la campaña “Estatutoari bai” en el que iban a participar representantes de los siguientes partidos: Partido Nacionalista Vasco, Euskadiko Ezkerra, Partido Comunista de Euskadi, Partido de los Trabajadores de Euskadi, Partido Carlista, Acción Nacionalista Vasca, Partido Socialista de Euskadi y Euskadiko Sozialistak Elkartze Indarra, representados por sus máximos líderes, junto al presidente del Consejo General Vasco, Carlos Garaikoetxea. En el Pabellón de la Casilla de Bilbao iban a explicar sus razones para reclamar el voto afirmativo al referéndum del Estatuto tras una encarnizada campaña en la que otros vascos solicitaban la abstención, y otros como AP el voto negativo.

En aquellas fechas el debate sobre amnistía, libertad, Estatuto de autonomía, autodeterminación y soberanía era muy intenso e igualmente sobre la forma en la que el Estatuto había contemplado el derecho de Álava, Gipuzkoa y Bizkaia, así como Navarra, a formar parte de la Comunidad Autónoma del País Vasco.

El debate sobre foralidad, derechos históricos del País Vasco, su articulación y el derecho de autodeterminación, aparecía en todos los medios de toda Euskalerria y también fue objeto de intervenciones en el mitin citado.

Sirvan estos apuntes para valorar la evolución del pensamiento y de la conciencia social colectiva y de cómo se han ido acercando concepciones en su día aparentemente opuestas, como la defensa de los derechos históricos y el derecho a la libre determinación de los pueblos, tanto por el abandono de dogmatismos innecesarios como por la asunción de la legislación internacional vigente en la materia.

Pero antes de avanzar en estos apuntes nos gustaría contar una anécdota que tras haberla cotejado hemos considerado conveniente darla a conocer. Estaban en la citada sede, entre otros, insignes personajes, Dña. Dolores Ibarruri, “La Pasionaria”, y D. Manuel de Irujo, quienes habían sido diputados en las Cortes de la República ­él llegó incluso a ser ministro de Justicia en el Gobierno de la República­ y hablaban ambos veteranos políticos sobre vivencias personales y sus debates sobre los derechos de Euskadi. Nosotros escuchábamos atentamente.

Así, por ejemplo, D. Manuel le recordaba a “La Pasionaria” cómo al votarse el Estatuto en las Cortes, ya iniciada la guerra, año 1937, fue ella la primera que se levantó de su escaño gritando: “Gora Euskadi Askatuta”. Igualmente, hablaban de los derechos históricos y del derecho de autodeterminación, y en la confrontación dialéctica, ambos, sin coincidir plenamente, se situaban del mismo lado en ambas cuestiones. Pero no todos coincidían: al salir hacia La Casilla, el representante del Partido Comunista de Euskadi señaló, a algunos periodistas que se encontraban a la salida de la sede de EAJ/PNV citada, que sobre esas materias no les hicieran caso a los dos veteranos, pues “chocheaban”.

Transcurridos unos años y con el conocimiento que nos ofrece lo ocurrido en este periodo, habría que preguntarse si en este país, a raíz de la propuesta del lehendakari en nombre del Gobierno y de los partidos que lo sustentan, hemos avanzado o retrocedido algo, o por el contrario más de la mitad de la sociedad vasca estamos “chocheando”.

Pues bien, el mitin terminó, el Estatuto se aprobó con un 53% de votos afirmativos y un porcentaje de participación del 59,77%, ha pervivido la violencia, podemos afirmar que tenemos un País mejor que el que recibimos el año 1979, y seguimos reivindicando (en uso de nuestros derechos históricos y del Derecho de autodeterminación, contemplados ambos en la legislación vigente) lo que entendemos legítimo y como derecho colectivo de nuestro Pueblo: un nuevo status jurídico político en el Estado español y en la Unión Europea.

Se cumple ahora el 23 aniversario de la aprobación del Estatuto, que entonces se defendió como un medio, una herramienta, nunca como un fin en sí mismo, y siempre sujeto, como cualquier otra ley, al desarrollo del pueblo para el que regula su convivencia.

Y no estaría de más recordar que fueron precisamente destacados socialistas de la época, tanto con motivo de la aprobación del Estatuto de Gernika como en las mismas fechas del Estatut de Sau en Catalunya, quienes afirmaban que era “el punto de partida para caminar hacia una España Federal” (Joan Rebentós, secretario general del PSC-PSOE), “que la obligación era, a partir de aquel momento de llenarlo plenamente de contenido” (Ramón Rubial, ex presidente del Consejo General Vasco, “¿qué navarro puede sentirse ofendido por esta amable invitación estatutaria?” (Víctor Manuel Arbeloa), etc, etc, etc, etc (El Estatuto siempre se presentó como un paso, no como una meta, véanse las hemerotecas y también las fotografías con los socialistas portando junto a los demás pancarta a favor de la Autodeterminación.)

En este contexto conviene señalar que el Estatuto ha sido traicionado, no cumplido, vaciado unilateralmente por el Estado, por sucesivos gobiernos centrales, tanto del PSOE como del PP.

Dicho lo anterior, especial importancia tiene también recordar que a los pocos días de la aprobación del Estatuto, en concreto el día 29 de octubre, se produjo un terrible atentado en la localidad de Urretxu, que costó la vida a un afiliado de la UGT, Germán González, de Zumaia, donde coincidimos también muchos en señal y como muestra de desaprobación de dicho atentado.

Durante aquellos días se condenó por parte de diversas fuerzas políticas y sindicales el atentado y ETA Militar y ETA Político Militar publicaron sendos comunicados en los que “denunciaban la manipulación informativa y política de la muerte de Germán González, dando a conocer que sus organizaciones no tenían vínculos organizativos con los Comandos Autónomos que se atribuyeron y reivindicaron la autoría del atentado”.

A nuestro juicio no era esto lo destacable, sino el comunicado del lunes 29 de octubre de 1979 del Comité Permanente de la Mesa Nacional de Herri Batasuna, en el que se afirma:

“Ante los últimos sucesos acaecidos en Euskadi, y ante sus distintas y calumniosas versiones, la coalición Herri Batasuna tiene la necesidad de manifestar al Pueblo Vasco su abierta desaprobación de la muerte ocurrida en Urretxu de un afiliado al PSOE, reivindicada por los autodenominados Comandos Autónomos, considerándola como un grave error político, que en vez de servir al logro de soluciones políticas avanzadas para Euskadi…”. (Reflexiones como ésta, ¿sólo son válidas cuando la autoría no es de ETA?)

A la vista de lo anterior, cabe preguntarse si tras lo ocurrido en los últimos años ­las propuestas en clave de intervención política realizadas por Batasuna, y especialmente lo que viene sucediendo desde julio del presente año hasta el día de hoy, incluidos dictamen del Parlamento vasco y propuesta del lehendakari en nombre del Gobierno y los partidos que lo sustentan­, no les merece ninguna nueva reflexión, esta vez para con ETA, para evitar más años de sufrimiento.

Consideramos que ha llegado la hora de avanzar definitivamente por cauces pacíficos y democráticos que no deslegitimen ni una sola de las aspiraciones de este Pueblo y que contribuyamos a configurar un escenario que permita avanzar hacia la paz asentada en la justicia.

Fuente: Juan José Pujana