Pocos dudan de que la próxima legislatura el Estado español abordará un cambio que afectará a su estructura institucional. De ahí la importancia de los resultados de las próximas elecciones generales del día 20 de diciembre.
Actualmente, ya nadie apuesta por negar el cambio, por lo tanto el problema no es tanto el inmovilismo como el calado, la trascendencia y el sentido de los cambios que se proponen. De hecho, es difícil confiar en que los cambios que propongan los partidos estatales vayan en la línea del respeto al derecho a decidir, como demanda la ciudadanía vasca.
Al contrario, hemos oído decir que una posible modificación de la Constitución traería la supresión de la transitoria cuarta –que recoge el derecho de la ciudadanía de Nafarroa a decidir si unirse o no al resto de herrialdes de Hegoalde- y cambios en el Concierto y Convenio económicos, además de en la forma de calcular el Cupo.
El PSOE insiste en hablar de esa fórmula de laboratorio para hacer frente al nacionalismo vasco y al catalán que es el federalismo. Pero dado el carácter centralista de sus líderes nos tememos que quedaría en una especie de café para todos 2.0.
Algo más de esperanza habíamos depositado en Podemos, pero entre su proceso de cambio para llegar a la centralidad alejándose de la izquierda, el centralismo interno con el que trabaja, su actuación en el proceso catalán y lo que sus expectativas de voto se han desinflado, nos tememos que todo quedará en agua de borrajas.
En este proceso es importante que EH Bildu tenga una representación fuerte en el Congreso y el Senado durante los próximos cuatro años. Es importante porque EH Bildu, junto con los compañeros catalanes, serán los únicos representantes del independentismo sin ambages. Nada de recoger las migajas que nos dé el Estado y gestionarlas: ejercicio del derecho de autodeterminación e independencia, en base a la libre voluntad de la ciudadanía.
El derecho del pueblo vasco a defender su futuro será sin duda el eje de la actuación de EH Bildu en el Congreso. Desde Eusko Alkartasuna hemos dicho siempre que a Madrid hay que ir a decir que nos queremos ir. Y así será en esta legislatura también. En un momento en el que no habrá mayorías absolutas y quien quiera no solo gobernar sino también sacar proyectos adelante necesitará apoyos, la importancia de un bloque importante de vascos y catalanes independentistas no es algo a despreciar.
Y junto con la soberanía, la justicia social, porque en los últimos cuatro años las decisiones del Gobierno español han supuesto un significativo recorte de derechos laborales y sociales que será preciso revertir. Y estamos dispuestos a arrimar el hombro para ello.
En definitiva, una presencia fuerte del independentismo vasco –que podrá aliarse con el catalán- será importante en una legislatura en la que todas las fuerzas anuncian cambios pero les conocemos lo suficiente para saber que serán puro maquillaje.
Esas son nuestras prioridades, que no se nos olvide, porque se dice que las próximas elecciones serán las de la muerte del bipartidismo en el Estado, pero eso es algo que nunca ha ido con Euskal Herria: aquí no existe el bipartidismo español.
En resumen, para Eusko Alkartasuna, nuestro objetivo para la próxima legislatura es que Euskal Herria tenga voz como pueblo en el Congreso y en el Senado españoles. Y para que la voz de nuestro pueblo se oiga alta y fuerte apostamos por la vía que hemos impulsado siempre: la acumulación de fuerzas. En ese sentido, la lista unitaria de las fuerzas del cambio de Nafarroa para el Senado nos enseña la vía. Trabajaremos para que en los debates de los temas que afectan a Euskal Herria como país, ese esfuerzo en común se haga extensivo al Congreso.