Para Villa, la solución pasa por la Ley de Armonización Fiscal Desde que anunciara su oposición al proyecto de reforma del Impuesto de Sociedades, Eusko Alkartasuna ha estado en el ojo del huracán, recibiendo acusaciones de deslealtad y de utilizar un asunto tan delicado como el Impuesto de Sociedades -que grava los beneficios de las empresas- con fines electorales. «En este asunto la culpa de EA es mínima. En todo caso será de quien no ha buscado los apoyos necesarios para sacar la norma adelante», se defiende Joaquín Villa, diputado para la Innovación (EA), en referencia al PNV. Ante la retirada del proyecto en Gipuzkoa, Villa aboga por recurrir cuanto antes al Parlamento Vasco y a la Ley de Armonización Fiscal, que establecería el mismo tipo impositivo en los tres territorios.

- La reforma del Impuesto de Sociedades en Gipuzkoa se ha convertido en un culebrón. ¿Su no aprobación es una catástrofe?

- Sí, se ha convertido en un culebrón que no tiene ningún sentido. Lo que mal empieza mal acaba. Muchas veces, en política, pequeñas cosas hacen que los objetivos no se consigan. Y como en todo, hace falta mano izquierda, intentar aglutinar y consensuar los temas. Yo creo que en algunos aspectos se ha tenido cierta inexperiencia. Además, ha habido una presión interna en el Órgano de Coordinación Tributaria (OCT).

- ¿A qué se refiere?

- El 27 de diciembre de 2006, a menos de un mes de acordarse la reforma, el diputado general de Vizcaya hablaba aún de un tipo impositivo general del 30%. Yo creo que les ha pillado el toro. Te fastidia porque nosotros queremos hacer políticas pegadas a la tierra y al final el impuesto no sale.

- Eso sin contar con la mala imagen que se da.

- Eso también, lo reconozco. En esta polémica, EA ha intentado cocinar y tejer el acuerdo. De hecho, lo teníamos. Lo que ocurrió es que diez minutos antes de la reunión que PNV y EA íbamos a tener en Bilbao para acordar el impuesto, el PNV suspendió la reunión. Yo no tengo que explicar por qué. Pero yo creo que en Gipuzkoa había buenas voluntades. El diputado general y otras personalidades han dado muestras de buena voluntad, pero elementos ajenos distorsionaron este tema cuando el acuerdo ya estaba hecho.

- Bien, pero qué acuerdo.

- Nuestro modelo tiene menos presión fiscal para las empresas. Al final se está sobrevalorando la importancia del tipo impositivo general. El único elemento gráfico de esta polémica está siendo el tipo, cuando el impuesto y la fiscalidad es mucho más. El Estado, por ejemplo, ha bajado del 35% al 32,5%, pero ha suprimido deducciones. EA propone bajar el impuesto -estamos dispuestos hasta el 30%- pero vamos a aumentar las deducciones en aquellos elementos que creemos inciden en la competitividad de las empresas. Nuestro modelo, además, viene avalado por las últimas resoluciones de la UE y por el propio Plan de Competitividad Empresarial del Gobierno Vasco, que dice que la fiscalidad debe ser un instrumento para la competitividad.

- ¿Qué deducciones proponen?

- Deducir mucho más en la investigación, el desarrollo y en la innovación. Pero nosotros no hablamos sólo de innovación tecnológica, sino de innovación en procesos, productos, organización y marketing. En cambio, el proyecto del Impuesto de Sociedades del PNV habla sólo de innovación tecnológica. También proponíamos deducciones en los ámbitos medioambiental, en seguridad laboral, en tecnologías de la información y en formación. Las enmiendas de EA no sólo aumentaban las deducciones a I+D+i sino que suprimían los límites en cuota. Hay empresas que pueden tener un desarrollo importantísimo en investigación y a las que ahora les dejaríamos el campo abierto porque no hay límite para la deducción. Y con eso, nuestro modelo bajaba la presión fiscal a las empresas y el tipo efectivo era muchísimo menor.

- Parece que el PNV se mostraba dispuesto a aceptar esas enmiendas. ¿Qué ocurrió entonces para que el diputado general, Joxe Joan Gonzalez de Txabarri, retirara el proyecto al dudar del apoyo de EA?

- No sé las razones por las cuales se suspendió aquella reunión entre PNV y EA, donde el proyecto estaba consensuado. Normalmente suelen ser elementos que están al margen del propio texto.

- Tanto Gonzalez de Txabarri como Iñaki Galdos, presidente de EA en Gipuzkoa, se lanzaron piropos sobre su disposición a la negociación y el acuerdo, y hablaron de la intromisión de agentes externos. ¿Se referían a las ejecutivas de ambos partidos?

- No lo sé exactamente. En Gipuzkoa, quizá, se hubiera solucionado, pero había que ver lo que ocurría en los otros dos territorios. Nosotros estábamos dispuestos a bajar el tipo al 30% pero creemos en un modelo que fomenta la competitividad en nuestras empresas. Recuerdo que para las pymes apostábamos también por el 24%. Esas pequeñas empresas son nuestro tejido empresarial.

- ¿Qué le pareció la decisión del diputado general de retirar el proyecto? ¿Cree que tenía margen de maniobra?

- Su retirada me parece una inconveniencia. Habríamos aprobado un proyecto con el tipo del 24% para las pymes, con las deducciones sin límite en el cuota y habernos quedado con una disensión en el tipo impositivo general. El PNV proponía el 28% y nosotros el 30%.

- ¿Y quién debía arreglar esa disensión en el tipo? ¿La Ley de Armonización Fiscal?

- Para eso está. No sé por qué da vértigo. Si en su momento el legislador planteó en la propia normativa, aprobada en el Parlamento, la Ley de Armonización Fiscal fue porque tarde o temprano esto -que un territorio vasco tuviera un tipo impositivo diferente a los otros- iba a ocurrir. Es difícil que los tres territorios estén siempre de acuerdo en las políticas tributarias. En la ley vienen marcados cuáles son los elementos sustantivos del impuesto que tienen que ser armonizados y no hay que tener miedo a la voluntad popular representada en el Parlamento Vasco.

- ¿Esa ley, entonces, armonizaría el tipo?

- Sí, así viene contemplado en el artículo 5 de la propia ley. Se habla de armonizar el ámbito de aplicación, el hecho imponible, el sujeto pasivo, la base imponible, el tipo de gravamen, y el devengo. Son elementos sustantivos del impuesto. Por lo tanto, el camino para la aprobación de la reforma del Impuesto de Sociedades pasa por la armonización fiscal. Y hay que ponerse manos a la obra para darles claridad a nuestras empresas. La parte de culpa de EA es mínima en este tema, que tenía que haber estado aprobado en 2006.

- ¿Qué le parece, entonces, aprobar la reforma por la vía del decreto?

- El decreto no tiene recorrido jurídico ni político. Para mí es una venda. Además, sería sustraer a un Parlamento un tema capital. Retirar el proyecto, insisto, fue una inconveniencia. Había recorrido para un acuerdo de voluntades que se cercenó entre PNV y EA, y teníamos un texto armonizado con los de Álava y Vizcaya en el 99,5%, donde había dos líneas de disensión: el tipo general.

- ¿Y esperar a que se formen las nuevas Juntas Generales para sacar adelante la reforma?

- Siempre queda esa opción. En función del reparto de fuerzas se verá, pero me parece un poco peligroso dejarlo. Yo creo que habría que actuar ya. Y para eso está la Ley de Armonización Fiscal.

Fuente: Eusko Alkartasuna