Tontxu Campos, Diputado de Innovación y Promoción Económica de Bizkaia, EA Internet ha venido para quedarse. No sólo en las empresas vascas si no también en nuestros hogares y en general en todas las parcelas de nuestra vida.

La misma Unión Europea reconoce la importancia de Internet y está, por tanto, impulsando el desarrollo de una sociedad digital. La cumbre europea de Lisboa abogó por convertir a Europa en la economía más competitiva del mundo, basada en un conocimiento intensivo apoyado en las tecnologías de la información y la comunicación, una competitividad que debe traducirse en mayores cotas de cohesión social y de mayor respeto al medio ambiente.

La propia iniciativa eEurope 2005 lanzada por el Consejo y la Comisión Europea sienta las bases para desarrollar la sociedad del conocimiento en Europa como eje del desarrollo económico de la Unión en las próximas décadas.

Se trata, por tanto, de entender que Internet en particular, y las TICs en general, no son un fin en si mismo. Internet es un nuevo instrumento que alberga un tremendo potencial para conseguir empresas más competitivas. Pero esta competitividad debe traducirse en mayor riqueza que, adecuadamente redistribuida, nos permita construir una sociedad más avanzada y lograr el objetivo de que vivamos en un planeta mejor. Un instrumento al servicio de una sociedad moderna y competitiva al mismo tiempo que justa, solidaria y sostenible, tanto a nivel global como a nivel local.

Hemos avanzado mucho en los últimos años gracias a los esfuerzos compartidos de personas, empresas, ONGs e instituciones públicas, pero tenemos aún camino por recorrer para alcanzar el liderazgo a nivel europeo, que debe ser nuestra referencia. Un meta propia como país que no nos puede hacer olvidar la solidaridad con nuestro entorno.

Hay cerca de 1.000 millones de personas usuarias de internet en nuestro planeta. La previsión para 2006 es que seamos 1.200 millones. Nunca en la historia de la humanidad habíamos contado con una herramienta tan potente para la comunicación entre las personas y los pueblos. 350.000 bizkaianos y bizkainas utilizan internet habitualmente y están ligados a esta red mundial de conocimiento, ubicando a Bizkaia y el conjunto de Euskal Herria en la esfera global. Un avance sin pausa que, sin duda, nos hace sentir satisfacción.

Y, sin embargo, los datos constatan que hemos de hacer notables esfuerzos para conseguir que Internet nos ayude a cohesionar nuestro planeta, a hacerlo más igualitario. De los cerca de mil millones de personas con acceso a la red de conocimiento que es internet, tan sólo 10 millones (el 1%) son, p.e., africanos. De acuerdo con el informe sobre la situación del mundo en 2004 del World Watch Institute, aunque los países africanos cuentan con el 15% de la población del planeta, su renta supone tan sólo el 2,6% mundial.

El primer objetivo de la ONU para el Desarrollo del Milenio es reducir para el año 2015 a la mitad el porcentaje de personas del planeta que viven en la pobreza absoluta, con menos de 1 dólar al día. De hecho, desde 1990, más de 200 millones de personas en Asia han dejado de vivir en condiciones de extrema pobreza. En esta misma región mundial se está incrementando notablemente la penetración de Internet y el desarrollo de las TIC.

En nuestro entorno cercano, la encuesta de Eustat sobre sociedad de la información en 2004 nos permite conocer los usos de Internet que realizan los niños y jóvenes de 6 a 14 años. Se trata de unos resultados muy esperanzadores. El 77% de nuestros jóvenes son internautas. Si la clave de nuestro avance en la sociedad del conocimiento en el futuro son nuestros jóvenes, tal vez, tengamos motivos de optimismo.

Nuestro objetivo en la Diputación Foral de Bizkaia es conseguir que nuestras personas y nuestras empresas aprovechen esta oportunidad y sean capaces de liderar este proceso en Europa al amparo del Plan “Euskadi en la Sociedad de la Información”.

Se trata de una tarea de todos y todas. Nos enfrentamos a un reto estratégico como país. Y nuestra respuesta ahora a este reto va a condicionar que seamos capaces de liderar o, por el contrario, nos limitemos a sobrevivir en la nueva sociedad del conocimiento, conocimiento que nos ha de servir para poder construir un mundo más solidario y más sostenible. Es más fácil avanzar por este camino cuando se tienen los objetivos claros.

Fuente: Tontxu Campos