Gorka Knörr apuesta por legitimar el proceso hacia un nuevo marco político con un referéndum inicial aunque no desaparezca a corto plazo la violencia.

Le faltan dos capítulos para terminar de escribir una novela en la que describe el cambio de la época de las certezas absolutas a la de las dudas vitales. Gorka Knörr se mira también ante el espejo de esta mutación no sólo ideológica sino existencial. Observa la recurrente política vasca como un cantautor escéptico que interpreta disciplinado la partitura. Mientras, reflexiona sobre su ascendencia tarraconense y la tradición cívica catalana.

-Carod-Rovira, el secretario general de Esquerra Republicana de Catalunya y usted forman el denominado ´clan tarraconí´. ¿Marca carácter?

-Los dos tenemos raíces en Tarragona y esto marca un cierto talante. Nos conocemos bien. Somos buenos amigos y aliados políticos.

-EA es aliado de ERC y hoy firmará un pacto de coalición electoral con el PNV. ¿Matrimonio de interés el del hotel Carlton?

-Es una apuesta del nacionalismo democrático que aspira a tener un gran resultado y a ilusionar a los ciudadanos con un proyecto atractivo.

-Xabier Arzalluz ha señalado que la fórmula de acuerdo de coalición propuesta por EA era «chapucera». ¿Le ha molestado?

- Creo que debemos mirar para adelante y en el momento en el que llegamos a un acuerdo debemos trabajar todos en la misma dirección, que no es otra que la de conseguir el mejor resultado electoral para lograr el liderazgo institucional. Esa es mi gran preocupación. Cualquier otra está en un lugar muy secundario.

-¿El empeño de EA en garantizarse grupos propios revelaba un especial temor a ser absorbidos?

- Nosotros entendemos que tenemos un proyecto político diferenciado. Otra cosa es que haya quienes repetidamente pretendan subsumir nuestra voz en otras. Pero nunca lo vamos a aceptar.

-¿Tiene la sensación de que el PNV no ha jugado limpio durante la negociación?

-Han sido una sorpresa para nosotros determinadas actitudes y determinados talantes pero yo insisto que una vez cerrado el acuerdo, por mucho que hayan sido trabajosos, hay que ponerse a trabajar con civismo y responsabilidad. Por encima del partido, tenemos un país muy complicado, convulso, con gravísimos problemas de convivencia y de terrorismo y con multitud de problemas sectoriales a los que hay que hacer frente.

-Pero es que ustedes han ofrecido durante la negociación la imagen de un mero reparto de poder, no de civismo y responsabilidad…

-Siempre hemos trabajado en claves de país, pero también es verdad que cada partido aspira legítimamente a que su posición institucional no se vea recortada. No es una visión bastarda de la política. Aspiramos a tener una plataforma desde la que influir en el cambio social. Es el juego democrático.

-La designación de Román Sudupe como candidato en San Sebastián, ¿ha dejado heridas internas en EA?

-Evidentemente todo el mundo sabe en qué situación se produjo esa designación y las desavenencias indudables que produjo en nuestro seno. Pero nosotros trabajamos en una única dirección. Todos y cada uno de los candidatos, desde el primero hasta el último, son candidatos de la coalición.

- La contestación en EA a la coalición -un 25% de la asamblea nacional- plantea algunas incógnitas…

- Nosotros tenemos una visión de la política absolutamente transparente. Es tan clara la pretensión de algunos de fagocitar el nacionalismo progresista que significa EA como también la de quienes defienden determinados matices respecto al proyecto. Y eso hay que verlo con naturalidad.

-¿No hay quizá dos proyectos estratégicos en el seno de EA?

-No, el proyecto de EA es uno. Un proyecto abertzale, socialdemócrata, radicalmente democrático, moderno, que tiene que ser capaz de renovar la política con nuevos talantes abiertos e integradores.

-¿Pero no hay dos proyectos, por ejemplo, entre quienes apuestan al final por una especie de CiU ´a la vasca´ con el PNV y quienes pretenden construir el espacio del centro-izquierda abertzale mirando más hacia Aralar, por ejemplo?

-Hay que diferenciar varias cosas. Yo creo que el proyecto político de EA es aquel que se define a través de las asambleas y de los congresos del partido. Otra cosa es que en un momento político concreto, nosotros hayamos hablado, por ejemplo, con los grupos escindidos de la izquierda abertzale. Eso hay que dejarlo muy claro, hoy por hoy, y algunos en EA hemos puesto mucho énfasis en ello, que era muy importante reafirmar la posición de esos colectivos separados de la estrategia de Batasuna. Creo que eso objetivamente es un capital político positivo para el país.

-No parece fácil que repitan ustedes el éxito de las autonómicas.

-Estoy convencido de que tendremos un grandísimo resultado. Lógicamente hay algunas incertidumbres en torno a todo lo que rodea a la ilegalización de Batasuna. Yo creo que es muchísimo mejor que pueda presentarse libremente porque estoy convencido de que gran parte del electorado le abandonó libremente y esa falta de valentía política de Batasuna para dar el paso definitivo de su alejamiento de estrategias no estrictamente políticas le va a pasar factura.

-Pero la coalición PNV-EA ¿puede terminar por rentabilizar electoralmente una ausencia de la izquierda abertzale de las urnas?

-Veremos, ahora mismo el panorama es de una gran incertidumbre. La estrategia del Gobierno central es, a mi juicio, llegar a unas elecciones sin Batasuna como opción electoral pero en una estrategia que pretende reagrupar a Batasuna frente al nacionalismo democrático.

-¿Pero todo el nacionalismo en su conjunto no está ya bajo la batuta del nacionalismo más radical?

-Eso es propaganda, y los electores dijeron claro que no. Si eso es así, ¿qué hace más de un centenar de gentes de EA y PNV en las listas de los comandos de ETA? Nosotros jamás utilizamos estas cosas pero ya va siendo hora de parar tanta indecencia política.

Expectativas de cambio

-¿En qué medida el 25 de mayo puede alterar la dinámica política?

-Yo creo que desgraciadamente para la política de nuestro país las dinámicas tanto del PP como del PSE no son autónomas, están condicionadas a la política que se hace fuera de Euskadi. Esto tiene múltiples razones, incluso la terrorista. Puede haber una posibilidad remota de que un resultado electoral en el Estado negativo para el PP, genere unas expectativas sociales de cambio de cara al enfoque de la política a realizar en Euskadi de esas fuerzas. Personalmente soy muy pesimista. Siempre he pensado desde que se produjo la mayoría absoluta del PP que sólo podría haber cambios después de unas elecciones generales. Porque el nerviosismo que se está generando en el PP es una buena prueba de ello porque ya no sólo se meten con los nacionalistas vascos; es que en la lista del linchamiento político a nivel de Estado figuran nombres tan extremos como los de Pilar Urbano, Maragall, pasando por Gemma Zabaleta, Odón Elorza, Herrero de Miñón… Todo aquel que tenga algún matiz sobre la política vasca queda estigmatizado.

-A la vez le veo muy escéptico.

-Sí, y eso lo digo a pesar de que estoy convencido de que tenemos que generar tendencias más dialogantes y convivenciales en la política vasca. Hoy por hoy las políticas del PSOE y del PP están absolutamente condicionadas por las direcciones de Madrid.

-¿Unos resultados adversos para PNV-EA en las elecciones municipales podrían forzar al lehendakari Ibarretxe a aparcar su plan?

-No, el tiempo acabará demostrando que no se puede reaccionar ante un plan como el presentado por el Gobierno Vasco y por el lehendakari con ese grado de agresividad. Aquí se juzgan las propuestas según quién las proponga y no sobre su contenido. Este plan para la convivencia se deriva de un trabajo riguroso para la comisión de autogobierno, que duró nueve meses y en la que debo decir que los socialistas estuvieron en muchas ocasiones ausentes y utilizaron bastantes de las sesiones para leer el periódico. Esto no es bueno para nadie. Espero que sigamos trabajando sobre la base del plan, porque es un plan abierto. Y creo que este año va a ser decisivo para que se vayan despejando algunas incógnitas.

-¿Es posible la consulta este año como ha advertido Jaime Mayor?

-Viniendo de Mayor Oreja imagino que será consulta-trampa. Creo que se debe hacer el trabajo de preparar una ley en el Parlamento. Debemos hacer el máximo esfuerzo para llegar a un clima de no violencia. Pero hay que ser claros en este momento. La ofensiva político-judicial del PP no ayuda nada. Independientemente de ello, de que no se pudiera celebrar una consulta refrendataria, nosotros como partido siempre hemos sido partidarios de que se diera una primera consulta indicativa del respaldo de la ciudadanía vasca. Una cosa es el plan, con sus fases, con sus aportaciones políticas y sociales y su trámite parlamentario, y otra cosa sería una consulta inicial. Porque la consulta final está en función de una decisión, como es el del final de la violencia, que no controlamos. Esta primera consulta sería como una especie de reválida que legitimaría el proceso. Sería clarificador que Ibarretxe la convocase este mismo año. Aunque estamos sometidos a dinámicas políticas y político-judiciales perversas que no ayudan en nada al necesario sosiego para plantear estas cosas.

-¿Qué opina de la denuncia de la familia Pagazaurtundua sobre el desamparo que sufrió el último asesinado y el emplazamiento lanzado por su madre a Xabier Arzalluz?

-Respecto a Arzalluz, pero también respecto a todos, y me incluyo el primero, me parece de una indelicadeza total no medir las palabras de una manera exquisita cuando está en juego el dolor de las familias y el sentimiento. Yo jamás he entrado en estos debates aunque desde algunos familiares de algunas víctimas se me han dirigido ataques e insultos gravísimos. Siempre he sido muy tajante en la denuncia del terrorismo y también en ser muy estricto y cuidadoso con las víctimas. Pero con la misma rotundidad hay que decir que me parece de una gran cobardía que haya partidos que estén atacando de una manera absolutamente injusta al nacionalismo vasco.

-¿Por qué dice eso?

-Es indecente que desde ámbitos estrictamente políticos se pretenda responsabilizar al nacionalismo de los crímenes terroristas de ETA y se hagan acusaciones gravísimas, sabiendo que se acusa sobre bases falsas. El último ejemplo lo hemos padecido con motivo del asesinato de Pagazaurtundua, execrable e inaceptable, como todos. Quienes en el Partido Socialista recibieron pruebas documentales de la información incautada al comando Buruntza de ETA, fotocopias en mano, y quedaron comisionados para transmitir esa información, y nos dijeron que así lo habían hecho, ahora callan mientras se nos acusa de connivencia y responsabilidad en el asesinato. Es terrible pero es así. Yo respeto profundamente a las víctimas, a sus familias y a sus allegados, pero no puedo decir lo mismo de aquellos responsables políticos que callan y dejan que se mienta a sabiendas de que lo que se dice no es cierto.

-¿Qué opina de la situación de ´Egunkaria´?

-Fui miembro del consejo editorial de Egunkaria y su cierre me parece una tremenda barbaridad. Quiero tener un recuerdo muy especial para gente como Peio Zubiria o como la familia de Martín Ugalde, que están sufriendo una gran injusticia y una verdadera tortura y hay que decirlo con todas las letras. Nosotros estamos en contra del cierre por razones múltiples, que van desde las bases jurídicas violentadas a la perspectiva del derecho a la libertad de expresión y de información teniendo en cuenta que es el único medio en euskera. Somos radicales en este asunto, como lo hemos sido siempre en la defensa de todos los derechos civiles.

-¿En qué sentido?

-Lo que no se puede hacer es decir que puesto que hay sospecha sobre algunos de los detenidos, no se han de defender sus derechos humanos. Todo sería más fácil si algunas gentes tuvieran la vergüenza de defender con la misma rotundidad los derechos de Egunkaria y los derechos de todas las personas amenazadas en este país, incluidos los periodistas. Esta especie de mediopensionismo en la defensa de los derechos humanos es perverso y lo que me preocupa no sólo es la perversidad intrínseca de Batasuna sino la utilización de esa misma palanca por determinadas fuerzas políticas, incluidas los socialistas. Me parece muy valiente la postura de gentes que dentro del socialismo vasco han sido capaces de entender este principio tan universal y se han opuesto al cierre de Egunkaria.

ALBERTO SURIO/ diariovasco.com

Fuente: Gorka Knörr