Nekane Alzelai

La globalización permite una dinámica de progreso que en sí misma es positiva. Los avances tecnológicos y la investigación contribuyen en el descubrimiento de nuevos fármacos; en la invención de nuevas máquinas y herramientas que permiten crear más riqueza y en mejores condiciones de trabajo, permiten mejorar la calidad de los servicios sociales y a hacer frente a muchas situaciones carenciales; hacen más accesible la información, facilitan la comunicación. Sin embargo, la globalización, tal y como está hoy concebida, tiene el efecto contrario. Los avances tecnológicos son utilizados principalmente para la interconexión de los mercados financieros y para gestar una organización productiva internacional. Los efectos positivos de esta globalización económico-financiera son aprovechados sobre todo por América del Norte, Europa, y quizá el Sudeste Asiático, y en este contexto, el Sur desempeña el papel de proveedor de mano de obra barata y de materias primas baratas. Y no ha habido ningún esfuerzo por globalizar el bienestar social. Esta globalización está teniendo un efecto negativo sobre la cohesión social y ha supuesto un incremento de las diferencias entre los países y entre los ciudadanos de un mismo país. En la última década el número de personas que viven con menos de dos dólares al día ha aumentado en cien millones, al tiempo que la renta mundial total aumentaba a en un promedio de 2,5% anual.

¿Qué ha fallado? Digamos que el reparto de los recursos, las riquezas y las oportunidades no se han llevado a cabo bajo un control social democrático. ¿Cuál es el contenido esta política económica?

- disciplina presupuestaria, equilibrio presupuestario

- cambios en las prioridades del gasto público

- la reforma fiscal encaminada a buscar bases imponibles amplias y tipos marginales moderados

- liberalización financiera

- búsqueda y mantenimiento de tipos de cambio competitivos

- liberalización comercial, supresión de las protecciones arancelarias

- política de apertura respecto a las inversiones extranjeras

- política de privatizaciones

- política desreguladora

- derechos de propiedad firmemente establecidos y garantizados

Y este es recetario que se ha aplicado y se está aplicando en la política económica mundial. Así, el BM y el FMI a cambio de las “ayudas”, préstamos diría, exigen a los países beneficiarios el compromiso para llevar adelante reformas económicas y estructurales basados en los criterios que acabamos de enumerar. Por ejemplo, el BM y FMI exigen al gobierno de Ghana que suba las tarifas de agua de los usuarios y dé en concesión los servicios de agua a corporaciones transnacionales, como requisito para tener acceso a asistencia externa y a préstamos blandos. Actualmente cerca del 35% de la población de Ghana no tiene acceso al agua potable, un 68% de la población no cuenta con servicios de saneamiento, más del 50% de la población gana menos de un dólar día. Y sin embargo el precio del balde de agua cada vez es más cara. A medida que el precio del agua sube y es menos accesible, los ciudadanos deben desplazarse hasta lugares más lejanos y les supone un mayor sacrificio el recoger agua, recurriendo incluso a fuentes de agua peligrosa para la salud. Y ejemplos así podemos mencionar con cada país que solicita ayuda a las instituciones internacionales. Porque da igual la coyuntura del país que solicita la ayuda, el recetario que imponen estas instituciones es el mismo para todos.

Podía haber elegido como ejemplo Argentina, que está todos los días en los medios de comunicación y sería un ejemplo más cercano a todos, pero me interesaba coger como ejemplo un país africano, para dar paso a la siguiente reflexión. Según los datos del propio BM, el promedio de la esperanza de vida en África disminuyó de 50 años en 1987 a 47 en 1999 y los sistemas de atención de la salud se encuentran reducidos a una situación que no pueden ni siquiera contener las enfermedades de siempre, así el paludismo y la tuberculosis siguen matando a la población. Atendiendo a las razones de este informe, la debilidad del sistema sanitario es debido a los conflictos que están ocurriendo en este continente, la mala administración de sus gobiernos y el impacto del SIDA. En mayo de 2001 se celebró la III Conferencia de la ONU de los países menos avanzados. Los 49 países más pobres del mundo, la mayoría Africanos, coincidieron en que la corrupción les condena a no salir de la miseria y que luchar contra la pobreza depende en cierta medida de que sus gobiernos sean transparentes, democráticos y respetuosos con los derechos humanos. Admiten su responsabilidad. Y los países del Norte, ¿cuándo van a admitir su hipocresía? En 1993 se firma el acuerdo para la constitución de la Organización Mundial del Comercio, entre otros aspectos también se fortaleció el derecho de la propiedad intelectual. Así las grandes compañías farmacéuticas del occidente podían impedir que los laboratorios de los países en desarrollo les robaran su propiedad intelectual y fabricaran medicamentos a precios accesibles. No sé esta medida en cuánto habrá incrementado los beneficios de las grandes compañías farmacéuticas, pero seguramente prácticamente en nada, entre otras razones porque muy pocos pueden pagar los medicamentos, y sin embargo se puede constatar que la salud ha salido perdiendo.

Y siguiendo con la OMC, es importante denunciar que las reglas de comercio están siendo un obstáculo para el desarrollo de los países pobres, y no precisamente por culpa del libre comercio, sino paradójicamente por su ausencia en sectores tan sensibles para el Tercer Mundo como la agricultura. Mientras estos países están obligados a abrir sus fronteras y reducir aranceles a cambio de cualquier ayuda exterior y sino son denunciados ante los organismos institucionales por competencia desleal, los países ricos incrementan las subvenciones a sus agricultores, para que puedan exportar su producción precios muy bajos. Esto hace que los países en desarrollo no puedan penetrar en los mercados internacionales y en muchas ocasiones ni en los mercados nacionales propios, ya que el arroz totalmente subvencionado que viene de EEUU es mucho más barato que el producido en el país. Los países ricos consideran el mercado, el comercio como motor del desarrollo y del crecimiento, sin embargo niegan su participación a los países en desarrollo. Esto en absoluto es justo, los países en desarrollo no pueden ser meros espectadores del aumento de la riqueza de los países más ricos.

Estas condiciones de funcionamiento en mercados de escala internacional han dado lugar a una creciente concentración empresarial que en muchas ocasiones no responden a razones económicas y sí a objetivos de conseguir un mayor control sobre el poder, lo que les permite imponer sus propias condiciones. Además están organizados en el Foro Económico Mundial, que se reúnen anualmente en Davos. Esta es una institución privada. Sus miembros son las grandes corporaciones, las llamadas “empresas con crecimiento global”. Con el lema de estar comprometidos a mejorar el mundo, este foro es el impulsor de las negociaciones de las políticas neoliberales y de las iniciativas de comercio. Claro ejemplo de ello es lo ocurrido con el AMI. Este fue un proyecto de acuerdo en el seno de la OCDE que en el último momento no se llegó a firmar. Pero, la iniciativa era acordar un tratado de comercio que autorización a las empresas multinacionales y a los inversores a perseguir directamente ante la justicia a los gobiernos para obtener daños y perjuicios en compensación a cualquier política o acción pública que tuviera como efecto una reducción de sus beneficios. Tratados así son los que se gestan en el Foro Económico y se aprueban por las superestructuras político-económicas como el BM, FMI, OMC, OCDE, ONU… y se ejecutan por los gobiernos de los distintos estados.

Por tanto podemos afirmar que esta globalización neoliberal ha supuesto una pérdida de poder de los Estados-Nación a favor de las grandes multinacionales que actúan como lobees. Así los márgenes de actuación de las políticas macroeconómicas nacionales se hayan estrechado drásticamente, y nos encontramos con una mundialización fuera de control. Esta falta de control somete a la economía y a la política a las normas del mercado, regidas por los principios de la eficacia, rentabilidad, competitividad, capacidad de obtener beneficios a muy corto plazo, individualismo, que no hacen más que incrementar las desigualdades sociales y romper con la cohesión social, que en ocasiones terminan incluso en conflictos armados. Claro ejemplo de esto son Angola y Sierra Leona. Sin embargo, la actitud de los países ricos, lejos de ser la de buscar soluciones, se dedican a armarlos, porque intervienen grandes intereses del negocio de las armas, diamantes, petróleo.

Pero la pobreza y la privación no son un problema únicamente de los países en desarrollo. Los informes sobre Desarrollo Humano nos dicen que entre el 7% y el 17% de la población de los países industrializados es pobre y que los niveles de pobreza nada tienen que ver con el ingreso medio del país. Suecia que ocupa el puesto 13 en cuanto al ingreso medio, sin embargo es el país que menos porcentaje de pobres tiene entre sus ciudadanos, el 7%. Sin embargo Estados Unidos, el país que ocupa el primer puesto en cuanto a la renta media se refiere, tiene un índice de pobreza muy similares a la de los países de América Latina. Y es que lao datos macroeconómicos ignoran un elemento esencial de la economía que es el reparto. Porque lo importante no es cuánto ha crecido el PNB, sino que hay que ver a qué grupos beneficia ese incremento, a qué tipo de coberturas se destina ese incremento. El ejemplo más claro es el del Estado Español: alardea porque su crecimiento económico está un punto por encima de la media europea durante los últimos años y sin embargo más de la mitad de las familias españolas tienen dificultades para llegar a fin de mes. Y para los países desarrollados la receta es la misma, presupuesto equilibrado, reducir gasto social, reducir impuestos, privatizaciones, reducir sueldos… Y pese a los efectos de devastadores de esta política y la crítica, no hay visos de que esto vaya a cambiar. Hoy nadie pone en duda la existencia de la pobreza, incluso el orden del día de las reuniones de Davos incluye la pobreza. Sin embargo las resoluciones aprobados al respecto en estos foros son sistemáticamente incumplidos por los estados que los suscriben. Por ejemplo, ya en 1967 el BM preocupado por los índices de pobreza mundial encargó al economista Pearson, un informe sobre la pobreza. La parte final de este informe recoge una serie de recomendaciones como es la condonación de la deuda externa de los países en desarrollo, y la aportación del 0,7% del PIB de los países industrializados para el desarrollo del Tercer Mundo. A pesar de que estas recomendaciones hayan sido suscritas, hoy 35 años después seguimos con las mismas reivindicaciones.

La aparición de estos organismos supranacionales ha hecho que los Estados hayan perdido parcelas de soberanía y que ya no funcionan como actores de las políticas redistributivas. Y estas instituciones además de dejar en manos del mercado la ejecución de esa redistribución, adolecen de una transparencia en la toma de decisiones. Quienes participan en esos foros (banqueros, ministros de economía y hacienda, representantes de las multinacionales) se representan a sí mismos, lo que hace menos participativo esta mundialización. Además estas decisiones y políticas están fuera de cualquier control, como puede ser el control parlamentario.

Para universalizar los derechos sociales, económicos y culturales es necesario reivindicar la democratización de las instituciones, porque la construcción de un mundo más racional sólo será estable si se hace con la participación de todos los pueblos del mundo, lo que conlleva la participación de todos los ciudadanos.

Fuente: Nekane Alzelai